SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Mindfulness - Atención Plena




La esencia de la práctica  Mindfulness, se puede resumir en el siguiente poema:

“En la meditación se trata de ver claramente el cuerpo que tenemos, la mente que tenemos, la situación que tenemos en casa y la gente que hay en nuestras vidas. Se trata de ver cómo reaccionamos a todas estas cosas. Se trata de ver cómo son ahora mismo nuestras emociones y pensamientos, en este preciso instante, en esta habitación, en este asiento. Se trata de no intentar que desaparezcan, de no pretender ser mejores de lo que somos, sino de ver con precisión y con ternura.”
Pema Chödrön (2001)


Se trata de llevar la atención al momento presente, a lo que está sucediendo en el momento presente y mantenerla allí, “me siento enfadado, me siento alegre, estoy tomando un té,..…etc.”, observar los contenidos de la conciencia es estar practicando Mindfulness.


  Ajahn Chah decía:

Aparezca lo que aparezca en tu mente, simplemente obsérvalo”.
  
Para ilustrar cómo funciona la Atención Plena, podemos comparar la mente con la superficie de un lago o del océano. En el agua siempre hay olas, a veces son grandes, a veces pequeñas y otras veces casi imperceptibles. 
Las olas surgen en la superficie del agua porque la agitan los vientos, que vienen y van, y cambian de dirección y de intensidad, tal y como lo hacen los vientos del estrés y del cambio en nuestras vidas, que forman olas en nuestra mente.

Hay personas que piensan que la meditación es una manipulación interna especial que acabará con las olas para que la superficie de la mente quede lisa, tranquila, calma.

Pero, así como no podemos calmar las olas poniendo una lámina de cristal sobre la superficie del agua, tampoco podemos eliminar las olas de nuestra mente de manera artificial, e intentarlo creará más lucha y tensión interna, en vez de calma. 
Tampoco significa que sea imposible conseguir la calma, lo único que ocurre es que no podemos conseguirla con intentos disparatados de eliminar la actividad natural de la mente.

Gracias a la meditación nos resguardamos de los vientos que agitan la mente, y, con el tiempo es posible que gran parte de las turbulencias se vayan calmando, al no alimentarlas continuamente. Pero, a la larga, los vientos de la vida y de la mente soplarán, hagamos lo que hagamos, y la meditación nos ayuda a saber algo de esto y cómo trabajar con ellos.

No puedes detener las olas, pero puedes aprender a surfear.”


La meditación no tiene que ver con sentirnos de un modo determinado. Tiene que ver con “sentirnos como nos sentimos”

No se trata de vaciar o calmar la mente, aunque la calma se vuelve mas profunda con la meditación y puede cultivarse de manera sistemática. 

La meditación tiene que ver con permitir que la mente esté como está, y con tener cierto conocimiento acerca de cómo está en este momento, observar la respiración, observar la mente, permitirnos a nosotros mismos estar donde ya estamos

Requiere energía y compromiso para perseverar, requiere cierta disciplina para convertirla luego en parte de nuestra vida. 

La clave está en consciencia e intención.

  
Resultado de imagen de mindfulness




Ejercicio de atención a las sensaciones corporales
                             
Elige un sitio tranquilo, siéntate cómodamente, cierra los ojos y nota lo que se siente al estar en tu cuerpo.
Fíjate en las sensaciones del cuerpo, cómo van y cómo vienen, sin prestar atención a ninguna de ellas en particular.
Si es una sensación agradable, percíbela y déjala ir.
Si es desagradable, también la percibes y la dejas ir.
¿Quizá sientes calor en las manos, presión sobre el asiento, hormigueos en la frente? Observa estas sensaciones como una madre miraría a su bebé recién nacido, preguntándose qué es lo que siente.
Observa lo que aparezca, una sensación tras otra.
Tómate tiempo.                                          

Después de cinco minutos, abre los ojos lentamente.









sábado, 16 de septiembre de 2017

El Amor - Jeff Foster


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Te vendieron una hermosa mentira sobre el Amor.
Y en tu inocencia, compraste la mentira, la tomaste como verdad. Porque todos a tu alrededor estaban haciendo lo mismo, y querías encajar, y sentías miedo de estar solo, porque nunca te sumergiste en la alegría oceánica de tu propia soledad para encontrar la seguridad allí.

Nadie viene a salvarte, ya ves. No hay ningún príncipe a caballo, ninguna Julieta. Ninguna madre sustituta. No existe “Una Persona Especial”. No hay ningún mesías que venga a quitarte el dolor, tus sentimientos de vacío, ese sentido de separación y abandono que te ha acompañado desde que eras joven. Nadie será capaz de sentir y metabolizar tus emociones por ti. Nadie puede vivir ni morir por ti. Nadie tiene el poder de distraerte permanentemente.

Nadie puede apropiarse de ti o ser de tu propiedad.
Tu otra mitad, tu realización, no está allá fuera, ya ves, sino en lo más profundo de ti. Ella vive como tu propia presencia, arde como el Sol dentro de ti.

Muchas personas están buscando Amor. O están tratando de aferrarse a un Amor que parece escaparse de entre sus dedos. O sienten que han perdido el Amor, y están tratando de recuperarlo, huyendo de los emociones desagradables que implica una separación, adormeciéndose con más sueños, alejándose cada vez más de sí mismos, buscando algo que nunca encontrarán, soñando aún con “Una Persona Especial” que los complete, que les ofrezca una vida de seguridad psicológica, que sea la perfecta madre o padre que nunca tuvieron en la Tierra.

Por supuesto, eso no es Amor.
Eso es miedo, una huida inminente de la soledad.
Si puedes hallarlo o perderlo, si puedes estar ‘dentro’ o ‘fuera’ de él, si te puede ser dado o quitado, si tienes que luchar por él, rogar por él, manipularte a ti o a los demás para obtenerlo, si crees que debes merecértelo, si duele, entonces es la versión del Amor que proviene de la mente.
Esta es la mentira.

Porque si Amas, estás presente. Eso es todo.
Si Amas a alguien, estás presente con él. Tan presente como lo estás contigo mismo. Tan presente como el Sol en el cielo, a pesar de las nubes, las tormentas, del clima siempre cambiante.
No confundas Amor con deseo, entonces. El deseo viene y va. Arde intensamente, o la llama se extingue. Pero el deseo no es congruente, como el Amor.
No confundas Amor con atracción. La atracción es hermosa, pero sube y baja, se eleva y cae como las olas en el océano. Cambia con las estaciones, los días, las horas, los momentos. No está siempre presente, como el Amor.
No confundas Amor con emociones agradables, cálidas, incluso con los extravagantes emociones de estar “enamorado”. Las emociones agradables se tornan en dolorosas muy rápidamente.
El Amor no es ni placer ni dolor, no es éxtasis ni sufrimiento; es el campo que perdura, incluso cuando la felicidad se disuelve en desesperación.
No confundas Amor con urgencia de poseer o ser poseído por alguien. El Amor no es un capricho. El Amor no es ni obsesivo ni compulsivo. El Amor no se aferra a nada. El Amor no posee nada; es sin peso, sin forma. El Amor no dice, “eres necesario para mi felicidad, mi alegría, mi vida”. No, el Amor es sinónimo de libertad, tiene un corazón abierto de par en par, dispuesto a sentir cada sentimiento, a pensar cada pensamiento.

El mito más peligroso que hay es el que dice que otra persona puede ‘hacerte’ feliz. No, no. La felicidad, la verdadera felicidad, la clase de felicidad que no puede comprarse o venderse o empacarse sofisticadamente, es idéntica a tu presencia, algo que nadie puede darte, y nadie puede quitarte.

Si buscas a alguien más para conseguir felicidad, siempre dependerás de él, siempre sentirás miedo de perderlo, y el temor y el resentimiento retumbarán por debajo de tu ‘Amor’. Te acostumbrarás a complacerlo, adormecerás tus pensamientos y sentimientos, cerrarás tus ojos a la verdad y vivirás en la fantasía y en la esperanza.

Te harás infeliz para ganar su Amor, para mantenerlo a tu lado, para controlarlo. Te harás infeliz tratando de hacerlo feliz… o forzándote a ti mismo a ser feliz. Eso no es Amor, es adicción a una persona. Es miedo disfrazado de ‘romance’. Esta es la mentira.

Pero subyacente a cada adicción está el anhelo por llegar a casa, por la Madre, en el sentido más profundo de la palabra. Encuentra el sentido más profundo de casa dentro de ti mismo, entonces. Haz de tu cuerpo tu hogar, de tu aliento y tu vientre, a medida que se elevan y relajan en este momento presente. Encuentra tu suelo en la sensación de estar vivo. Y en ese lugar de presencia, pasa tiempo con quienes te nutran, con quienes te ayuden a sentirte vivo, con quienes resuenes y sean capaces de validar tus preciosos sentimientos.

Cuando no tratas de ganar Amor, cuando no huyes de tus propias emociones dolorosas, puedes darte el lujo de Amar y ser Amado verdaderamente.
Invita a los demás a tu campo de Amor; deja que se queden, deja que se vayan, honra su camino y recorre el tuyo con valentía. Pero ni por un momento compres la mentira de que la salvación se encuentra en cualquier lugar excepto en el corazón de tu exquisita presencia, en el lugar donde no hay nadie que pueda ser salvado. El lugar en donde tocas la vida, y en donde eres tocado a cambio, momento a momento…

Porque tú eres El Indicado, El Uno, tu mejor Amante, compañero, amigo y Madre.

Y así puedes decirte a ti mismo:
“Sin ti, no puedo vivir”.
“Tú me completas”.
“Sin ti, no soy nada”.
“Nunca me vayas a dejar”.


J. Foster



sábado, 2 de septiembre de 2017

La aceptacion


Habitualmente, reaccionamos de una manera mecánica, automática ante las situaciones de nuestra vida diaria.
 Queremos que las cosas sucedan como  y cuando deseamos, pero la vida es imprevisible, y las cosas son como son, no como queremos que sean.
A veces, no podemos cambiar las situaciones; pero si podemos cambiar nuestra interpretación de lo que nos sucede. Ante lo que nos ocurre, tenemos dos opciones; podemos elegir entre una actitud de apertura o aceptación, y otra de no aceptación o negación, de resistencia. Resistirse, significa que la mente dice "no" a lo que pasa, por no coincidir la situación con las expectativas que teníamos en mente.

La falta de aceptación, nos conduce al dolor, al resistirnos inconscientemente a lo que es, dejando que la mente dirija nuestras vidas. 
Cuando mayor es el grado de resistencia  a lo que nos sucede en el presente, mayor es la intensidad del dolor que padecemos; y el grado de resistencia, dependerá de qué fuerte sea la identificación con la mente.
Sucede que, cuando atravesamos una situación que nos resulta desagradable, la mente se resiste al ahora, al presente porque la experimenta como una amenaza, ya que la mente necesita tenerlo todo controlado.

Hay que tener en cuenta que la mente es un instrumento muy útil para funcionar en el mundo de las formas; pero cuando ésta nos domina, genera dolor y sufrimiento.

Como dice Chuang-Tsé:  

"El que quiere vivir el placer sin dolor, y el orden sin desorden, no entiende las leyes del cielo y la tierra." 

 Es necesario aceptar lo que es, liberándonos de la identificación mental.
 Aceptar no quiere decir que debemos resignarnos, no quiere decir que no emprendamos la acción oportuna para cambiar la situación, si se puede, porque si sólo nos resignamos, generamos frustración y amargura en nuestro interior.

El no aceptar una situación de vida insatisfactoria, hace que nos tornemos negativos, que percibamos al mundo como amenazante, que nos surja una necesidad automática y compulsiva de enjuiciar, criticar a los demás, de competir, de dominar al otro; al no aceptar lo que nos ocurre, nuestra interpretación de los hechos se carga de miedo e inseguridad, nos ponemos tensos y rígidos mentalmente y esto indudablemente afecta también a nuestro cuerpo.

    "Dios,  concédeme
  la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar,  
  el valor para cambiar las que sí puedo,
   y la sabiduría para discernir la diferencia"
                                                                               San Agustín.

 Se trata de observar los "juegos" de tu mente, el devenir de los pensamientos, sin juzgarlos, sin intentar detenerlos, sin razonarlos, sin pretender que no estén, sin identificarte....sólo observando, como quien observa las ondas en la superficie de un lago, o como quien observa el desplazamiento de las nubes en el cielo...simplemente.
Observar como estos pensamientos se suceden unos tras otros, intentan traerte recuerdos del ayer, acontecimientos pasados, que se proyectan en preocupaciones por un futuro incierto; todo un "juego" de la mente, quizá entretenido, quizá angustiante....los pensamientos, tratarán  de atraer tu atención hacia ellos y meterte en el juego (al igual que un niño que busca continuamente llamarte la atención).

El aprender a distanciarte de la mente, de los contenidos de la mente, es una gran bendición. De esto trata la meditación, de observar "la película" que está rodando tu mente, sin quedar atrapado, enganchado, en el drama.

Todo el tiempo, durante tu vida, estás persiguiendo deseos, sueños, y cuando consigues uno, vas tras otro, esto no se termina...te asalta la insatisfacción y muchas veces la desilusión y la frustración, al darte cuenta que el depender de la consecución de estos deseos, no te llevan a ninguna parte, quizá a vivir más estresado.

Las metas son necesarias como mapa de vida, el tener proyectos, deseos en sí, no tienen nada de "malo", el problema está en vivir pendientes de conseguir estos deseos, sosteniendo un estado de crispación, de tensión, sin vivir el ahora, el presente, cada momento.

Te invito a tomarte un respiro, un descanso....Sólo observa tus pensamientos, tus emociones, tus sensaciones corporales, no las critiques, no las juzgues, céntrate en tu respiración, sigue con atención el trayecto del aire cuando inhalas y al exhalar, dejando pasar tus pensamientos, como esas nubes en el cielo...tomando distancia....siente como poco a poco te vas relajando, y cómo tu mente se aquieta y se torna cada vez más clara y serena...Estás conectando con tu Ser...observando....en presente, en el aquí y ahora......





Juana Ma. Martínez Camacho
Terapeuta Transpersonal
(Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

Especialista en Bioneuroemoción
(Instituto Español Bioneuroemoción)

Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
(Cellular Memory Release)



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