SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

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La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

viernes, 25 de junio de 2021

Despertar y trabajo interior


Despertar quiere decir dejar de vivir en el mundo mental y vivir en la Realidad, en el momento Presente, en lo que está sucediendo aquí y ahora. Despierto quedan todos los juicios en suspenso, el entorno no nos presiona, ni nos invade y nos damos cuenta de que somos la vida en expresión.

Cuando empezamos a despertar, esa experiencia es breve y no se puede mantener, pero nos habrá marcado por su autenticidad y por ser una experiencia real y vívida del lugar hacia el que nos dirigimos. Hay que hacer todo un proceso para estabilizar dicha experiencia.

1- Darse cuenta que uno está dormido y despertar aunque sea por unos momentos, para luego trabajar en esa dirección.

2- Descubrir el error, el personaje, el ego, los mecanismos aprendidos mediante los que funcionamos, para trascenderlos.

3- Reequilibrar y expresar el yo-experiencia, para dejar de vivir en el yo mental o personaje y vivir la Realidad.

4- Paralelamente al trabajo anterior, realizar la limpieza del inconsciente.



¿Para qué hacer limpieza en el inconsciente?

Para ser capaces de vivir el momento presente, sin arrastrar temas del pasado, estar lo suficientemente libres para vivir el aquí y el ahora, sin lastres que influyan en nuestra conducta.

Lo mismo nos esclaviza un pasado doloroso que uno glorioso, por lo que es fundamental limpiar el inconsciente paralelamente a fortalecer el yo experiencia (dejar de vivir en el yo mental o personaje para vivir la realidad, el yo experiencia. Lo que hemos desarrollado menos es lo que nos hace sufrir, así que es eso lo que hay que trabajar más, pero siempre en los tres ejes (energético, afectivo e inteligencia). Cuando los tres centros estén desarrollados adecuadamente, no necesitaremos manipular el afuera para cubrir nuestras carencias, sino que, veremos la oportunidad en cada momento de expresar lo que somos, las capacidades que tenemos.

Equilibrar el yo experiencia (ego sano) es madurar como personas adultas. El objetivo del yo experiencia es conseguir que en cada situación, los pensamientos, emociones y acciones sean lo más adecuado en aquel momento. Cada momento es único, por lo que debemos estar bien despiertos para actuar dando la respuesta más adecuada a ese momento, actuar y expresarnos libremente en cada situación, mas allá de lo mecánico.

“Yo solamente puedo hacer aquello a lo que me siento llamado a hacer, cualquier otra cosa, sería una traición contra mi propia persona.” Solo cuando nos experimentamos tal y como somos, obtenemos la propia felicidad y plenitud, por lo que el autoconocimiento nos hace “libre” internamente.

El inconsciente es nuestro aliado, ya que es parte de nosotros mismos y busca nuestro bien, pero ese bien no es el mismo a los 4 o 5 años que a los 40 y, aunque los años han pasado, el inconsciente es atemporal y sigue con las mismas normas, que ya no nos son útiles, por lo que habrá que cambiarle las normas y explicarle claramente y él nos prestará su apoyo.

Por otro lado, el inconsciente es como una caja o un baúl donde guardamos todo lo que no queríamos ver, nos asustaba o queríamos ignorar, por lo cual, dentro de él, hay cosas que considerábamos “terribles” de nuestra infancia y de nuestra adolescencia, que cuando las miramos ahora, parecen tonterías.

Además nuestro inconsciente no nos mostrará nada que no podamos sortear sin problemas, por lo que no debemos temer, el inconsciente está deseoso de liberarse de todo ese peso inútil.


La limpieza ha de ser en los tres niveles:

- Limpieza del inconsciente energético para recuperar nuestra fuerza, energía, espontaneidad, sexualidad.

- Limpieza del inconsciente emocional para estar más cerca interiormente de las personas y amarlas.

- Limpieza del inconsciente intelectual, para soltar las creencias impuestas, la rigidez mental.


Todo lo que hemos acumulado, nos pesa y nos impide despegar. Al limpiar esa carga retenida, la energía del inconsciente se une a la de la parte consciente y nos vivimos con más energía, logrando una adultez equilibrada, una normalización del ser humano, para poder trascenderla hacia los niveles superiores, y dejar que se trasluzca la Realidad que somos.

Apuntes tomados de A. Blay