SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Problema= situación de aprendizaje. Las Leyes del Universo/las Leyes de la Vida

 

Es imposible encontrar a un solo ser humano que no tenga que enfrentar dificultades, por lo que pretender no tenerlas, es un imposible.

La manera de trabajar las dificultades, es mirarlas como oportunidades de aprendizaje. Si lo podemos ver de esta manera, desaparecería lo que llamamos problema. El problema no existe, lo que existe es una situación de aprendizaje.

Cualquier dificultad es algo a reconocer las Leyes que lo rigen y si las reconoces, ya no será problema para ti, por lo tanto la dificultad desaparecerá.

El asunto no es tratar de huir de las dificultades y pensar en un mundo ideal donde nada pasa, sino aprender lo que la vida enseña desde una disposición de amor interna, para no sufrir ante eso, eso se aprende en el estudio de las Leyes de la vida.

Como decían los griegos, el drama es una situación interna del ser humano, no externa. Interna porque en el mundo físico de la materia no suceden dramas, lo que existe son eventos o situaciones.

El interior del hombre que se confronta con esos sucesos, al no poderlos comprender, lucha contra ellos, no los acepta, lo convierte en un drama y lo lleva a tomar actitudes totalmente negativas frente a procesos normales de la vida. De este procedimiento que hacemos en el interior, llegamos a liberarnos al través del conocimiento de las Leyes que rigen el universo y de su aplicación, necesitamos entrenarnos en su aplicación.


Al igual que las Leyes del universo, las Leyes de la vida tampoco pueden estudiarse en libros, ellas están escritas donde Dios/la Fuente/el Absoluto/la Inteligencia.... las escribió y tú las puedes reconocer observando los eventos de tu vida. En todo resultado, es precisamente donde puedes verificar la existencia de la Ley. No resulta nada que no sea permitido por la Ley y los resultados en sí mismos, no son cambiables.

La Ley tiene una característica: es inmutable, es perfecta, no es negociable. Lo que podemos es cambiar nosotros ante la ley, ante la organización del universo. De hecho, ninguna persona puede modificar un resultado, lo que puedes hacer es obtener otro resultado diferente después, pero el resultado no es modificable.

Si no estás satisfecho con un resultado, entonces necesitas saber cómo aprender a obtener otros resultados satisfactorios.

Pero los resultados que ya tienes o has obtenido, no son modificables, solo es aceptarlos y aprender de ellos, no aceptar un resultado es luchar contra la Ley, es luchar contra la vida y eso es lo que genera los dramas.

Las Leyes están escritas en todos los resultados que tú ves y en todos los sucesos. 
Puedes orientarte donde haya un suceso con el cual no te sientas satisfecho y puedes preguntarte:

· ¿qué necesito aprender de él?

· ¿qué me está enseñando?

· ¿qué necesito aceptar?

· ¿cómo hago para generar otro resultado?

· ¿qué hice yo para hacerme correspondiente o generar el resultado que estoy viviendo?

Son las preguntas concretas antes las situaciones de la vida, es decir, esas son las oportunidades.



En las Leyes universales estamos inmersos y su acción es simultánea, actúan constante y simultáneamente todas sobre nosotros porque son las Leyes de la creación y su funcionamiento, y esto, es un proceso constante, permanente y eterno, nosotros estamos inmersos dentro de la Ley; reconocerla y seguirla es liberarnos. Obedecer la Ley es ser totalmente libres.

Cuando nosotros vamos en contra de las Leyes y suponemos equivocadamente por nuestro sistema de creencias, que la libertad consiste en hacer lo que yo quiero y no en obedecer, y puedo suponer equivocadamente que obedecer algo, es no ser libre, estoy cometiendo el mayor de los errores, porque la libertad es precisamente seguir el orden del universo para encontrar satisfacción en él y poder ser feliz.

Si aspiramos a ser felices a través de la libertad, la única libertad válida es aquella que te hace feliz. Si el uso de una libertad te lleva a tener conflicto, rebeldía, choque con los demás o con la vida, esa libertad no te sirve y no es válida, por lo tanto la obediencia al orden del universo siguiendo el flujo del proceso que sigue el mismo universo, será lo que nos dé la posibilidad de ser felices y ser libres, por ello es importante reconocer que estamos inmersos en la Ley y todo está regido por la Ley.

Esto en cuanto a las Leyes universales, lo único que necesitamos hacer es reconocer su existencia y no luchar contra ellas.

En cuanto a las Leyes de la vida, podríamos decir que usamos las Leyes de la vida, y su aplicación también es simultánea.

Aunque las separamos para su estudio, realmente en cada acción de nuestra vida estamos utilizando simultáneamente todas las Leyes, reconociéndolas en cada instante en todo lo que sucede en nuestra vida, y en todo evento, podemos orientarnos sabiendo que no existe la casualidad en nada de lo que sucede en el universo, ni en nuestras vidas.

Si nos quejamos de algunas situaciones, es porque no pudimos comprender lo que ellas me enseñan, y no he podido comprender cómo crear situaciones diferentes más satisfactorias.

No hay razón para quejarse, porque toda situación es un aprendizaje muy valioso, pero si no aprendemos, la situación subsiste, entonces:

¿Qué necesito hacer?

¿Qué necesito cambiar?

Lo único que tenemos que hacer y cambiar es la concepción interna que tenemos de la vida, o sea, el sistema de creencias sustentado en principios de ignorancia.

Modificado esto, los problemas no existen. Ese es el proceso con las Leyes.



Para aprender más sobre este interesante tema, práctico para toda la vida:





lunes, 16 de diciembre de 2024

El diálogo Interno


Es de vital importancia lo que nos decimos a nosotros mismos ante una situación que estamos experimentando. 

El diálogo interior está basado sobre el sistema de creencias, muchas de ellas inconscientes y afecta nuestro mundo emocional más de lo que nos imaginamos, pero también nuestros estados emocionales, creencias, etc., afectan nuestro diálogo interno.

Se ha descubierto que, cuando nuestro diálogo interno es nocivo, llega hasta el punto de “matar neuronas" en ciertos centros cerebrales, como los hipocampos. (Dr. Mario Alonso Puig)

La facultad de Medicina de la Universidad de Harvard ha demostrado que entre el 60% y el 90% de las consultas a médicos generales en occidente, tienen relación con determinadas  emociones aflictivas que se prolongan en el tiempo.

Es muy importante ser conscientes de que es lo que nos decimos ante las situaciones que vivimos, pues de esa interpretación, depende la calidad de nuestras experiencias, y es que según lo que nos digamos movemos estados emocionales que tienen que ver con sustancias químicas en el organismo, no es lo mismo sentirnos furiosos, que sentirnos contentos.

El diálogo interno, puede cambiar nuestro estado anímico en segundos.

«No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede» 
Epícteto

Aprender a  escuchar a esa voz interna, a ser conscientes de ella, nos ayuda a mejorar nuestra automotivación y a regular el mundo emocional, ya que contrario a lo que solemos creer, somos responsables de nuestro mundo emocional, de lo que sentimos.

Gran parte de la vida, solemos culpar al afuera por cómo nos sentimos y nos justificamos, estoy triste porque tal persona no me hizo caso, o estoy furioso pues mi pareja no me escucha, o estoy frustrado porque el país está en crisis… etc. Y es que sin negar la situación exterior, la verdad es que lo que yo interpreto, lo que yo me digo de lo que está ocurriendo, tiene mucho que ver con mi estado, con lo que siento. 
El otro puede actuar a su manera, pero en mi interior yo decido si me afecta o no, y si me afecta, toca revisar que patrones, maneras de funcionar se activan en mí que hacen que la situación me afecte y poder revisar sistema de creencias que ya no me apoyan a crear una vida saludable.

Así, al ir tomando conciencia de que somos responsables de nosotros mismos, nos damos cuenta que:

“Nadie nos puede herir sin nuestro consentimiento”.

Conviene cuando nos decimos algo que nos hace sentir mal, confrontar la creencia, por ej.,  si me sorprendo diciendo que "soy torpe", preguntarme: ¿realmente es así, soy torpe?, ¿es del todo real lo que me digo?, ¿es así en todo momento? O ¿es que me comporté torpemente?, ¿habrá situaciones donde no me comporte torpemente?....entonces la creencia pierde fuerza.

Para poder detectar cómo nos hablamos a nosotros mismos, qué nos decimos, si ese diálogo es tóxico, y aprender a hablarnos de otra manera más saludable:

· Hemos de entrenar la mente a estar presente, aprender a observar sin juicio los pensamientos, adoptando una actitud meditativa, para sorprendernos cuando nos estamos hablando mal.

· Soltar la atención de los pensamientos (dejarlos pasar como si fueran nueves en el cielo) y dirigirla a las sensaciones corporales. 
¿Qué estoy notando en el cuerpo? ¿Qué sensaciones físicas noto: tensión en la mandíbula, en el cuello, puños apretados, hormigueos, calor, opresión en el pecho, nudo en el estómago, etc.?

· Preguntarnos qué estoy sintiendo, ponerle un nombre a la emoción o sentimiento: enojo, rabia, tristeza, angustia, ansiedad…) al ponerle nombre, al etiquetar la emoción, o sentimiento, se activan áreas del cerebro que nos ayudan a ser más resolutivos.

Hay un estudio científico (Universidad de California) que demuestra que cuando nombramos una emoción,  la corteza prefrontal fabrica péptidos que inhiben la amígdala sobre-activada.

Desarrollando la Inteligencia Emocional, podemos equilibrar y armonizar la parte emocional y racional del cerebro.

Al observar cuál es el diálogo interno que nos lleva a sentirnos así, nos daremos cuenta que solemos decirnos cosas como: "todo lo hago mal", "siempre me pasa lo mismo", "no cambio más", "que estúpido soy", etc.

Luego de haber tomado conciencia de lo que me digo, podré ver cómo distorsiono los hechos bajo los efectos de la emoción y de las creencias, se trata de confrontar las creencias, para verificar si son realmente ciertas.

· Y me plantearé cómo puedo aprender a hablarme, o qué decirme a mí mismo ante esa situación, que me haga sentir mejor.

· Haciendo esto, puedo volver a observar mis pensamientos y emociones y notar el cambio.

· Noto qué sensaciones físicas aparecen al cambiar el diálogo interno tóxico por un diálogo más amable y que me hace sentir mejor.

· Y por último miraré que acción tomar, cuál es el primer paso a dar para poder cambiar la situación que no me gusta, pues al tomar acción desaparece la sensación de inmovilidad que nos genera la preocupación por algo.

La dificultad, es que son muchos años de condicionamiento, de repetir maneras de funcionar con patrones instalados en nuestras redes neuronales, que movilizan estados emocionales a los que nos tornamos adictos (como dice Candace Pert). Sin embargo, según las investigaciones de las neurociencias, el cerebro es plástico y podemos cambiar...

Se requiere entrenamiento y paciencia para funcionar de una manera más saludable... aprender a conocer lo que funciona en uno y a sanar lo que está irresuelto, principalmente en los estadios tempranos de la niñez, que es donde grabamos nuestras creencias, nuestra manera de ver el mundo, nuestros primeras heridas, que nos condicionan luego de adultos, hasta tanto las hagamos conscientes y las sanemos, aprendiendo a cubrir sanamente nuestras necesidades y a hacernos cargo de nosotros mismos....





sábado, 14 de diciembre de 2024

La ayuda


Hay algo que todos aprendemos con el tiempo, por la via dura: Nunca intentes ayudar a nadie hasta que esté listo para recibir ayuda.

Mientras no te pidan ayuda, mientras el otro no esté dispuesto a escuchar y soltar viejos patrones, tu intento de ayudar se sentirá como manipulación y control; se verá como un asunto tuyo, como tu necesidad, y no la de esa persona.
Aparecerán las defensas, las posiciones se radicalizarán y tú acabarás sintiéndote frustrado, superior o impotente; y los roles que se reflejarán, el de la “víctima” y el del “salvador”, harán que os sintáis más desconectados que nunca el uno del otro.


¿Cómo podemos ayudar de verdad?

Encuéntrate con la persona allí donde se encuentre. Abandona tu sueño de que se va a poner bien enseguida. Cálmate. Confirma cuál es su experiencia del momento. No intentes imponerle tus propios planes y no des por supuesto lo que “mejor” para ella. Tal vez no sabes que es lo “mejor”.
Tal vez esa persona es más resistente e inteligente, y tiene más recursos y potenciales de los que nunca creíste posibles.

¿Acaso lo que es “mejor” para esa persona justo ahora es no querer (o necesitar) tu ayuda?
Tal vez lo que necesita ahora es sufrir o luchar más. Quizá se está alineando y sanando a su manera, que es única.

Acaso lo que este momento requiere de ti es tu confianza, tu escucha profunda y tu profundo respeto por el lugar donde se encuentra esa persona en su viaje.
Puede que no estés más que intentando ayudarte a ti mismo. 
Tal vez el cambio real no viene de tratar de imponer el cambio a los demás, sino de alinearnos con dónde están justamente ahora y desbloquear toda la inteligencia creativa del momento, respetando su camino único y su misterioso proceso de sanación.

Cuando intentas cambiar a alguien le estás transmitiendo que no está bien como es, que rechazas y desapruebas su experiencia y quieres que sea otra. Incluso puede ser que le estés transmitiendo que no lo amas.

En cambio, cuando dejas de intentar cambiar a la persona y te encuentras con ella tal como es, y te alineas con la vida tal como se presenta, un cambio grande e inesperado es posible, puesto que en este caso eres un verdadero amigo y aliado del universo.

Deja de intentar cambiar a los demás. Permite que cambien, o no, a su propia manera, cuando sea su momento.
Tal vez, cuando más ayudas, es cuando dejas de intentar ayudar.
J. Foster


viernes, 22 de noviembre de 2024

Cuando el dolor se transforma en sufrimiento

 

Aceptar el dolor sin agregarle sufrimiento. Si no lo haces, tu mente te conducirá a vivir el infierno generado por tus deseos contrariados.

Nos apegamos a lo que debería ser en lugar de aceptar lo que es. Los demás deberían…., yo debería…, la vida debería… y hasta dios tendría que actuar como yo creo que deberían.

Exigir o demandar que todo suceda de acuerdo con lo que deseamos o según alguna norma personal resulta una forma rígida y absurda de comportamiento, que solo acarrea sufrimiento.

El deseo se transforma en una imposición irracional que conduce indefectiblemente a la frustración, a la ira o a la depresión, entramados moleculares nefastos de la experiencia del pensar y del sentir: “yo debería tener o ser más exitosa y como no lo soy me siento frustrada, desvalorizada, ignorada…!

¿Cuántos “debería” o “tendría que” están actuando hoy en tu vida?


El dolor es un sentimiento que lastima y cuanto más queremos ignorarlo, más se intensifica, lo que resistes se potencia, pero si aprendes a vivirlo aceptándolo, rindiéndote ante él y descubriendo un sentido a esa experiencia, el dolor se transforma en la gran oportunidad para liberarte de la carga insoportable del sufrimiento.

Somos el dolor y también somos lo que sana ese dolor.

Hay creencias que restringen y creencias que expanden, creencias que nos tornan impotentes y creencias que nos dan el poder de cambiar nuestra vida. Hay creencias que construyen salud y hay otras que la destruyen, entre estas últimas se encuentra una muy arraigada en la mayoría de las personas: la creencia de que el dolor debería desaparecer de nuestra vida. Nos negamos, nos resistimos y al resistirnos, sufrimos más. Pero el dolor y las pérdidas son parte esencial de la vida.

Quien puede experimentar la tristeza con dignidad, sin pelear contra ella (“esto no puede estar pasando”), sin negarla (“aquí no ha pasado nada”, “no tengo que llorar”), sin agregarle sufrimiento (“¿por qué?, ¿qué hice para merecer esto?, ¿en qué me equivoque?”), se dobla pero no se quiebra.

Cuando nos abrimos al dolor con toda nuestra humanidad y nos rendimos ante él, el mismo dolor nos sana, nos eleva al punto de trascenderla, siendo transformados por él. El dolor se convierte así en nuestro gran maestro.


Cuando el cuerpo y el corazón lloran por lo que han perdido, el alma sonríe por lo que ha ganado.


El peor sufrimiento no es el dolor en sí, sino no saber el para qué nos pasa lo que nos pasa.

Todo dolor es portador de un mensaje que hay que saber descifrar, ya que en la plena comprensión de este sentido está la clave para su superación.

En el dolor no hay mente, es dolor. Se caen las máscaras y las corazas, somos dejados solos en el misterio de ser. Estamos frente a frente con la realidad.

Para estar dispuestos a explotar la realidad tenemos que estar preparados para cometer muchos errores, debemos ser capaces de arriesgarnos, podemos perdernos, pero es así como llegamos a un nuevo destino, perdiéndonos muchas veces, aprendemos como nos extraviamos, cometiendo muchos errores, llegamos a saber lo que es un error, nos acercamos más y más a lo que es la realidad.

Se trata de una exploración individual, no puedes partir de las conclusiones de los demás, la realidad es una experiencia, no una creencia. Nunca se encuentra la realidad estudiándola: la realidad hay que confrontarla, hay que encararla.

Así también hay que encarar el dolor. Para sanar el dolor, debemos hundirnos en lo profundo, en la oscuridad de las raíces, donde surge la vida. Nos resistimos a ir hacia abajo, elegimos quedarnos en la superficie, buscar soluciones con la mente caótica, que prefiere podar las ramas marchitas o enfermas y hacerlas desaparecer. “si no se ve, no existe”, creemos ingenuamente. Pero el dolor no se puede ocultar.

Experimentar la tristeza con integridad es un acto de máxima fortaleza. Quien se oculta detrás de la máscara queriendo mostrar que “aquí no pasa nada”, quien se cree o pretende ser invulnerable, cuando se quiebra le será muy difícil recuperar su integridad.

En cambio, al abrirnos a la sensación de perdida y experimentar la emocional natural de la tristeza, nos tornamos vulnerables y desde ese sentir aceptamos lo que es, renunciando a su permanencia. Así la energía psíquica resultante, se dirige hacia la toma de decisiones que nos harán modificar el curso de lo vivido.

Lo que no es aceptado, no puede ser cambiado. Esto muestra claramente un principio básico de la acción correcta: jamás podre cambiar o modificar algo si no lo acepto primero.

Recordemos que cuando elegimos cerrar el corazón al dolor, recurriendo a mecanismos de evitación, también lo cerramos frente a la alegría y el gozo.

Si aprendemos a abrir el corazón al dolor, el proceso es tan extraordinario como milagroso, y no se trata de creerlo, sino de experimentarlo.

Las heridas que nos hacen sufrir, no están destinadas a destruirnos, si las asumimos e integramos, contribuyen a nuestro crecimiento y nos tornan capaces de transmitir a los demás la riqueza de nuestra humanidad.

Un conocimiento profundo de nuestro propio dolor permite convertir la debilidad en fuerza, para ofrecer la propia experiencia como fuente de sanación a otros que también están sufriendo. Entonces ya no hay espacio para lamentarse, la queja o la auto-conmiseración. La posibilidad de acoger, acompañar y hermanarnos hace que todo cobre sentido, incluso el dolor. Este, como experiencia de la desnudez y fragilidad humana, se torna promesa de un bien mayor.

Es un estado de conciencia superior, es el reino del servicio. Para alcanzarlo, es imperativo aceptar y atender las propias heridas, de modo de adquirir la libertad que nos permite acercarnos a las heridas de los demás sin sentirnos amenazados. Desde este espacio nos transformamos en sanadores heridos, verdaderos seres humanos que aprendieron a hacer de sus límites y sufrimientos una fuente de sanación para los demás.


“Solo el doctor herido puede curar.” Jung.


Para salir de la zona de sufrimiento:

1- Reconocer que no somos los únicos que sufrimos. Lo logramos cuando dejamos de mirarnos el ombligo y podemos expandir el foco de lo que somos capaces de ver.

2- Darnos cuenta y reconocer que hay otros seres humanos que sufren más que nosotros

3- Pasar a la acción, hacer algo para mitigar el sufrimiento de los demás

El servicio actualiza el potencial de la conciencia humana que todos compartimos, es el portal de entrada al universo del alma. Tiene en si la capacidad de transformar el amor al poder en el poder del amor, otorgándonos una mirada nueva y más compasiva de nosotros mismos y del mundo en el que vivimos.

Permite trascender el imperio de la mente, para presenciar la transmutación del sufrimiento hacia la compasión y el amor incondicional.


La sanación sigue a la conciencia. Donde hay conciencia profunda, hay compasión. Este es el territorio del milagro, sentirnos uno con el otro, identificarnos con una visión más amplia de nuestra existencia humana para liberarnos del limitado concepto de nosotros mismos.

El servicio se convierte en el camino más seguro para sanarnos y construir un mundo más justo y verdaderamente humano.

S. M. Marusso


Amar lo que es.

 

El sufrimiento surge al creer un pensamiento que está en desacuerdo con lo que es.

Cuando nuestra mente está clara, entonces lo que es, es lo que queremos.

Pretender que la realidad sea diferente a lo que es, es un deseo imposible de satisfacer.

Si observamos nuestra mente, durante el dia solemos tener muchos pensamientos del tipo “tal persona debería ser de tal manera”, “mi pareja debería estar de acuerdo conmigo”, “debería estar más delgada”, “debería haber menos cola en el supermercado”, etc., así, con estos pensamientos deseamos que las cosas sean diferentes a lo que realmente son.

Todas las tensiones que sufrimos, tienen que ver con la discusión con lo que es. Lo que piensas que no debería haber sucedido, sí debería haber sucedido, sencillamente porque así fue, y ningún pensamiento puede cambiarlo.

Ahora, esto no quiere decir que deba tolerarlo, ni aprobarlo, solo significa que puedes ver las cosas sin resistirte y sin luchar interiormente, lo cual genera confusión.

Nadie quiere enfermarse o tener un accidente, pero si ya ocurrió, ¿por qué discutir mentalmente con lo que sucedió? Y sabemos que esto no tiene sentido, sin embargo, lo seguimos haciendo por no saber cómo dejar de hacerlo.

Cuando discutimos con la realidad, sufrimos, sentimos tensión y frustración, no nos sentimos normales ni equilibrados. Cuando dejamos de oponernos a la realidad, la acción se convierte en algo sencillo, fluido, amable y seguro.

Byron Katie

 

 

viernes, 15 de noviembre de 2024

Psicoterapia espiritual


La psicoterapia convencional actúa dentro del modelo médico de la enfermedad y de la curación, y se orienta fundamentalmente al alivio de los síntomas y la resolución de problemas, la Psicoterapia espiritual, pretende situar adecuadamente el trabajo psicológico dentro de un contexto espiritual.

Obviamente, la terapia convencional tiene su importancia y no hay nada malo en el alivio de los síntomas, especialmente cuando eso es todo lo que las personas y las compañías de seguros están dispuestas a pagar. Sin embargo, desde la perspectiva espiritual la mera eliminación de los síntomas, es un objetivo sumamente limitado, en el sentido de que nos impide estar completamente presentes a lo que ocurre en este mismo instante. Y es que, cuando el trabajo sobre uno mismo se centra en la eliminación de un determinado problema, o cuando nos esforzamos en ser diferentes a lo que somos, nos alejamos de la inmediatez del Ser, el único agente verdadero de la curación y de la transformación.

Si no estamos plenamente donde estamos, resulta imposible acceder a la fuente más profunda de nuestro Ser, el único lugar en donde puede tener lugar la auténtica curación.

La mentalidad fija, que sólo apunta a corregir los problemas, sólo funciona en el nivel más exterior Y burdo de las cosas. Así aunque ésa sea la mejor actitud para eliminar la capa de cal que recubre una tubería de nuestro fregadero o del sistema de refrigeración de nuestro automóvil, resulta completamente inadecuada para abordar un problema interno porque, de ese modo, sólo lograremos intensificar los problemas. Y ello es así porque, en tal caso, la parte de nosotros que tratamos de corregir se siente inaceptada o rechazada y, en consecuencia, las cosas se complican todavía más. Pero más importante todavía, es que la fuente de todo cambio reside en el flujo de nuestro Ser, un flujo que se ve obstaculizado por cualquier tipo de forzamiento.

Cuando, por ejemplo, estemos trabajando con el miedo, no deberíamos preguntarnos tanto: «¿cómo puedo superar este miedo?»,
«¿cómo puedo tranquilizarme? « o
«¿de qué modo podría evitar las situaciones que provocan este miedo?»
sino «¿cómo podría abrirme a este sentimiento?»,
«¿cómo puedo descubrir de dónde viene?» o
«¿cómo podría aprender a permanecer completamente presente con la dimensión corporal de esa experiencia y saber así realmente lo que está ocurriendo?».

Obviamente, la intención o el deseo de superar el miedo son muy adecuados, siempre y cuando no se trate de alguna forma sutil de rechazo. Y es que la actitud de alejamos de algún aspecto de nuestra experiencia, no hace sino llenar nuestro psiquismo de agujeros negros emocionales.

La auténtica curación sólo tiene lugar cuando aprendemos a estar presentes en aquellos lugares de los que antes hemos estado ausentes.
El factor curativo más importante del trabajo psicológico en un contexto espiritual reside en el poder de la presencia incondicional, lo cual supone aprender a reconocer, permitir, abrimos e indagar en nuestra experiencia tal cual es, sin tratar de alejarnos ni un ápice de ella.
Se trata de un método que requiere tanto de la presencia del cliente como de la del terapeuta y, en consecuencia, también lo denomino counseling centrado en la presencia.

Es lamentable que el sistema educativo occidental, no suela contribuir al desarrollo de la capacidad de estar presente. De hecho, bien podríamos decir que nuestra educación apunta precisamente en la dirección contraria.

La práctica de la meditación enseña a permanecer presentes en medio de todos los altibajos de la mente y, en este sentido, ha demostrado ser fundamental para el aprendizaje de la terapia y, más allá de todo eso, para ser un buen oyente, un estudiante receptivo, un buen amigo, un amante sensible y un maestro amable. Y es que, aunque la meditación implique una desconexión provisional del mundo y de sus distracciones, no tiene nada que ver con el retiro del mundo.

Al ayudarnos a descubrir una cualidad de presencia y de conciencia mucho más estable y discriminativa que el habitual torbellino en que se hallan sumidas nuestra mente y nuestra emoción, y ayudarnos a experimentarnos a nosotros mismos y a los demás más directamente, la meditación reporta considerables beneficios sociales. Entonces podemos ver a las personas más claramente, entendemos mucho mejor lo que sienten y tenemos la posibilidad de responderles de un modo mucho más empático.




John Welwood
(Psicólogo y Psicoterapeuta, Figura destacada de la Psicología Transpersonal, fue pionero en la integración de la Psicología Occidental y la Sabiduría Oriental)


lunes, 11 de noviembre de 2024

Felicidad Interna


Aunque la felicidad es un estado de conciencia, un estado interno, hay algunos tips que puedes tener en cuenta para conectar con esa felicidad interna:

- Aceptación: las cosas son como son, no siempre como me gustarían, hay cosas que no se pueden cambiar…, sin embargo tu si puedes cambiar la forma de verlas, de interpretarlas.

- Vive tu vida con coherencia ( armonía entre lo que piensas, sientes y haces).

- Pon amor en todo lo que haces por simple que parezca.

- Saca tus resentimientos de tu mente y de tu corazón, expresa las emociones sanamente, aprende a gestionarlas.

- Agradece lo que tienes y evita las quejas y lamentaciones.

- Aprende a escucharte y a escuchar.

- Déjate sorprender: aprende a vivir en la incertidumbre, la vida es cambio constante.

- Suelta la necesidad del control que tiene la mente, se consciente que no controlamos nada; aprende a soltar y fluir con lo que es.

- Tienes gran cantidad de dones, cualidades, aprende a conectar con tu potencial, exprésalo y decide quien quieres ser en cada momento.

- Sana tu sistema de creencias y con ello tu percepción de la vida.

- Presta atención al diálogo interno, observa como tu mente justifica las cosas y esto muchas veces reafirma tu infelicidad.

- Se consciente de tus estados emocionales, obsérvalos, no los justifiques ni te identifiques con ellos, aprende a gestionarlos y si no puedes, busca ayuda.

- Aprende a escucharte sin juicios, sin expectativas, la mente está llena de explicaciones y justificaciones.

- Aprovecha los acontecimientos y relaciones para conocer partes de ti mismo que de otra manera no podrías conocer.


En realidad nadie puede decirte como ser feliz, pero te puede ayudar el ver qué aspectos emocionales y que creencias (muchas inconscientes) te bloquean e impiden llegar a esa felicidad que está en ti y no eres consciente de ella.



viernes, 13 de septiembre de 2024

DERECHOS ASERTIVOS EN LAS RELACIONES INTERPERSONALES


1- Tienes derecho a sentir lo que sea que estés sintiendo y a decidir cómo actuar de acuerdo a lo que sientes. Nuestros sentimientos son sensores que nos avisan si algo es bueno o malo para nosotros y respetar esto e irlo entendiendo poco a poco cómo usarlo, cómo protegerte, cómo usar el enojo, cómo usar la tristeza, cómo usar la paz y el amor como indicadores de qué tan bien o que tan mal hace un tipo de relación en tu vida, es importante.


2- Tienes derecho a cometer tus propios errores y a asumir las consecuencias y aprender de ellos.

3- Tienes derecho a ser el único juez de tus actos, tus sentimientos y tus motivaciones, de tus intenciones.

4- Tienes derecho a decir que no cuando así lo desees.

5- Tienes derecho a buscar y proteger tu bienestar.

6- Tienes derecho a no dar explicaciones a nadie, ni pretextos, ni razones o justificaciones de tu comportamiento, decisiones o acciones que tomas, si así lo decides.

7- Tienes derecho a decidir si quieres implicarte o no en los problemas de otras personas, y cómo y cuándo.

8- Tienes derecho a cambiar de opinión y de parecer ante lo que vaya cambiando en tu vida.

9- Tienes derecho a no saberlo todo, a decir no sé y a tomarte el tiempo que necesites si eso es algo que tú quieres aprender o entender más.

10- Tienes derecho a aceptar tus emociones y a tomar decisiones en base a ellas aunque pueda parecer ilógico.

11- Tienes derecho a preguntar si hay algo que no entiendes y a investigar si necesitas más información.

12- Tienes derecho a decidir en qué, con quién y cómo emplear tu tiempo.

13- Tienes derecho a decidir las prioridades en tu vida.

14- Tienes derecho a expresar en la vida, en alguna actividad o en alguna forma tus mejores talentos, la mejor versión de ti.

15- Tienes derecho a decidir con quién te relacionas.

16- Tienes derecho a dejar una relación si te hace daño.

17- Tienes derecho a pedir lo que necesitas.

18- Tienes derecho a comunicar cómo te sientes si así lo decides o a no comunicarlo, si así lo decides.

Cuando no respetamos estos derechos que son buenos para preservar nuestra vida, que son derechos esenciales de todo ser humano, nos empezamos a sentir incómodos, nuestra vida se ve lastimada en varias maneras y el cerebro y el cuerpo nos empiezan a enviar señales mediante sentimientos desagradables que nos lo avisan.

Las señales emocionales que nos están avisando que estamos cruzando nuestros propios límites son:

1- Empezamos a sentir más resentimiento, que se va incrementando cada vez más.

2- Nuestro enojo con nosotros mismos o con otras personas se va acumulando.

3- Cada vez estamos más ansiosos, inseguros y empezamos a pedir disculpas por muchas cosas.

4- Terminas haciendo cosas que no quieres, que te incomodan y no sientes por ellas ni satisfacción, ni alegría, esto va restando alegría en tu vida.

5- Terminas viviendo de maneras que no son las que tu decidiste y que no están en base ni a tus prioridades, ni a tus talentos ni a tus propias decisiones.

6- Terminas viviendo bastante más en torno a los valores de otras personas que a los tuyos propios, entonces te vuelves una persona más incongruente.

7- Antepones constantemente las necesidades de los demás a las tuyas, estas ansioso por ello y también estás insatisfecho, esto también le resta alegría a la vida.

8- Terminas incluso tomando decisiones hasta cómo pasas tu tiempo, en base a las necesidades de otros y esto te quita alegría en la vida y te genera ansiedad.

9- Terminas compartiendo demasiado tiempo de tu vida con gente que no es la que te hace bien.

10- Te quedas en una relación a pesar que esa relación te está haciendo daño.

11- Regresas a una relación que te está haciendo daño.

12- Das mucho, recibes poco y esto genera resentimiento.

13- Los demás empiezan a tomar más de ti de lo que te dan y tú te empiezas a sentir empobrecido y en ocasiones resentido por esto.

14- Permites que sean otros quienes definen tus motivaciones, tus sentimientos, tus prioridades y cómo te defines como ser humano y entonces empiezas a sentir que ellos definen tu autoconcepto y tu autoestima.

15- Tienes más dificultad para pedir lo que realmente necesitas.

16- Empiezas a sentirte culpable por lo que otros sienten o piensan con respecto a ti, a tus acciones, a tus pensamientos o a las expectativas que ellos tenían con respecto a ti.

17- Te sientes al límite en lo emocional con demasiada frecuencia.

18- Cada vez te sientes más culpable o ansioso si tienes que decir que no.

19- Te cuesta separar tu autoconcepto o tu autoestima de lo que piensan otros de ti.

20- Te afecta cada vez mucho más la desaprobación de otros, sobre todo de personas significativas.

21- Empiezas a estar cada vez más involucrado en resolver problemas y cosas que son de otros y que ellos podrían resolver por ellos mismos.

22- Cada vez evitas más temas y conversaciones complicadas porque sabes que te van a poner en situaciones de mucho conflicto y eso a veces te estresa más que incluso renunciar a pedir lo que quieres o a decir lo que esperas, entonces tratas de evitar estos temas cada vez más y se van acumulando.

23- Terminas sintiendo que no te perteneces, algo de despersonalización siendo muy diferente a lo que tu hubieras decidido ser, y haciendo cosas que son muy diferentes.

El sentirte bien contigo mismo depende de cómo te trates a ti mismo, en los hechos (lo que haces) o en como piensas de ti o en cómo te hablas a ti, a veces repitiendo las críticas o maltrato que otras personas hicieron en algún momento con nosotros, se trata de detectar, darse cuenta de ese diálogo interno tóxico, y detenernos, pararnos, no invalidarnos, no juzgarnos, no maltratarnos y de ser amables con nosotros mismos, así como lo harías con una persona que amas y que está atravesando una situación como la tuya, así como usas tu capacidad de amor hacia los demás, ahora la utilizas hacia a ti mismo.

Ana Sánchez


viernes, 26 de julio de 2024

CARTAS ASOCIATIVAS- METAFÓRICAS OH

 

Las Cartas OH son cartas asociativas o cartas proyectivas, también conocidas como cartas Kesem. No son juegos, no tienen nada que ver con el Tarot ni con Oráculos.

Esta herramienta valiosa, se utiliza en Psicología, Psiquiatría, psicoterapia y en Naturopatía para el desarrollo personal y profesional, también se utilizan para la búsqueda del origen del conflicto que puede estar afectando a nivel de salud física, emocional o mental.

Su principal ventaja reside en que es la propia persona la que se “auto-cura”, puesto que es ella misma quien las interpreta. Es decir, de una forma totalmente inocua y natural, la persona obtiene información a nivel de su subconsciente que de otro modo sería extremadamente complicada de conseguir y a partir de ese conocimiento comienzan a surgir las soluciones a sus conflictos internos; en la mayoría de las ocasiones de forma instantánea.

Nuestro subconsciente se expresa y entiende por medio de imágenes, sensaciones, sentires. Todas las experiencias de nuestra vida están guardadas en forma de imágenes y nuestro subconsciente piensa y trabaja con ellas, por medio de las cartas OH, nos comunicamos en su mismo idioma, un idioma que a él le es familiar.

Las Cartas OH están compuestas por 2 barajas de 88 cartas cada una, en una se reflejan imágenes de la vida cotidiana y en la otra aparecen palabras que representan emociones y actitudes presentes en las escenas.

En las posibles asociaciones que pueden hacerse con las cartas, el inconsciente se comunica a través de imágenes, permitiendo una comunicación dinámica entre lo consciente y lo inconsciente.

Son útiles como camino de autoconocimiento, ya que durante la sesión aparece el pensamiento analítico y crítico que sirve al autoaprendizaje.

Por medio de preguntas que formula el terapeuta, el paciente se va dando cuenta de las creencias, valores, actitudes, etc. que tiene… logrando una verdadera expansión de la conciencia y nuevas formas de pensamiento.

Las Cartas OH también favorecen la comunicación, la creatividad y la imaginación, además de servir para abordar el problema del paciente ya que activan los esquemas disfuncionales.

Las cartas OH se emplean en colegios, academias, clínicas, gabinetes de psicología y grupos de crecimiento personal, terapia de hipnosis, etc.

El uso de estas cartas como herramienta terapéutica nace de la interacción entre un artista plástico, Ely Raman, y un psicólogo clínico alemán llamado Moritz Egetmeyer, como un método adicional a la práctica terapéutica. Estimulan la capacidad asociativa y evocativa, incentivando la narrativa; ayudan a encontrar la forma de describir los sentimientos y pensamientos que de otra forma no se consiguen expresar.

Las primeras Cartas OH aparecen en 1981 y en la actualidad se publican en más de quince lenguas y se utilizan en más de 36 países.

Se basan en Freud y su Teoría de la proyección, Husserl y su concepto de Apercepción Analógica y en el concepto de Esquemas disfuncionales de Jeffrey Young.




Beneficios

  • Estimula la utilización de funciones del hemisferio derecho, el pensamiento lateral, la intuición, y la espontaneidad.
  • Descubrir el cómo y el para qué de nuestras actitudes ante la vida y ante una situación puntual, en especial el para qué de las actitudes negativas: rabia, tristeza, depresión, ira,….esa toma de conciencia, hace mas fácil el cambio de actitud.
  • Desarrollo personal
  • Desarrollo de la creatividad, creación de nuevas perspectivas.
  • Aumento la capacidad de comunicación y expresión.
  • Mejora de la memoria.
  • Resolución de problemas, búsqueda de soluciones creativas a problemas complejos.
  • Entender la situación de las empresas, negociar en la empresa.
  • Creación de metas. Ayuda a desarrollar nuevas perspectivas y ampliar los puntos de vista.
  • Estimulación de la imaginación.
  • Búsqueda de propósito en la vida.
  • Trabajo con enfermedades psicosomáticas.
  • Resolución de problemas de relación.
  • Reformulación de las situaciones problemáticas.
  • Incremento de la imaginación, practica de la narración de cuentos.
  • Desarrollo de habilidades comunicativas, etc.

Hay que tener en cuenta, como modo de clarificar, que las cartas OH, no tienen nada que ver con la adivinación, ni con el mundo esotérico.

El interactuar con ellas en una sesión, nos muestra conflictos, bloqueos, que a veces pensamos que no los tenemos, o que los hemos superado, incluso conflictos que ni sospechábamos que teníamos. En ocasiones, el conflicto se resuelve en la sesión, por esa toma de consciencia que sucede al verlo reflejado en las imágenes simbólicas de las cartas.

Ante una situación de conflicto, donde no vemos salida aparente, nos pueden ser muy útiles para aclarar de dónde viene el problema, el origen, ayudándonos así a encontrar la solución mas adecuada.





Consulta

Tú eliges las imágenes, que interpretarás, estas imágenes reveladoras te conectarán con tu subconsciente para detectar conflictos que a veces crees que están superados.

Hay bloqueos que al pasar al consciente y poder expresarlos, simplemente se desvanecerán en la misma sesión haciendo incluso que, dolores físicos que estuvieran asociados al bloqueo, puedan también desaparecer o aliviarse.

Al conectar con tus bloqueos, puedes aportar soluciones de una forma sorprendente, y saber que hacer y que no hacer.

Las cartas OH son un mazo de cartas compuestas por imágenes y palabras que cada uno interpretará según le resuene en su interior.

Es importante que el consultante exprese lo que siente. Que no utilice su mente, sino el sentir. Que no justifique ni explique, sino sienta y quiera ver y expresar sus conflictos para poder así liberarlos y sentirse en paz.

La sesión con las cartas OH te puede ayudar a revelar por qué no consigues una paz y felicidad interior. Comprenderlo. Expresarlo para liberarte. Y saber qué hacer para retomar tu felicidad y paz interior.

Con las Cartas OH, hay un Antes y un Después.



Cita previa y consulta: 


Telf. WhatsApp:   653-936-074

juani593@hotmail.com

www.centroelim.org



 

miércoles, 3 de julio de 2024

Fluir con lo que es.

  


"No es necesario empujar la vida. Sólo fluir con ella y entregarse completamente a las tareas del momento presente." 
 Nisargadatta

La vida es simple, la mente con sus condicionamientos y “modelos” la complica, de ahí la importancia de aprender a observar, aprender a entrenar la atención plena momento a momento para darnos cuenta de los mecanismos del ego, y poder funcionar desde más allá de él, desde el centro, desde donde todo está surgiendo, fluyendo con lo que es.

 Una de las lecciones más importantes de la vida es la Aceptación de “lo que es”, el resistirnos a una situación que nos parece dolorosa, que no es como nosotros esperamos, que rompe con nuestras expectativas de lo que pensamos que debería ser, nos genera un sufrimiento añadido, que es psicológico, que tiene que ver con la interpretación que le damos a lo que está aconteciendo, y que está teñido por la carga del pasado, por ello, el saber que se trata de mecanismos egoicos, mentales, y aceptar que todo está perfectamente diseñado a otro nivel que la mente concreta, muchas veces no puede entender, el saber que todo está bien como está, porque es justo lo que necesitamos para evolucionar, nos instala en esa paz profunda y nos permite fluir con la vida momento a momento, comprendiendo, sin juzgar; como en la meditación formal, podemos llevar este estado a cada actividad, a cada momento, es una actitud de vida.

  Hay la expresión china wu-wei , que es el corazón del Taoismo y un concepto utilizado por varias Tradiciones de Sabiduría, que se traduce como “hacer sin hacer”: la acción correcta sigue el curso de la totalidad ordenada, el Tao, y por ello encaja sin forcejear con la realidad; esta actitud no tiene que ver con la dejadez, por el contrario, requiere estar muy alerta para darse cuenta cuando estamos peleando para torcer la naturaleza de las cosas.

  Es ser flexible como el junco: adaptarse a los cambios y fluir con las situaciones. O como el agua, que se amolda a la superficie por la que la va circulando, contorneando piedras, sorteando obstáculos, amoldándose al terreno y sin ofrecer resistencia.

  Si vamos contra la corriente, si nos resistimos, si no aceptamos las cosas como son, generamos mas dolor y gastamos mucha energía. Todo esto implica soltar el control que la mente busca tener sobre todo, permitiendo que la vida haga a su ritmo, con sus propios tiempos de maduración.
                                                          Namasté 



martes, 2 de julio de 2024

Patrones de relación


“Cada uno de nosotros proyecta una sombra tanto mas oscura y compacta cuanto menos presente se halle en nuestra vida consciente, esta sombra constituye un impedimento que malogra nuestra mejores intenciones.” C. Jung


Asumimos ante el mundo una personalidad evidente y reconocible, pero hay otra parte que queda sumida en la oscuridad de la inconsciencia, y solo se expresa en contadas ocasiones, de modo indirecto y turbulento. Es una parte de nuestra personalidad que no aceptamos, porque así lo aprendimos, ya sea por causas familiares, sociales o culturales, y que mantenemos oculta a los ojos de los demás y a los propios.

A veces ocurre que vemos esas sombras de nuestra personalidad reflejadas en otras personas (por ej. en nuestra pareja) y ello nos provoca un rechazo que es tan grande como la fuerza con que nos negamos a reconocer esas sombras en nosotros mismos, ese rechazo se hace evidente cuando vemos en el otro aquello que no nos gusta en nosotros mismos, en un fenómeno conocido como proyección, que adjudica a los demás ciertas características y actitudes que se rechazan en uno mismo.

De ahí deriva que un pacto oculto de protección en la pareja incurra en otro nivel de complicación: cuido de tu dificultad para asumir tu fuerza, que es algo sombreado para ti, haciendo que sigas siendo débil mientras yo te protejo, pero al mismo tiempo rechazo tu debilidad porque no la soporto en mi.

Es decir, que sufrimos interminablemente en pareja por complicaciones que no entendemos, pero que no dejan de ser una invitación a conocernos mejor y asumir y poseer aquello que hemos empujado hacia nuestro propio lado de la sombra.

Existen diversos modelos de vínculo emocional aprendidos en la infancia, en especial durante la relación con nuestros padres y que, ya de adultos, aplicamos en nuestras relaciones.

Nuestra forma de relacionarnos con la pareja esta de un modo u otro condicionada por estos patrones adquiridos durante la niñez, que nos impulsan a responder de una manera reactiva ante determinadas situaciones de nuestra vida, experimentando las misma sensaciones que nos atrapaban en la infancia.

Son estrategias que aprendimos los primeros años de vida para salvar determinadas situaciones y que sirvieron para sentirnos buenos, aunque no necesariamente bien, y sentirnos buenos, en la infancia, significa ni mas ni menos, estar en sintonía con papá y mamá.

Por lo que aprendimos a ser buenos y obedientes porque era lo que esperaba nuestra madre de nosotros; o a ser dulces y divertidas para ser la princesa de papá; o a experimentarnos como inseguros y ansiosos ante la ambivalencia amorosa que nos demostraban nuestros padres; o seguros y confiados, porque así experimentábamos a nuestros padres.

Estas formas de comportarse repetitivas, se fueron quedando grabadas en nosotros y, a medida que las íbamos repitiendo, se convirtieron en mecanismos de reacción fijos, en pautas de relación.

Algunos de esos patrones de relación tomaron un cariz positivo y se reconocen porque únicamente expresan tendencias y enriquecen las relaciones, mientras que otros, tomaron un cariz negativo, pues expresan formas compulsivas de funcionar y empobrecen o tensan las relaciones.

Un patrón de relación aparece sin que nos demos cuenta, casi de manera automática o compulsiva, y se activa durante los primeros minutos de nuestro contacto con cualquier persona.

Lo bueno es que tenemos el poder de influenciar y podemos elegir comportarnos o no de ese modo, siempre que tengamos conciencia de que estamos ante un patrón y lo logremos reconocer, transitar y desactivar las cargas emocionales que lo alimentan.

Se trata entonces de articular respuestas alternativas a ese patrón fijo y buscar respuestas en el adulto, no en el niño.

Importa tanto que el adulto pueda reconocer al niño y todas las dificultades que le toco vivir, como que lo pueda abrazar e integrar de forma que logre quitarle el poder que no debería tener sobre nuestra vida presente.

Sin duda, transformar algunas de estas pautas y estilos de relación puede requerir de un acompañamiento terapéutico, por las dificultades que entraña vernos a nosotros mismos con la ayuda de alguien que nos contenga y guie el foco para que podamos explorarnos con mas luz.

A menudo, los patrones de relación son disfuncionales y nos perjudican en nuestras relaciones con los demás (especialmente en las relaciones de pareja).

La tomar de conciencia de esos modelos del pasado que siguen dirigiendo nuestras vidas, supone un gran primer paso, la mitad del trabajo, pues es la diferencia entre una mente adormecida y vivir con los ojos abiertos, a pesar del dolor que ello supone en ocasiones; el segundo paso seria aprender a regular el combustible emocional que lo alimenta. J. Garriga




ACOMPAÑAMIENTO  EN  PROCESOS  TERAPÉUTICOS

CONSULTAS  PRESENCIALES - CONSULTAS  SKYPE


Juana María Martínez Camacho

Terapeuta Transpersonal
Terapeuta Acompañante en Bioneuroemoción
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
      (Cellular Memory Release)
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
Formación Internacional en Psiconeuroinmunoendocrinología
      (IPPNIM)
Yoga Terapéutico Integral
Especialista en técnicas de reducción del estrés (Mindfulness- Meditación-
        Coherencia Cardíaca- Relajación Guiada, Visualización, Concentración, Contemplación)
Terapias Naturales Holísticas (Quiromasaje, Reiki, Reflexoterapia, Osteopatía
        Craneosacral y Visceral, entre otras…)

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viernes, 21 de junio de 2024

Método para ser felíz

 

Darte cuenta del dolor, de la aflic­ción o del desasosiego que sufres y cuál es el motivo; de dónde sale, en verdad, ese sufrimiento. Si te sientes molesto, darte cuenta en seguida de ello, y de dónde nace este malestar. (Si dices que estás molesto porque alguien se ha por­tado mal contigo, no se puede enten­der que tú te castigues porque otro se comporta mal. Tiene que haber otro motivo más personal y escondido. Ob­sérvalo.)

Darte cuenta de que el sufrimiento o las molestias se deben a tu reacción ante un hecho o una situación concreta y no a la realidad de lo que está ocu­rriendo. (Si vas a ir al campo y llueve, el enfado no está en la lluvia -que es la realidad-, sino en tu reacción por­que se han contrariado tus planes.)

Solemos echar la culpa a la realidad y no queremos darnos cuenta de que son nuestras reacciones programadas las que nos contrarían.

Tenemos unos hábitos inculcados, que funcionan como una maquinita automática: a tal pregunta, tal respuesta; a tal contrarie­dad, tal reacción. Y funcionamos como autómatas.

La cultura nos inculca unas leyes rígidas, cuya única razón es que así se ha hecho siempre. Y con esta ra­zón tan endeble somos capaces de ma­tarnos por defender: honor, patria, ban­dera, raza, familia, buenas costumbres, orden, ideales, buena fama y muchas más palabras que no encierran más que ideas sin sentido real, que nos han in­culcado como cultura. Y lo mismo ocu­rre con las ideas religiosas.

Lo importante es el ser, y no el fi­gurar. La verdad es que estamos tan metidos en esa programación que ac­tuar con claridad de percepción, desde esa cultura, casi parece un milagro, y más si pretendemos reaccionar sin dis­gusto.

Hay que despertarse antes para comprender que lo que te hace sufrir no es la vida, sino tus alucinaciones, y cuando consigues despertar y apartas los sueños, te encuentras cara a cara con tu libertad y con la verdad gozosa.

Lo cierto es que el dolor existe por­que rechazamos que lo único sustancial es el amor, la felicidad, el gozo.

Cuan­do somos capaces de encontrar el ca­mino despejado, para ese amor-felici­dad que somos, nos topamos con el dolor, que no es nada concreto ni sus­tancial por sí mismo, sino la ausencia de la percepción del amor-felicidad. Como la oscuridad, que no existe, sino que es consecuencia de la menor per­cepción de la luz.

La vida es, en sí, un puro gozo y tú eres amor-felicidad como sustancia y potencial para desarrollar. Sólo los obs­táculos de la mente te impiden disfru­tarla plenamente. Son las resistencias que pone tu programación lo que te impide ser feliz. De no tropezar con tu resistencia, ¿dónde estaría el dolor? Habría una armonía en ti, igual a la que existe en la naturaleza. Más aun, pues tú eres rey de esa naturaleza y dotado de una sensibilidad para captar la bon­dad, la felicidad y la belleza, que te hace creativo y capaz ya, no sólo de ser feliz, sino de dar amor-felicidad a ma­nos llenas.

Con sólo observar todo esto ya es­tás dando un paso para tu despertar. Todo depende de tu reacción, y ésta depende de tu programación; y si eres capaz de observar esto y comprender­lo, ya tendrás bastante.

Lo más difícil es la capacidad de ver, ver simplemente, con sinceridad, sin engañarse, porque ver significa cambio.

A. de Mello


domingo, 2 de junio de 2024

Psicología Transpersonal (psicologías de oriente y occidente)

 

Una cosa es participar en retiros y tener experiencias extraordinarias y otra muy distinta llegar a integrar las nuevas comprensiones en la vida cotidiana.

Aisladamente considerados, el trabajo psicológico y el trabajo espiritual son limitados, y el desarrollo exige su adecuada complementación.

El despertar necesita de la psicología tanto como la psicología, necesita del despertar.

Cualquier psicología del despertar realmente completa, deberá investigar la relación existente entre las dimensiones suprapersonales, personales e interpersonales.

La psicología del despertar subraya la necesidad de emprender una práctica en tres dominios diferentes, la meditación (en lo que respecta a la dimensión suprapersonal), el trabajo psicológico (como forma de explicar las relaciones personales) y la práctica de las relaciones conscientes (en cuanto a su dimensión interpersonal).

Cada una de estas prácticas tiene ramificaciones en las demás.

No basta con alcanzar determinadas comprensiones espirituales, sino que también es esencial desarticular las pautas emocionales y mentales subconscientes, ancladas en el cuerpo y en la mente que impiden la realización de una modalidad de ser más elevada y plena.

El proceso de individuación requiere un proceso de clarificación psicológica que estimule el desarrollo de un individuo auténtico que pueda encarnar y expresar en su persona, las dimensiones superiores del ser.

No sólo debemos aprender a abrirnos y entregamos a lo divino y a lo último, sino que también debemos comprender -al menos en Occidente- el modo como la maduración individual puede ayudarnos a integrar la realización espiritual en el entramado de nuestra vida personal y de nuestras relaciones interpersonales.

No sólo debemos, pues, despertar a nuestra naturaleza espiritual última, sino que también debemos crecer y convertirnos en personas maduras, plenamente desarrolladas.

La psicología occidental se ha dedicado al estudio de la mente condicionada y la ha investigado de un modo tan brillante como lo ha hecho Oriente con la conciencia incondicionada. Así es como nos ha permitido comprender, por primera vez en la historia, el funcionamiento del psiquismo individual, su proceso de desarrollo, los conflictos que le aquejan y cómo reproduce, en la vida adulta, las contradicciones internas, las pautas defensivas y la dinámica interpersonal que aprendió en los primeros años de la infancia.

Desde esta perspectiva, la curación psicológica exige la comprensión, la explicación y el trabajo con esa dinámica evolutiva.

Oriente y Occidente han dado origen a dos modalidades de psicología que se basan en métodos distintos y que apuntan en direcciones completamente diferentes.

Por su parte, las psicologías contemplativas orientales, se han basado en la práctica meditativa y enseñan el modo de alcanzar el conocimiento directo de la naturaleza esencial de la realidad que subyace más allá de nuestra mente conceptual convencional.

La psicología terapéutica occidental, por su parte, se basa en la práctica clínica y el análisis conceptual y nos permite rastrear las causas y condiciones concretas que determinan nuestra conducta, los estados de nuestra mente y la estructura global de nuestra personalidad.

Pero aunque el énfasis oriental -en la conciencia no personal y en la realización directa de la verdad y el énfasis occidental -en la psicología individual y en la comprensión conceptual puedan parecer contradictorios, también son, desde otra perspectiva, complementarios.

En última instancia, ambos enfoques resultan esenciales para una comprensión plena de los potenciales intrínsecos a la existencia humana.

El hecho es que, más allá de sus diferencias geográficas, étnicas y culturales, Oriente y Occidente representan dos facetas diferentes de nosotros mismos, cuya relación podríamos asimilar a la que existe entre la inspiración y la espiración.

En este sentido, el énfasis oriental en abandonar toda fijación a la forma, los rasgos individuales y la historia se parece a la espiración, mientras que el énfasis occidental en la forma, la individuación y la creatividad personal se asemejan a la inspiración. Y del mismo modo que la inspiración culmina en la espiración, la espiración concluye en una nueva inspiración. Se trata de dos facetas tan complementarias que resulta inconcebible separarlas ya que una, sir la otra, sólo representa la mitad de la ecuación.

Welwood John