SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

sábado, 19 de enero de 2013

Cuando la soledad duele



Por muy doloroso que se perciba el momento, lo puedes ver como una desgracia ó como una invitación a “renacer” a una nueva vida, una nueva visión, a expandir tu conciencia y llenar de sentido tu vida, tomándola como un proceso de aprendizaje, de crecimiento y de cambio, aprendiendo a escucharte y a gerenciar tus necesidades.
  Conviene que aprendas a desapegarte emocionalmente, a ver que la solución nunca está afuera, que solemos repetir los mismos patrones emocionales tóxicos más tarde o más temprano aunque se trate de parejas aparentemente diferentes a la anterior.
  Tampoco se trata de dejar pasar el tiempo, como se suele creer para curar las heridas, el tiempo por sí solo no las cura; la rigidez, las corazas, defensas, desconfianza y el sabor amargo dejan sus residuos, brotando un miedo a la hora de sustituir el amor, a la hora de entregarse y confiar.
  Tampoco la solución está en refugiarse en los hijos, en el trabajo compulsivamente, comida, sexo, drogas, etc. La paz, la felicidad no está afuera, no está consiguiendo cosas, ni cambiando de pareja, está en tu interior.

 Para solucionar los problemas de soledad, no se trata de luchar contra ella, sino aceptarla como esta etapa de tu vida y aprovechar a conocerte. Darte cuenta, observar como las cosas que antes te satisfacían van perdiendo tu interés, como todo cambia, hacerte responsable de gestionar tu propia felicidad, se trata de cultivar la paz y la serenidad como quien cultiva un jardín, poco a poco, con paciencia, cambiando los hábitos, invertir en tu propio desarrollo personal, optimizando tus potencialidades, apostando a una formación renovada que facilite la apertura a todos los niveles.
  A nivel físico podrías hacer un deporte, un arte marcial, yoga, u otra actividad que te guste.
  A nivel emocional, gestionar relaciones sinceras y trabajar con las emociones destructivas, sembrando las positivas. Para lo cual es necesario desarrollar una atención sostenida, un entrenamiento en el día a día, también gestionar una sexualidad conciente y el deseo de paz hacia todos los demás.
  En el plano mental, lecturas que aumenten el nivel de conocimiento de ti mismo, cursos, reuniones, estudios, ajedrez, etc., que mantengan la mente activa saludablemente.
  En el plano espiritual, cultivo de la ampliación de la conciencia, mediante la meditación, el yoga, Tai Chi, contemplación, actitud de creatividad, conversaciones íntimas de los aspectos que dan sentido a nuestra vida.

 Descubrir que tu vida tiene sentido, un sentido que es el que tu le des, que la espiritualidad es algo íntimo y no privativo de una religión particular, conviene que le dediques atención a esa dimensión de tu vida que te proporcionara paz como ningún logro exterior puede hacerlo.
  Al aprender a meditar, a contemplar, sentirás la complicidad del universo, el orden detrás de las apariencias, expandiendo tu conciencia y tu capacidad de amar abiertamente.
 Dándote cuenta que dejar de aprender es comenzar a envejecer, y que la sabiduría no tiene que ver con los conocimientos adquiridos, sino más bien con el cultivo interno, con tu paz interna y tu nueva capacidad de amar. 
 Con el tiempo comprenderás y experimentarás que el amor no está afuera, sino dentro de ti mismo, un amor que no necesita a una persona ideal, sino que nace de tu esencia. Discernirás la diferencia entre amor (busca la felicidad de la otra persona) y pasión-deseo (busca la felicidad en la otra persona).
  En cada relación se aprende de sí mismo, cada relación que acaba es una oportunidad de conocerse y ofrecer lo mejor de sí, sin confundir la pasión con el amor. 
  Comprendes que el amor es un estado de conciencia en el que te sientes pleno, alegría de ser y vivir y cada vez más consciente., con mayor paz que no depende del afuera, tu vida se llena de sentido avanzando hacia el despertar viviendo en el presente, planeando metas que te darán un rumbo, sin quedar dependiendo de un resultado, eliminando la ansiedad de cuando huías hacia el futuro y viendo como el mundo cambia al tú cambiar la manera de mirarlo.

  Así, irán mejorando tus relaciones, tu entorno en general, aprendes a ver en el interior de las personas, y a aceptar el placer y el dolor sin apegos, sin huidas, sin negarlo. Crea vínculos desde la sinceridad, sin buscar la aprobación, sin expectativas, con sentimientos de complicidad.
  Disfrutas de su soledad, porque has aprendido a cultivarse, a relacionarse y a despertar la creatividad. Descubres tu conexión con el universo, con todo, tu participación en él. Cada día será un nuevo descubrimiento.
                                                                                         Juani

sábado, 12 de enero de 2013

El Poder de la Atención y la Intención



 Una flor, un arco iris, un árbol, una hoja de hierba, un cuerpo humano si se descomponen en sus partes esenciales, vemos que éstas son energía e información. Todo el universo, en su naturaleza esencial, es el movimiento de la energía y la información. La única diferencia entre nosotros y un árboles el contenido de información y de energía de nuestros respectivos cuerpos.

  En el plano material, tanto nosotros como el árbol estamos hechos de los mismos elementos reciclados: principalmente carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y otros elementos en cantidades minúsculas. Estos elementos se podrían comprar en un laboratorio. Por tanto, la diferencia entre nosotros y el árbol no reside en el carbono, o en el hidrógeno o en el oxígeno. De hecho, nosotros y el árbol intercambiamos constantemente nuestro carbono y nuestro oxígeno. La verdadera diferencia entre los dos está en la energía y en la información.

  En el orden general de la naturaleza, nosotros, los seres humanos, pertenecemos a una especie privilegiada.
  Tenemos un sistema nervioso capaz de tomar conciencia del contenido de energía e información de ese campo particular que da origen a nuestro cuerpo físico. Experimentamos ese campo subjetivamente en forma de pensamientos, sentimientos, emociones, deseos, recuerdos, instintos, impulsos y creencias. Este mismo campo es percibido objetivamente como el cuerpo físico - y por medio del cuerpo, percibimos ese campo como el mundo.
  Pero todo está hecho de lo mismo. Por eso los antiguos videntes exclamaban: "Yo soy eso, usted es eso, todo esto es eso, y eso es todo lo que existe".
  Nuestro cuerpo no es independiente del cuerpo del universo, porque al nivel de la mecánica cuántica no existen fronteras bien definidas. Somos como una onda, una ola, una fluctuación, una circunvolución, un remolino, una perturbación localizada en un campo cuántico más grande. Ese campo cuántico más grande - el universo – es nuestro cuerpo ampliado.

  El sistema nervioso humano no solamente es capaz de tomar conciencia de la información y de la energía de su propio campo cuántico, sino que, como la conciencia humana es infinitamente flexible a través de ese maravilloso sistema nervioso, podemos cambiar conscientemente el contenido de información que da origen a nuestro cuerpo físico. Podemos cambiar conscientemente el contenido de energía y de información de nuestro propio cuerpo de mecánica cuántica y, por tanto, influir en el contenido de energía y de información de nuestro cuerpo ampliado - nuestro entorno, el mundo - y hacer que sucedan cosas en él.
  Este cambio consciente se logra a través de las dos cualidades inherentes a la conciencia: la atención y la intención.
                               
 La atención da energía, y la intención transforma. Cualquier cosa a la cual prestemos atención, crecerá con más fuerza en nuestra vida. Cualquier cosa a la cual dejemos de prestar atención, se marchitará, se desintegrará y desaparecerá. Por otro lado, la intención estimula la transformación de la energía y de la información.
  La intención organiza su propia realización.
  El acto de dirigir la intención sobre el objeto de la atención desencadenará una infinidad de sucesos espaciotemporales orientados a producir el resultado buscado. Esto se debe a que la intención, dirigida sobre el campo fértil de la atención, tiene un infinito poder organizador.
  Infinito poder organizador significa poder para organizar una infinidad de sucesos espaciotemporales, todos al mismo tiempo. Vemos la expresión de este infinito poder organizador en cada hoja de hierba, en cada flor de manzano, en cada célula de nuestro cuerpo. Lo vemos en todo lo que vive.

  En el orden general de la naturaleza, todo se conecta y se correlaciona con todo lo demás. Cuando la marmota sale de su madriguera subterránea, sabemos que se avecina la primavera. Las aves comienzan a migrar en cierta
dirección en determinada época del año. La naturaleza es una sinfonía. Y esa sinfonía es orquestada en silencio desde el fundamento último de la creación.
  El cuerpo humano es otro buen ejemplo de esta sinfonía. Una sola célula del cuerpo humano realiza cerca de seis billones de funciones por segundo, y debe saber lo que todas las demás células están haciendo al mismo tiempo.
  El cuerpo humano puede tocar un instrumento musical, matar gérmenes, hacer un bebé, recitar poesías y observar el movimiento de las estrellas, todo al mismo tiempo, porque el campo de la correlación infinita es parte de su campo de información.
  Lo que es asombroso acerca del sistema nervioso de la especie humana es que puede gobernar ese infinito poder organizador a través de la intención consciente.
  En la especie humana, la intención no está fija o encerrada en una red rígida de energía e información. Tiene una flexibilidad infinita. En otras palabras, mientras no infrinjamos las otras leyes de la naturaleza, a través de nuestra intención podemos, literalmente, dirigir las leyes de la naturaleza para convertir en realidad nuestros sueños y nuestros deseos.

  Podemos poner a trabajar para nosotros al computador cósmico, con su infinito poder organizador. Podemos ir hasta ese fundamento último de la creación e introducir una intención, y con sólo hacerlo, activar el campo de la correlación infinita.
  La intención sienta las bases para el flujo fácil, espontáneo y suave de la potencialidad pura, que busca pasar de lo inmanifiesto a lo manifiesto. La única advertencia es que utilicemos nuestra intención para beneficio de la humanidad. La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego.

  La intención, combinada con el desapego, lleva a una conciencia del momento presente centrada en la vida. Y cuando la acción se realiza teniendo conciencia del momento presente, su eficacia es máxima.
 La intención mira hacia el futuro, pero la atención está en el presente. Mientras la atención esté en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente.
  Debemos aceptar el presente tal como es. Aceptemos el presente y proyectemos el futuro. El futuro es algo que siempre podemos crear por medio de la intención desapegada, pero nunca debemos luchar contra el presente.
  El pasado, el presente y el futuro son propiedades de la conciencia. El pasado es recuerdo, memoria; el futuro es expectación; el presente es conciencia. Por consiguiente, el tiempo es el movimiento del pensamiento.   Tanto el pasado como el futuro nacen en la imaginación; solamente el presente, que es conciencia, es real y es eterno. Lo es.
  Es la potencialidad para el mundo del espacio y el tiempo, la materia y la energía. Es un campo eterno de posibilidades que se experimenta a sí mismo en forma de fuerzas abstractas, trátese de la luz, el calor, la electricidad, el magnetismo o la gravedad. Estas fuerzas no están ni en el pasado ni en el futuro; sencillamente son.

  Nuestra interpretación de estas fuerzas abstractas hace posible que tengamos la experiencia de los fenómenos concretos. Las interpretaciones que recordamos de las fuerzas abstractas crean la experiencia del pasado, mientras que las que anticipamos crean el futuro. Ellas son las cualidades de la atención en la conciencia.
  Cuando estas cualidades se liberan de la carga del pasado, la acción en el presente se convierte en suelo fértil para la creación del futuro.
  La intención, apoyada en esta libertad indiferente del presente, actúa como catalizador para la mezcla correcta de materia, energía y sucesos espacio-temporales para crear cualquier cosa que deseemos.

  Si tenemos conciencia del momento presente centrada en la vida, entonces los obstáculos imaginarios – los cuales constituyen más del noventa por ciento de los obstáculos percibidos - se desintegran y desaparecen. El restante cinco a diez por ciento de los obstáculos percibidos se pueden convertir en oportunidades por medio de la intención focalizada.
  La intención focalizada es la atención que no se aparta de su propósito. Tener una intención focalizada significa mantener nuestra atención en el resultado que perseguimos, con un propósito tan inflexible que impida completamente que cualquier obstáculo consuma o disipe la concentración de nuestra atención. Se eliminan de la conciencia todos los obstáculos, de manera total y completa. Así podemos mantener una serenidad inconmovible, a la vez que mantenemos con pasión intensa el compromiso con nuestro objetivo. Éste es, simultáneamente, el poder de la conciencia sin apego y la intención focalizada.

  Aprendamos a aprovechar el poder de la intención, y podremos crear cualquier cosa que deseemos. Todavía será posible obtener resultados a través del esfuerzo y la constancia, pero a un precio; ese precio puede ir desde la tensión emocional hasta una enfermedad cardíaca o un trastorno de la función del sistema inmunológico.

  Es mucho mejor dar los siguientes cinco pasos:

 1) Entremos en el espacio de la conciencia pura. Eso significa ubicarnos en medio de ese espacio silencioso que hay entre los pensamientos, entrar en el silencio - ese nivel de sólo ser que es nuestro estado esencial.

2) Una vez establecidos en ese estado de sólo ser, liberemos nuestras intenciones y nuestros deseos. Cuando uno está realmente en ese espacio, no hay pensamiento, no hay intención; pero en cuanto sale de él - en esa unión entre el espacio silencioso y un pensamiento - es posible introducir la intención.
 Si tenemos una serie de metas, escribámoslas y concentremos nuestra intención en ellas antes de entrar en el espacio silencioso. Si deseamos una carrera de éxito, por ejemplo, debemos entrar en el espacio silencioso con esa intención, y así la intención ya estará allí como una tenue llama vacilante en nuestra conciencia.
  Liberar las intenciones y los deseos en este espacio significa sembrarlos en el suelo fértil de la potencialidad pura y esperar a que florezcan en el momento propicio.
 No es conveniente desenterrar las semillas de los deseos para ver si están creciendo, o aferrarse rígidamente a la manera como deberán desarrollarse. Lo único que hay que hacer es dejarlas libres.

3) Permanezcamos en el estado de auto-referencia. Esto significa permanecer establecidos en la conciencia de nuestro verdadero yo - nuestro espíritu, nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura-. También significa no vernos a nosotros mismos a través de los ojos del mundo, o dejarnos influir por las opiniones y las críticas de los demás. Una buena manera de mantener el estado de autoreferencia es no divulgar nuestros deseos; no compartirlos con nadie, a menos que la otra persona tenga exactamente los mismos deseos que nosotros y entre los dos exista una unión fuerte.

4) Renunciemos a nuestro apego al resultado. Esto significa renunciar a nuestro rígido interés por un resultado específico y vivir en la sabiduría de la incertidumbre. Significa disfrutar cada momento de la jornada de la vida, aunque desconozcamos el desenlace.

5) Dejemos que el universo se encargue de los detalles. Nuestras intenciones y nuestros deseos, una vez liberados en el espacio silencioso, tienen un infinito poder organizador.
  Confiemos en que ese infinito poder organizador de la intención orquestará todos los detalles por nosotros.
  Recordemos que nuestra verdadera naturaleza es el espíritu puro. Llevemos la conciencia de este espíritu a donde quiera que vayamos, liberemos suavemente nuestros deseos, y el universo manejará los detalles por nosotros.

  La sabiduría de la incertidumbre reside en el desapego... en la sabiduría de la incertidumbre reside la liberación del pasado, de lo conocido, que es la prisión del condicionamiento anterior.
Y en nuestro deseo de ir hacia lo desconocido, el campo de todas las posibilidades, nos entregamos a la mente creativa, que orquesta la danza del universo.

Como dos aves doradas posadas en el mismo árbol, el ego y el Yo, íntimos amigos, viven en el mismo cuerpo. El primero come los frutos dulces y amargos del árbol de la vida., mientras que el segundo observa con indiferencia.
- Upanishad Mundana
                                                             Deepack Chopra

miércoles, 9 de enero de 2013

Despertar del sueño



Mientras vivimos en el sueño de la identificación, nos valemos de los sentidos físicos para percibir de manera limitada lo Real.
  Nuestra existencia se arma con recuerdos del pasado, experiencias que hemos tenido, deseos , temores… vivimos atrapados en el tiempo, sin permitirnos funcionar naturalmente, perdiéndonos valiosos mensajes de nuestro cuerpo por no estar atentos, en el presente, en el ahora.
Vivimos de una manera mecánica, condicionada, y todo lo complicamos actuando compulsivamente, de manera reactiva, y creemos que eso es la realidad.
  Mientras estoy identificado con lo que creo ser, no puedo elegir las respuestas más adecuadas, saludables a la situación porque sale lo automático, lo impulsivo, lo mecánico, por la fuerza del condicionamiento; y es que el pasado está tiñendo el presente, proyectándose en un futuro ilusorio, supuestamente mejor…

   Todo cambia cuando suelto el tiempo psicológico y me instalo en el presente, viviendo momento a momento, vigilando, observando lo que pasa en mi mente y soltándolo. Observando los mecanismos reactivos que se ponen en marcha ante los estímulos externos, dándome cuenta que sólo son programas con los que venimos funcionado durante muchos años …
Al despertar, expresamos en muestra vida los valores del ser surgiendo la acción de manera espontánea, inspirada ( no teñida por las emociones y pensamientos que se mueven en la superficie) independientemente de lo que acontezca, en una actitud contemplativa.
  El despertar nos lleva a mirar la verdad directamente, descubriendo la inteligencia, la belleza, la energía y el amor que soy, la Realidad, ese potencial en vías de actualización, atestiguando todo lo que acontece desde la conciencia.

  Una vez descubierta la Verdad, debo mantenerme allí donde la he visto, si quiero que ilumine mi vida, como un faro que alumbra el camino del navegante en la oscuridad del océano.
Cuando me despisto, me distraigo, se trata de observar esa distracción y volver a la contemplación con una actitud amorosa, para ello debo de tener una vocación por vivir desde la verdad y estar “vigilante” para darme cuenta. Mantenerme atenta a la luz que soy en lo profundo.

  Luego que se va haciendo el camino, ese estado de lucidez se mantiene sin esfuerzo, lo mantiene la luz, y, al estar despierta, más lucidez, paz, alegría, espontaneidad y amor sin causa sentiré.
Para despertar a la Verdad es imprescindible hacer silencio de lo pensado, sentido, soñado, imaginado; un camino de soledad y silencio hacia el sí mismo, adentrándose en la aventura del descubrir.
  Lo que nos separa de la Realidad es la mente entretenida con sus imaginaciones y sueños, se trata entonces de “girar” la mente y mirar hacia adentro, hacia la luz, y a partir de esa mirada despierta, el amor surge espontáneo inevitablemente.