SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

viernes, 26 de julio de 2024

CARTAS ASOCIATIVAS- METAFÓRICAS OH

 

Las Cartas OH son cartas asociativas o cartas proyectivas, también conocidas como cartas Kesem. No son juegos, no tienen nada que ver con el Tarot ni con Oráculos.

Esta herramienta valiosa, se utiliza en Psicología, Psiquiatría, psicoterapia y en Naturopatía para el desarrollo personal y profesional, también se utilizan para la búsqueda del origen del conflicto que puede estar afectando a nivel de salud física, emocional o mental.

Su principal ventaja reside en que es la propia persona la que se “auto-cura”, puesto que es ella misma quien las interpreta. Es decir, de una forma totalmente inocua y natural, la persona obtiene información a nivel de su subconsciente que de otro modo sería extremadamente complicada de conseguir y a partir de ese conocimiento comienzan a surgir las soluciones a sus conflictos internos; en la mayoría de las ocasiones de forma instantánea.

Nuestro subconsciente se expresa y entiende por medio de imágenes, sensaciones, sentires. Todas las experiencias de nuestra vida están guardadas en forma de imágenes y nuestro subconsciente piensa y trabaja con ellas, por medio de las cartas OH, nos comunicamos en su mismo idioma, un idioma que a él le es familiar.

Las Cartas OH están compuestas por 2 barajas de 88 cartas cada una, en una se reflejan imágenes de la vida cotidiana y en la otra aparecen palabras que representan emociones y actitudes presentes en las escenas.

En las posibles asociaciones que pueden hacerse con las cartas, el inconsciente se comunica a través de imágenes, permitiendo una comunicación dinámica entre lo consciente y lo inconsciente.

Son útiles como camino de autoconocimiento, ya que durante la sesión aparece el pensamiento analítico y crítico que sirve al autoaprendizaje.

Por medio de preguntas que formula el terapeuta, el paciente se va dando cuenta de las creencias, valores, actitudes, etc. que tiene… logrando una verdadera expansión de la conciencia y nuevas formas de pensamiento.

Las Cartas OH también favorecen la comunicación, la creatividad y la imaginación, además de servir para abordar el problema del paciente ya que activan los esquemas disfuncionales.

Las cartas OH se emplean en colegios, academias, clínicas, gabinetes de psicología y grupos de crecimiento personal, terapia de hipnosis, etc.

El uso de estas cartas como herramienta terapéutica nace de la interacción entre un artista plástico, Ely Raman, y un psicólogo clínico alemán llamado Moritz Egetmeyer, como un método adicional a la práctica terapéutica. Estimulan la capacidad asociativa y evocativa, incentivando la narrativa; ayudan a encontrar la forma de describir los sentimientos y pensamientos que de otra forma no se consiguen expresar.

Las primeras Cartas OH aparecen en 1981 y en la actualidad se publican en más de quince lenguas y se utilizan en más de 36 países.

Se basan en Freud y su Teoría de la proyección, Husserl y su concepto de Apercepción Analógica y en el concepto de Esquemas disfuncionales de Jeffrey Young.




Beneficios

  • Estimula la utilización de funciones del hemisferio derecho, el pensamiento lateral, la intuición, y la espontaneidad.
  • Descubrir el cómo y el para qué de nuestras actitudes ante la vida y ante una situación puntual, en especial el para qué de las actitudes negativas: rabia, tristeza, depresión, ira,….esa toma de conciencia, hace mas fácil el cambio de actitud.
  • Desarrollo personal
  • Desarrollo de la creatividad, creación de nuevas perspectivas.
  • Aumento la capacidad de comunicación y expresión.
  • Mejora de la memoria.
  • Resolución de problemas, búsqueda de soluciones creativas a problemas complejos.
  • Entender la situación de las empresas, negociar en la empresa.
  • Creación de metas. Ayuda a desarrollar nuevas perspectivas y ampliar los puntos de vista.
  • Estimulación de la imaginación.
  • Búsqueda de propósito en la vida.
  • Trabajo con enfermedades psicosomáticas.
  • Resolución de problemas de relación.
  • Reformulación de las situaciones problemáticas.
  • Incremento de la imaginación, practica de la narración de cuentos.
  • Desarrollo de habilidades comunicativas, etc.

Hay que tener en cuenta, como modo de clarificar, que las cartas OH, no tienen nada que ver con la adivinación, ni con el mundo esotérico.

El interactuar con ellas en una sesión, nos muestra conflictos, bloqueos, que a veces pensamos que no los tenemos, o que los hemos superado, incluso conflictos que ni sospechábamos que teníamos. En ocasiones, el conflicto se resuelve en la sesión, por esa toma de consciencia que sucede al verlo reflejado en las imágenes simbólicas de las cartas.

Ante una situación de conflicto, donde no vemos salida aparente, nos pueden ser muy útiles para aclarar de dónde viene el problema, el origen, ayudándonos así a encontrar la solución mas adecuada.





Consulta

Tú eliges las imágenes, que interpretarás, estas imágenes reveladoras te conectarán con tu subconsciente para detectar conflictos que a veces crees que están superados.

Hay bloqueos que al pasar al consciente y poder expresarlos, simplemente se desvanecerán en la misma sesión haciendo incluso que, dolores físicos que estuvieran asociados al bloqueo, puedan también desaparecer o aliviarse.

Al conectar con tus bloqueos, puedes aportar soluciones de una forma sorprendente, y saber que hacer y que no hacer.

Las cartas OH son un mazo de cartas compuestas por imágenes y palabras que cada uno interpretará según le resuene en su interior.

Es importante que el consultante exprese lo que siente. Que no utilice su mente, sino el sentir. Que no justifique ni explique, sino sienta y quiera ver y expresar sus conflictos para poder así liberarlos y sentirse en paz.

La sesión con las cartas OH te puede ayudar a revelar por qué no consigues una paz y felicidad interior. Comprenderlo. Expresarlo para liberarte. Y saber qué hacer para retomar tu felicidad y paz interior.

Con las Cartas OH, hay un Antes y un Después.



Cita previa y consulta: 


Telf. WhatsApp:   653-936-074

juani593@hotmail.com

www.centroelim.org



 

miércoles, 3 de julio de 2024

Fluir con lo que es.

  


"No es necesario empujar la vida. Sólo fluir con ella y entregarse completamente a las tareas del momento presente." 
 Nisargadatta

La vida es simple, la mente con sus condicionamientos y “modelos” la complica, de ahí la importancia de aprender a observar, aprender a entrenar la atención plena momento a momento para darnos cuenta de los mecanismos del ego, y poder funcionar desde más allá de él, desde el centro, desde donde todo está surgiendo, fluyendo con lo que es.

 Una de las lecciones más importantes de la vida es la Aceptación de “lo que es”, el resistirnos a una situación que nos parece dolorosa, que no es como nosotros esperamos, que rompe con nuestras expectativas de lo que pensamos que debería ser, nos genera un sufrimiento añadido, que es psicológico, que tiene que ver con la interpretación que le damos a lo que está aconteciendo, y que está teñido por la carga del pasado, por ello, el saber que se trata de mecanismos egoicos, mentales, y aceptar que todo está perfectamente diseñado a otro nivel que la mente concreta, muchas veces no puede entender, el saber que todo está bien como está, porque es justo lo que necesitamos para evolucionar, nos instala en esa paz profunda y nos permite fluir con la vida momento a momento, comprendiendo, sin juzgar; como en la meditación formal, podemos llevar este estado a cada actividad, a cada momento, es una actitud de vida.

  Hay la expresión china wu-wei , que es el corazón del Taoismo y un concepto utilizado por varias Tradiciones de Sabiduría, que se traduce como “hacer sin hacer”: la acción correcta sigue el curso de la totalidad ordenada, el Tao, y por ello encaja sin forcejear con la realidad; esta actitud no tiene que ver con la dejadez, por el contrario, requiere estar muy alerta para darse cuenta cuando estamos peleando para torcer la naturaleza de las cosas.

  Es ser flexible como el junco: adaptarse a los cambios y fluir con las situaciones. O como el agua, que se amolda a la superficie por la que la va circulando, contorneando piedras, sorteando obstáculos, amoldándose al terreno y sin ofrecer resistencia.

  Si vamos contra la corriente, si nos resistimos, si no aceptamos las cosas como son, generamos mas dolor y gastamos mucha energía. Todo esto implica soltar el control que la mente busca tener sobre todo, permitiendo que la vida haga a su ritmo, con sus propios tiempos de maduración.
                                                          Namasté 



martes, 2 de julio de 2024

Patrones de relación


“Cada uno de nosotros proyecta una sombra tanto mas oscura y compacta cuanto menos presente se halle en nuestra vida consciente, esta sombra constituye un impedimento que malogra nuestra mejores intenciones.” C. Jung


Asumimos ante el mundo una personalidad evidente y reconocible, pero hay otra parte que queda sumida en la oscuridad de la inconsciencia, y solo se expresa en contadas ocasiones, de modo indirecto y turbulento. Es una parte de nuestra personalidad que no aceptamos, porque así lo aprendimos, ya sea por causas familiares, sociales o culturales, y que mantenemos oculta a los ojos de los demás y a los propios.

A veces ocurre que vemos esas sombras de nuestra personalidad reflejadas en otras personas (por ej. en nuestra pareja) y ello nos provoca un rechazo que es tan grande como la fuerza con que nos negamos a reconocer esas sombras en nosotros mismos, ese rechazo se hace evidente cuando vemos en el otro aquello que no nos gusta en nosotros mismos, en un fenómeno conocido como proyección, que adjudica a los demás ciertas características y actitudes que se rechazan en uno mismo.

De ahí deriva que un pacto oculto de protección en la pareja incurra en otro nivel de complicación: cuido de tu dificultad para asumir tu fuerza, que es algo sombreado para ti, haciendo que sigas siendo débil mientras yo te protejo, pero al mismo tiempo rechazo tu debilidad porque no la soporto en mi.

Es decir, que sufrimos interminablemente en pareja por complicaciones que no entendemos, pero que no dejan de ser una invitación a conocernos mejor y asumir y poseer aquello que hemos empujado hacia nuestro propio lado de la sombra.

Existen diversos modelos de vínculo emocional aprendidos en la infancia, en especial durante la relación con nuestros padres y que, ya de adultos, aplicamos en nuestras relaciones.

Nuestra forma de relacionarnos con la pareja esta de un modo u otro condicionada por estos patrones adquiridos durante la niñez, que nos impulsan a responder de una manera reactiva ante determinadas situaciones de nuestra vida, experimentando las misma sensaciones que nos atrapaban en la infancia.

Son estrategias que aprendimos los primeros años de vida para salvar determinadas situaciones y que sirvieron para sentirnos buenos, aunque no necesariamente bien, y sentirnos buenos, en la infancia, significa ni mas ni menos, estar en sintonía con papá y mamá.

Por lo que aprendimos a ser buenos y obedientes porque era lo que esperaba nuestra madre de nosotros; o a ser dulces y divertidas para ser la princesa de papá; o a experimentarnos como inseguros y ansiosos ante la ambivalencia amorosa que nos demostraban nuestros padres; o seguros y confiados, porque así experimentábamos a nuestros padres.

Estas formas de comportarse repetitivas, se fueron quedando grabadas en nosotros y, a medida que las íbamos repitiendo, se convirtieron en mecanismos de reacción fijos, en pautas de relación.

Algunos de esos patrones de relación tomaron un cariz positivo y se reconocen porque únicamente expresan tendencias y enriquecen las relaciones, mientras que otros, tomaron un cariz negativo, pues expresan formas compulsivas de funcionar y empobrecen o tensan las relaciones.

Un patrón de relación aparece sin que nos demos cuenta, casi de manera automática o compulsiva, y se activa durante los primeros minutos de nuestro contacto con cualquier persona.

Lo bueno es que tenemos el poder de influenciar y podemos elegir comportarnos o no de ese modo, siempre que tengamos conciencia de que estamos ante un patrón y lo logremos reconocer, transitar y desactivar las cargas emocionales que lo alimentan.

Se trata entonces de articular respuestas alternativas a ese patrón fijo y buscar respuestas en el adulto, no en el niño.

Importa tanto que el adulto pueda reconocer al niño y todas las dificultades que le toco vivir, como que lo pueda abrazar e integrar de forma que logre quitarle el poder que no debería tener sobre nuestra vida presente.

Sin duda, transformar algunas de estas pautas y estilos de relación puede requerir de un acompañamiento terapéutico, por las dificultades que entraña vernos a nosotros mismos con la ayuda de alguien que nos contenga y guie el foco para que podamos explorarnos con mas luz.

A menudo, los patrones de relación son disfuncionales y nos perjudican en nuestras relaciones con los demás (especialmente en las relaciones de pareja).

La tomar de conciencia de esos modelos del pasado que siguen dirigiendo nuestras vidas, supone un gran primer paso, la mitad del trabajo, pues es la diferencia entre una mente adormecida y vivir con los ojos abiertos, a pesar del dolor que ello supone en ocasiones; el segundo paso seria aprender a regular el combustible emocional que lo alimenta. J. Garriga




ACOMPAÑAMIENTO  EN  PROCESOS  TERAPÉUTICOS

CONSULTAS  PRESENCIALES - CONSULTAS  SKYPE


Juana María Martínez Camacho

Terapeuta Transpersonal
Terapeuta Acompañante en Bioneuroemoción
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
      (Cellular Memory Release)
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
Formación Internacional en Psiconeuroinmunoendocrinología
      (IPPNIM)
Yoga Terapéutico Integral
Especialista en técnicas de reducción del estrés (Mindfulness- Meditación-
        Coherencia Cardíaca- Relajación Guiada, Visualización, Concentración, Contemplación)
Terapias Naturales Holísticas (Quiromasaje, Reiki, Reflexoterapia, Osteopatía
        Craneosacral y Visceral, entre otras…)

www.centroelim.org        Telf.- WhatsApp  653-936-074

 


viernes, 21 de junio de 2024

Método para ser felíz

 

Darte cuenta del dolor, de la aflic­ción o del desasosiego que sufres y cuál es el motivo; de dónde sale, en verdad, ese sufrimiento. Si te sientes molesto, darte cuenta en seguida de ello, y de dónde nace este malestar. (Si dices que estás molesto porque alguien se ha por­tado mal contigo, no se puede enten­der que tú te castigues porque otro se comporta mal. Tiene que haber otro motivo más personal y escondido. Ob­sérvalo.)

Darte cuenta de que el sufrimiento o las molestias se deben a tu reacción ante un hecho o una situación concreta y no a la realidad de lo que está ocu­rriendo. (Si vas a ir al campo y llueve, el enfado no está en la lluvia -que es la realidad-, sino en tu reacción por­que se han contrariado tus planes.)

Solemos echar la culpa a la realidad y no queremos darnos cuenta de que son nuestras reacciones programadas las que nos contrarían.

Tenemos unos hábitos inculcados, que funcionan como una maquinita automática: a tal pregunta, tal respuesta; a tal contrarie­dad, tal reacción. Y funcionamos como autómatas.

La cultura nos inculca unas leyes rígidas, cuya única razón es que así se ha hecho siempre. Y con esta ra­zón tan endeble somos capaces de ma­tarnos por defender: honor, patria, ban­dera, raza, familia, buenas costumbres, orden, ideales, buena fama y muchas más palabras que no encierran más que ideas sin sentido real, que nos han in­culcado como cultura. Y lo mismo ocu­rre con las ideas religiosas.

Lo importante es el ser, y no el fi­gurar. La verdad es que estamos tan metidos en esa programación que ac­tuar con claridad de percepción, desde esa cultura, casi parece un milagro, y más si pretendemos reaccionar sin dis­gusto.

Hay que despertarse antes para comprender que lo que te hace sufrir no es la vida, sino tus alucinaciones, y cuando consigues despertar y apartas los sueños, te encuentras cara a cara con tu libertad y con la verdad gozosa.

Lo cierto es que el dolor existe por­que rechazamos que lo único sustancial es el amor, la felicidad, el gozo.

Cuan­do somos capaces de encontrar el ca­mino despejado, para ese amor-felici­dad que somos, nos topamos con el dolor, que no es nada concreto ni sus­tancial por sí mismo, sino la ausencia de la percepción del amor-felicidad. Como la oscuridad, que no existe, sino que es consecuencia de la menor per­cepción de la luz.

La vida es, en sí, un puro gozo y tú eres amor-felicidad como sustancia y potencial para desarrollar. Sólo los obs­táculos de la mente te impiden disfru­tarla plenamente. Son las resistencias que pone tu programación lo que te impide ser feliz. De no tropezar con tu resistencia, ¿dónde estaría el dolor? Habría una armonía en ti, igual a la que existe en la naturaleza. Más aun, pues tú eres rey de esa naturaleza y dotado de una sensibilidad para captar la bon­dad, la felicidad y la belleza, que te hace creativo y capaz ya, no sólo de ser feliz, sino de dar amor-felicidad a ma­nos llenas.

Con sólo observar todo esto ya es­tás dando un paso para tu despertar. Todo depende de tu reacción, y ésta depende de tu programación; y si eres capaz de observar esto y comprender­lo, ya tendrás bastante.

Lo más difícil es la capacidad de ver, ver simplemente, con sinceridad, sin engañarse, porque ver significa cambio.

A. de Mello


domingo, 2 de junio de 2024

Psicología Transpersonal (psicologías de oriente y occidente)

 

Una cosa es participar en retiros y tener experiencias extraordinarias y otra muy distinta llegar a integrar las nuevas comprensiones en la vida cotidiana.

Aisladamente considerados, el trabajo psicológico y el trabajo espiritual son limitados, y el desarrollo exige su adecuada complementación.

El despertar necesita de la psicología tanto como la psicología, necesita del despertar.

Cualquier psicología del despertar realmente completa, deberá investigar la relación existente entre las dimensiones suprapersonales, personales e interpersonales.

La psicología del despertar subraya la necesidad de emprender una práctica en tres dominios diferentes, la meditación (en lo que respecta a la dimensión suprapersonal), el trabajo psicológico (como forma de explicar las relaciones personales) y la práctica de las relaciones conscientes (en cuanto a su dimensión interpersonal).

Cada una de estas prácticas tiene ramificaciones en las demás.

No basta con alcanzar determinadas comprensiones espirituales, sino que también es esencial desarticular las pautas emocionales y mentales subconscientes, ancladas en el cuerpo y en la mente que impiden la realización de una modalidad de ser más elevada y plena.

El proceso de individuación requiere un proceso de clarificación psicológica que estimule el desarrollo de un individuo auténtico que pueda encarnar y expresar en su persona, las dimensiones superiores del ser.

No sólo debemos aprender a abrirnos y entregamos a lo divino y a lo último, sino que también debemos comprender -al menos en Occidente- el modo como la maduración individual puede ayudarnos a integrar la realización espiritual en el entramado de nuestra vida personal y de nuestras relaciones interpersonales.

No sólo debemos, pues, despertar a nuestra naturaleza espiritual última, sino que también debemos crecer y convertirnos en personas maduras, plenamente desarrolladas.

La psicología occidental se ha dedicado al estudio de la mente condicionada y la ha investigado de un modo tan brillante como lo ha hecho Oriente con la conciencia incondicionada. Así es como nos ha permitido comprender, por primera vez en la historia, el funcionamiento del psiquismo individual, su proceso de desarrollo, los conflictos que le aquejan y cómo reproduce, en la vida adulta, las contradicciones internas, las pautas defensivas y la dinámica interpersonal que aprendió en los primeros años de la infancia.

Desde esta perspectiva, la curación psicológica exige la comprensión, la explicación y el trabajo con esa dinámica evolutiva.

Oriente y Occidente han dado origen a dos modalidades de psicología que se basan en métodos distintos y que apuntan en direcciones completamente diferentes.

Por su parte, las psicologías contemplativas orientales, se han basado en la práctica meditativa y enseñan el modo de alcanzar el conocimiento directo de la naturaleza esencial de la realidad que subyace más allá de nuestra mente conceptual convencional.

La psicología terapéutica occidental, por su parte, se basa en la práctica clínica y el análisis conceptual y nos permite rastrear las causas y condiciones concretas que determinan nuestra conducta, los estados de nuestra mente y la estructura global de nuestra personalidad.

Pero aunque el énfasis oriental -en la conciencia no personal y en la realización directa de la verdad y el énfasis occidental -en la psicología individual y en la comprensión conceptual puedan parecer contradictorios, también son, desde otra perspectiva, complementarios.

En última instancia, ambos enfoques resultan esenciales para una comprensión plena de los potenciales intrínsecos a la existencia humana.

El hecho es que, más allá de sus diferencias geográficas, étnicas y culturales, Oriente y Occidente representan dos facetas diferentes de nosotros mismos, cuya relación podríamos asimilar a la que existe entre la inspiración y la espiración.

En este sentido, el énfasis oriental en abandonar toda fijación a la forma, los rasgos individuales y la historia se parece a la espiración, mientras que el énfasis occidental en la forma, la individuación y la creatividad personal se asemejan a la inspiración. Y del mismo modo que la inspiración culmina en la espiración, la espiración concluye en una nueva inspiración. Se trata de dos facetas tan complementarias que resulta inconcebible separarlas ya que una, sir la otra, sólo representa la mitad de la ecuación.

Welwood John

sábado, 1 de junio de 2024

La realidad es neutra


La realidad es neutra, aproblemática y además aconseptual. Las cosas nos resultan problemáticas porque les imprimimos un sesgo conceptual, un punto de vista, y las percibimos desde un margen emocional.

Si tuviéramos la capacidad de mantenernos en la no discursiva neutralidad amorosa, en el espejo o conciencia ecuánime, simplemente seriamos discípulos de la realidad. Es obvio que desde la perspectiva de la bondad y de la ética humana tan necesarias, hay cosas completamente injustificables e injustas, en especial la violencia que impera en el mundo. O la guerra que, empapada en devociones ciegas y justificada por amores mal gestionados, se libra a diario en el seno de las familias: una danza mal acompasada que los terapeutas atestiguamos a diario.

Pero desde la perspectiva de la realidad, lo adverso y devastador no es distinto del baile alegre, o del trabajo o del respeto o del cuidado recíproco de los unos hacia los otros.

Podemos pensar o sentir la realidad como dura o adversa, pero esto no la invalida ni la hace diferente de como es. Por ejemplo, que se acabe tu relación de pareja o que te rompas una pierna son hechos, considerar estos hechos como una suerte o una desgracia es solo un pensamiento. Siempre estamos navegando en esta dialéctica: la realidad tal como decide ser, frente a las perspectivas que le imprimimos. Y toda perspectiva burlesca con los hechos que intente excluir algo o a alguien, desemboca en más problemas. Por eso, toda convicción de atesorar la verdad moral, agrede a la realidad, al pretender elevarnos por encima de ella.

La mejor perspectiva de las cosas, es la que incluye y asume la realidad tal y como fue y abre caminos de acción y de vida, no la que se desgasta gritando proclamas moralistas.

Mirar la realidad de frente, a la cara, e integrarla, y generar a partir de ahí, una perspectiva que abra caminos. Nuestras armas principales serán la fortaleza, la verdad y la fluidez emocional, que nos conducirán al asentimiento interior hacia lo que sucedió, durante ese proceso, podremos emprender las acciones adecuadas y necesarias respecto a ello.

No sorteemos la realidad a través de los conocidos mecanismos psicológicos de defensa: negar, fantasear, disfrazar, esquivar, proyectar, disociar, escindir, reprimir, anestesiar, tragar, hiperreaccionar, engañar, huir, congelar, desplazar, racionalizar o intelectualizar, desviar, introyectar, etc.; todo ello para amortiguar lo que nos duele, humilla o devasta.

Celebremos nuestra capacidad de defendernos y por el hecho de que todo ser humano, o todo ser vivo, procure preservarse en su integridad y en su dignidad en todo momento y por todos los medios a su alcance. Sin embargo, no debemos alegrarnos precisamente por nuestro también indudable talento para permanecer en la fortificación, cuando los peligros ya cesaron; esto nos perjudica, recordemos la epigénetica y la persistencia del trauma.

Al mirar la realidad de frente, cuidamos, por añadidura, de nuestros posteriores. AL unir y reconciliar nuestra alma lo que fue terrible y lesivo, dibujamos un futuro más libre.

Las dificultades y el dolor van a aparecer en algún momento, es algo inevitable, y la principal herramienta que tenemos las personas para afrontarlos, es nuestra capacidad de sostener las dificultades (y el dolor que viene con ellas) sin irnos a pique. Se llama resiliencia, término extrapolado de la física que refiere a la capacidad de los materiales a regresar a su forma original después de haber sido deformados, y que Boris Cyrulnik, psiquiatra francés de origen judío, lanzo a su exitosa circulación dentro de los territorios de la psicología profesional y popular.

Todos padecemos dolor cuando hay pérdidas, traumas o contratiempos graves. Podemos hacer el tránsito del dolor, con todo el proceso emocional y espiritual que comporta, y seguir adelante, o encerrarnos en nuestras diatribas y defensas internas y perpetuarlas.

Es cierto que el dolor tiene mala prensa, que desagrada, pero es un gran recurso sumergirse en él: tiene la potencialidad de llevarnos de la orilla de la devastación a la de la transformación, donde con suerte, llegaremos un poco más sabios.

Joan Garriga


martes, 12 de marzo de 2024

Escritura Terapéutica

 

La escritura terapéutica, también llamada emocional o expresiva, es una técnica que se utiliza en Psicología desde los años 80 y que ha sido objeto de varias investigaciones, algunas hemos comentado, a través de las cuales se ha podido comprobar que escribir sobre nuestras emociones, es particularmente beneficioso y una buena forma de afrontar los problemas.


Es cierto que en un primer momento, se puede experimentar cierto grado de malestar y tristeza, pero los síntomas de ansiedad y depresión remiten rápidamente, así como los pensamientos indeseados y recurrentes. También mejoran las relaciones interpersonales, el desempeño en el área académica o laboral y las personas experimentan más emociones positivas.

El secreto de la escritura emocional radica en que nos permite darle un sentido a lo que estamos viviendo, integrar el evento traumático en nuestras experiencias de vida. Cuando escribimos, no solo logramos asimilar la experiencia, sino que también la despojamos de su impronta negativa y logramos adoptar una perspectiva más objetiva y racional. Por lo tanto, escribir expresando nuestras emociones nos ayuda a desarrollar una actitud más resiliente.

Cuando los sujetos hablan o escriben en torno a sus experiencias personales emocionales, experimentan mejoras significativas en sus niveles de salud física y mental, facilitándose el afrontamiento del malestar emocional (Pennebaker, Zech y Rimé).

Básicamente, este paradigma de la Revelación, presenta un modelo teórico y experimental, formulado inicialmente por Pennebaker (1989), que pone en relación la inhibición emocional y la enfermedad, por el cual la inhibición requiere un trabajo fisiológico que influye negativamente sobre la salud. Además, estos efectos se han mostrado consistentes entre diversas culturas y niveles culturales y sociales.

Progresivamente se han ido delimitando un mayor número de efectos cognitivos y sociales ligados a la revelación, que demuestran que revelar nuestro estado emocional a los otros, produce un significativo efecto positivo que facilita la reconceptualización de la magnitud del acontecimiento (Greenberg y Sa fran), además facilita la recepción del apoyo social (Davison, Pennebaker y Dickerson) del que pueden proveernos desde el entorno familiar más próximo a las redes institucionales de asistencia.



Comenzando a escribir

Para comenzar, hace falta un cuaderno y un bolígrafo o un ordenador, aunque es mejor el primero.

Se puede elegir cualquier lugar para escribir, en casa, en un parque, una biblioteca, una cafetería. También se puede llevar encima una pequeña libreta para reflexiones, anécdotas, debates internos, etc., para después poder escribir sobre ellos más detenidamente, más ampliamente.

Se puede hacer un hábito de la escritura o bien utilizarla en momentos puntuales de la vida, donde haga falta una ayuda para sacar fuerzas del interior, desbloquearse o resolver ciertos conflictos.

También se puede intercalar en un diario personal. Toda escritura es una manera de conectar con nuestro más hondo y a veces olvidado yo.

La escritura nos ayuda a reinventarnos, a buscar un centro donde colocar nuestro eje, a reinterpretar nuestra historia y a darle un sentido, convirtiéndola en un relato coherente y único donde tenemos el privilegio de ser al mismo tiempo protagonista y narrador.

También tenemos la posibilidad de reconciliarnos con nuestra soledad, porque mediante ella, los seres humanos accedemos a nuestro propio descubrimiento y nuestra propia aceptación.

La ventaja del cuaderno y lápiz es que siempre podemos llevarlos a mano, como un amigo que nos ama, escucha y comprende, que no es más que uno mismo.



Beneficios de la Escritura Terapéutica

Los efectos de escribir sobre sus propias experiencias traumáticas, generan en las personas:

  • Mejora en la función inmunológica.
  • Mejora del funcionamiento pulmonar en pacientes con artritis.
  • Reducción de la presión sanguínea y el ritmo cardíaco.
  • Reducción del estrés mental y la ansiedad
  • Mejora el estado de ánimo
  • Incremento de la comprensión de uno mismo.
  • Ordenar, identificar, reconocer y regular emociones, sentimientos y pensamientos. Autorregulación e integración emocional. Reconciliación de los conflictos emocionales.
  • Nos permite observar y reflexionar sobre nuestros miedos, fobias, obsesiones, traumas, prejuicios…
  • Aumento del autoconocimiento y la autoconciencia.
  • Enriquecimiento de la voz interior y la perspectiva personal.
  • Autodescubrimientos de diferentes maneras de resolver los problemas.
  • Aumento y mejora de los procesos creativos y de la imaginación.
  • Mejoras en indicadores de salud psicológica.
  • A medio y largo plazo se reducen los síntomas depresivos, la rumiación mental y la ansiedad.
  • Al escribir se ponen en funcionamiento los dos hemisferios cerebrales, que interrelacionados ayudan a la regulación del sistema límbico y el equilibrio emocional.
  • Al expresar los pensamientos, sentimientos o comportamientos vinculados con traumas emocionales, se alivia el estrés, bajan los ritmos cardíacos y mejora la actividad del sistema inmune, haciendo llevaderos los síntomas de enfermedades que podamos tener.
  • Una narración sobre un trauma tiene efectos positivos en la medida que se construye un escenario causal, que le da orden y explicación a lo ocurrido.
  • La narración enfatiza los aspectos positivos, de crecimiento personal y de mejora de las relaciones con los otros probablemente, que se asocian sino al hecho, a las reacciones posteriores.
  • Se aceptan y no se reprimen las emociones negativas, aunque tampoco se enfatizan como elemento principal –tanto un nivel muy bajo como muy alto de palabras emocionales negativas se asocia a un peor ajuste psicológico a medio plazo.
  • Las narraciones más beneficiosas son aquellas en las que la persona oscila entre varios puntos de vista, a veces escribe en primera persona singular y otras en tercera persona plural, mostrando un distanciamiento y cambio de perspectiva.