SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

viernes, 11 de diciembre de 2020

El poder de las creencias

 

Cuentito: 

Un mercader de camellos, un árabe que atravesaba el desierto del Sahara, acampó para pasar la noche. 

Los esclavos levantaron tiendas y clavaron estacas en el suelo para atar a ellas los camellos. 

- Hay sólo diecinueve estacas y tenemos veinte camellos; ¿cómo atamos el vigésimo camello? - le preguntó un esclavo al amo. 

- Estos camellos son animales tontos. Hagan los movimientos como para atar al camello y permanecerá quieto toda la noche. 

Eso hicieron, y el animal se quedó quieto allí, convencido de que estaba atado. 

A la mañana siguiente, al levantar campamento y prepararse para continuar el viaje, el mismo esclavo se quejó al amo de que todos los camellos lo seguían, excepto aquél, que se rehusaba a moverse. 

- Se olvidaron de desatarlo - dijo el amo. 

Y el esclavo realizó entonces los movimientos como si lo desatara, y el camello comenzó a andar... 

Ésa es una imagen de la condición humana, de cómo estamos atados a cosas que no existen; tenemos miedo de cosas que no son... Son ilusiones, falsedades, creencias y hábitos; no son realidades. 

¿Alguna vez te has preguntado por qué en muchas áreas de la vida vivimos por debajo de nuestras verdaderas posibilidades? 

Nuestras conductas están teñidas por las creencias que subyacen en nuestro subconsciente y, en realidad, son las que determinan muchas de las capacidades y conductas que se las atribuimos al azar. 

Es necesario identificar estas creencias, muchas de las cuales derivan en miedos ocultos, silenciosos, que, boicotean nuestros esfuerzos, debilitan nuestra voluntad y hasta nos paralizan a la hora de actuar y tomar decisiones. 

Si en tu vida padeces una limitación y te hace “tropezar varias veces con la misma piedra”, y te resignas creyendo que no puedes cambiar los resultados, podrías pensar que gran parte del problema es que estás influenciado por tu manera de ver los acontecimientos, y te has olvidado que tu capacidad de salto, es más extraordinaria de lo que te imaginas. 

En primer lugar, debemos reconocer que estamos gobernados por nuestras creencias más de lo que nos imaginamos. 

Conviene observar en la niñez qué mensajes limitadores recibimos, como: “no puedes”, “no hagas eso”, “eres un inútil”, “no eres como tu hermano”, “no vales”, etc. 

Las creencias son como filtros de nuestra concepción del mundo, nos apoyan o nos sabotean. Hay creencias que restringen y creencias que expanden, unas nos tornan impotentes y las otras nos dan el poder para cambiar nuestra vida. 

Una vez que asumes una creencia, se convierte en “tu verdad”, y toda tu vida estará teñida por ella. Es como un cristal de color a través del cual vez el mundo. 

En segundo lugar: hacia dónde me conducen las creencias instaladas en mi mente. 

Examinar ideas y creencias fundamentales, es una experiencia de cambio de vida. 

Cuando cambiamos nuestras creencias conscientes y actitudes, cambia la química del organismo. 

Podemos aprender nuevos comportamientos, nuevas formas de pensar. No estamos condenados a seguir repitiendo patrones de conducta que nos resultan tóxicos y dañinos para nuestra salud física, mental o emocional. 

No tenemos que quedarnos conectados con aquellas creencias que nos transmitieron en la infancia: eres torpe, no cambiarás, no podrás seguir la carrera universitaria, eres como tu abuelo, etc. 

A diferencia de los pensamientos, que forman activamente palabras o imágenes, la creencia actúa de manera pasiva y silenciosa. 

Si es tóxica, genera pensamientos negativos, que irán acompañados por imágenes y emociones negativas. 

Nuestras limitaciones personales responden a creencias limitantes. Si alguien por ejemplo, se cree que no merece recibir amor, se sentirá miserable por más que lo quieran, porque su creencia lo hará enfocar su atención en cualquier detalle que confirme que nadie lo quiere. 

Incluso si alguien lo amara de un modo evidente, que no se puede dudar, esta persona no llegaría a confiar por completo de ese amor, es más como las creencias generan actitudes, es probable que esta persona actúe, aunque sea inconscientemente, de manera que provoque el rechazo de los demás, para así alimentar su creencia original, con el tiempo conseguirá eso en lo que está enfocado: el rechazo. 

Así funcionan la mayoría de nuestros patrones de comportamiento. 

Todos actuamos según nuestras creencias y lo que recibimos de la vida depende de nuestras creencias profundas. 

Toda creencia despierta un potencial, 

Que genera una conducta, 

Que a su vez provoca un resultado, 

Y este refuerza la creencia inicial. 


Así una creencia negativa nos hace entrar en un círculo de acción y reacción. 

Nuestros supuestos más profundos son los que activan los cambios físicos. Si la creencia es acertada o no, si es buena o no, no tiene importancia. Una vez aceptada, será el software que manejará nuestra computadora biológica. 

Si creo que “nací para sufrir”, esta es una creencia muy tóxica para mí. 

Pero si afirmo, “todo es posible y tengo el poder para lograrlo”, esa es una creencia muy saludable. 

En cualquier proceso de evolución y de sanación es vital prestar atención a nuestras creencias, muchas inconscientes. 

Hemos de detectarlas, profundizar en ellas y cambiar aquellas que nos limitan por otras que favorezcan nuestro desarrollo y expansión. 



Te acompaño en el proceso 

CONSULTAS PRESENCIALES- CONSULTAS SKYPE 



Juana Ma. Martínez Camacho 

Terapeuta Transpersonal 
Especialista en Bioneuroemoción 
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
Psiconeuroendocrinoinmunolía 

www.centroelim.org     Telf. 653-936-074 


RECURSOS: 







jueves, 10 de diciembre de 2020

Eres más que los "estados negativos"



 ¿Te sientes con ansiedad, preocupación, tristeza, etc.?

Cuando te asalta un estado de ánimo que viene por pensamientos influidos por esquemas, patrones mentales, tiendes a buscar alternativas para salir rápidamente del estado. Quieres solucionarlo por medio del pensamiento, pero al ser el pensamiento mismo el que crea el estado, no puedes solucionarlo mientras estés atrapado en la mente.

Como dice Albert Einstein: “Ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel de consciencia en que se creó”. 

Si el problema surge de la mente, del pensar, debo “salirme” del pensamiento y despertar al observador, debo tomar consciencia, prestar atención.

El darse cuenta, la consciencia, tiene un gran poder curativo. El observar los mecanismos que hacen que adoptemos determinadas maneras de ser que no nos benefician, que nos invitan a estados emocionales insalubres; el darnos cuenta de los pensamientos, ideas, creencias, que dan origen al dolor y a tensiones, por viejas heridas irresueltas y que buscan salir a la superficie para ser “liquidadas”, ese darse cuenta, de por sí, es sanador, e invita a una profunda calma interior.

En Oriente, suelen afirmar que “un conflicto observado, es un conflicto resuelto”, este concepto se aplica también en psicología y, la física cuántica dice que el observador, modifica lo observado, si observamos una partícula subatómica, ésta se verá afectada en su carga y en su órbita, sólo por observarla.

                                              La consciencia es el gran sanador.

El darse cuenta no tiene que ver con el pensar, es ir más allá del pensamiento, es observar el movimiento de la mente, es ser testigo de lo que está sucediendo en un plano superficial y pasajero.

El sólo hecho de darse cuenta de los programas mentales, nos lleva a la raíz de lo que ahora nos duele, nos preocupa, y nos permite hacer algo con ello, dejar de actuar mecánicamente, poder elegir pensamientos y acciones más saludables, saliendo del automatismo.

Se trata de despertar al testigo, a nuestra identidad Real, donde la dualidad no existe, desde donde surge el potencial que somos.

En la mente pensante, el ego, hay dualidad: bien/mal, placer/dolor, alegría/tristeza, etc., son como dos caras de una misma moneda, no podemos quedarnos con una sola cara y descartar la otra, es imposible; al igual, la mente dual, intenta aferrarse al placer, al bien, a la alegría, pretendiendo descartar el “mal, el dolor, la tristeza”, y no se da cuenta, que en ese plano no puede tener lo uno sin lo otro, que si tiene alegrías, tarde o temprano tendrá tristeza, que los estados son impermanentes, que hay que ir más allá de la mente, si uno busca trascender la dualidad, salir de la ilusión, debemos Aceptar la mente, las luces y las sombras de la personalidad e ir más allá, si queremos la plenitud, la comprensión, lo real.

Entonces: ¿te sientes ansioso, triste, desanimado.....? 

CÉNTRATE,  atención.


Hay una vieja anécdota sobre Bokuju, un maestro Zen:

  Bokuju, vivía solo en una cueva. Durante el día, y a veces por la noche, decía en voz alta su propio nombre “Bokuju”, y luego se contestaba: “sí señor, aquí estoy” y no había nadie más.

  Sus discípulos, que estaban muy intrigados, le preguntaban: ¿porqué te llamas a ti mismo “Bokuju”, tu propio nombre, y luego te contestas: “si señor, aquí estoy”.

  A lo que el maestro Zen respondió: Cada vez que empiezo a pensar, tengo que recordar que debo estar alerta, entonces, pronuncio mi propio nombre “Bokuju” y me respondo “si señor, aquí estoy”, y el pensar con su carga de ansiedad, desaparece…

  Al final de sus días, durante los últimos tres años, los discípulos advirtieron que el maestro dejó de pronunciar su nombre “Bokuju” y de responderse “si señor, aquí estoy”.

  Un día, los discípulos le preguntaron:¿ maestro, porque no has vuelto a hacerlo?

  Y el maestro respondió: es que ahora Bokuju siempre está ahí.

   (Esta historia, está tomada de The Book of Secrets, de Osho.)


   Cuando te sientas en un estado de ansiedad o cualquier estado “negativo”, puedes llamarte por tu nombre y responderte, verás una diferencia, ayuda a centrarte, la ansiedad desaparecerá, porque experimentarás que, más allá del estado, en un nivel más profundo y real, la ansiedad y cualquier otro estado, no existen, al ir al Ser, al centrarte, puedes observar el mecanismo y darte cuenta que eres muchísimo más que el estado de ansiedad, y que éste, como todo estado de la mente, es pasajero y efímero. 

Mientras estás en la mente, el querer salirte del estado, el resistirte a lo que te está pasando en el ahora, la falta de aceptación y querer solucionarlo rápidamente, no te da salida, te genera sufrimiento, porque estas todo tú en el estado, te conviertes en el estado, debes tomar distancia y observarlo, y para ello debes cambiar el nivel de consciencia, ir al observador, “salirte de la mente”, trascenderla; luego, podrás tomar las mejores decisiones y trabajar para “desinstalar” los patrones que ya no te sirven para una vida plena y en paz.