SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

martes, 8 de agosto de 2017

Un Nuevo Amanecer: el fin de la Co- dependencia. Jeff Foster


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No puedes salvar a nadie.
Puedes estar presente con ellos, ofrecer tu estabilidad, tu cordura, tu paz. Incluso puedes compartir tu camino con ellos, ofrecer tu perspectiva. Pero no puedes quitarles su dolor.
No puedes recorrer su camino por ellos. No puedes ofrecerles respuestas correctas, ni tampoco respuestas que no sean capaces de digerir en ese momento. Ellos tienen que encontrar sus propias respuestas, plantear sus propias preguntas o dejar que se disuelvan; tienen que hacerse amigos de su propia incertidumbre.
Ellos tendrán que cometer sus propios errores, sentir sus propias tristezas, aprender sus propias lecciones. Si realmente quieren estar en paz, tendrán que confiar en el camino de sanación que se vaya revelando paso a paso. 
Pero tú no puedes sanarlos. No puedes ahuyentar su miedo, su ira, sus sentimientos de impotencia. No puedes salvarlos, o arreglarles las cosas. Si presionas demasiado, podrían perder su tan singular camino. Tu camino podría no ser el de ellos. 
Tú no creaste su dolor. Pudiste haber hecho o dejado de hacer ciertas cosas, dicho o no dicho ciertas cosas; pudiste haber detonando el dolor que ya estaba dentro de ellos. Sin embargo tú no lo creaste, y no eres culpable, incluso si ellos dicen que así fue.
Puedes asumir la responsabilidad de tus palabras y acciones, sí, y podrías lamentarte por un pasado, pero  no puedes borrar ni cambiar lo que ya pasó, y no puedes controlar el futuro. Sólo puedes encontrarte con ellos aquí y ahora, en tu único lugar de poder.
Tú no eres responsable de su felicidad, y ellos no son responsables de la tuya. Tu felicidad no puede venir de fuera. Si es así, entonces se trata de una felicidad dependiente, una felicidad frágil que se convertirá en tristeza muy rápidamente. Y después te verás atrapado en una red de culpa, remordimiento y persecución.
Tu felicidad está directamente relacionada con tu Presencia, con tu conexión con tu aliento, con tu cuerpo, con la tierra. Tu felicidad no es pequeña, y no puede ser eliminada por el miedo o la ira, o a la más intensa de las vergüenzas.
Tu felicidad no es un estado, o una experiencia pasajera, o incluso un sentimiento que los demás puedan darte.
Tu felicidad es inmensa, siempre presente, es el espacio ilimitado del corazón, donde la alegría y la tristeza, la felicidad y el aburrimiento, la certeza y la duda, la soledad y la conexión, incluso el miedo y el deseo, pueden moverse como el clima, como la lluvia y el sol, todo acogido en la inmensidad del cielo.   
Tú no puedes salvar a nadie, y no puedes ser salvado si buscas quién te salve. No hay ningún yo que salvar, ningún yo que perder, ningún yo que defender, ningún yo que hacer perfecto o inmensamente feliz.
Deja ir cualquier ideal imposible. Eres hermoso en tu imperfección, maravillosamente perfecto en medio de tus dudas; amoroso, incluso en medio de tus sentimientos no amorosos. Todas esas partes han sido dadas, todas son partes de la totalidad, y nunca has sido más que Totalidad. 
Estás respirando. Sabes que estás vivo. Tienes derecho a existir, a sentir lo que sientes, a pensar lo que piensas. Tienes derecho a tu alegría y derecho a tus tristezas. Tienes derecho a dudar también. Tienes derecho a recorrer tu camino. Tienes derecho a estar en lo correcto, y derecho a equivocarte; tienes derecho a esta gigante felicidad que conociste cuando eras pequeño.
Estás respirando, y eres inseparable de la fuerza de vida que anima todas las cosas, que se conoce a sí misma como todos los seres, que se descubre a sí misma en cada momento de esta increíble y maravillosa existencia. 
Tu valía no está ligada a lo que los demás piensen de ti. Está ligada a la luna, a la expansión infinita del cosmos, a los cometas que se lanzan hacia destinos desconocidos, al olvido del tiempo y al amor a la soledad, y a esta inefable gratitud por cada nuevo e inesperado amanecer que nos es regalado.


viernes, 4 de agosto de 2017

Hoy no es dia de decisiones

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Hoy es un Día para la Curiosidad.
Hoy es un día para mantenerte cerca del momento, respirando, sintiendo todas las sensaciones en tu cuerpo, observando cómo da vueltas la mente tratando de tener el control, tratando de adivinar el futuro.
Detente. Respira. 
Sal de la historia de “Tengo que elegir algo en este momento”.
Suelta toda esa presión absurda.
Haz desaparecer el tiempo. 
No califiques esta ‘indecisión’.
Tu estrés es tu intento de adelantar este momento, esta presente escena en la película de tu vida (de 'incertidumbre’) hacia una futura escena de certeza, descanso y respuestas.

¿La invitación?
Encuentra descanso justo donde estás.

Sé aquí.
Pon atención a la presente escena, a este momento lleno de vida.
Haz amistad con la incertidumbre, con el no-saber, con el asombro.
Permite que todas las imágenes, pensamientos, recuerdos, obsesiones, voces en la mente surjan, pervivan un rato, y desaparezcan cuando estén listas para irse. Sabe que no son lo que tú eres. Sabe que no es la mente la que te llevará hasta las respuestas reales.
En determinado momento, simplemente sabrás qué hacer. 
O te verás a ti mismo haciéndolo, sin ningún esfuerzo.
En determinado momento, tal vez hoy, tal vez mañana, tal vez la siguiente semana, la confusión desaparecerá y la acción tomará su lugar. Siempre ha sido así. Siempre lo será.
La ilusión más grande de todas es que tú tienes el control. 
Confía en el camino que te conduce hacia las decisiones. No luches con el momento.

No puedes comprender lo que será 'allá’ desde aquí. 
A veces, las verdaderas respuestas surgen cuando a nuestras preguntas les damos espacio para respirar. 

 Jeff Foster