SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

domingo, 23 de octubre de 2022

Trabajo interior: ¿Cómo hacer el cambio interno? (M. Brown)

 

En el mundo en que vivimos actualmente, si no estamos satisfechos con la calidad de nuestra experiencia, lo más probable es que intentemos hacer cambios en nuestra vida operando sobre las circunstancias físicas externas. Esto se debe a que el aspecto físico externo de nuestra experiencia es el más tangible y el de más fácil acceso. 

Sin embargo, aunque podamos hacer un cambio relativamente rápido en nuestras circunstancias físicas, estos cambios no perduran, debido a que los aspectos físicos de nuestras circunstancias son siempre efectos, y no causas.

 Por otra parte, el cambio es una constante en la naturaleza de nuestra experiencia física, de manera que cualquier cosa que cambiemos físicamente volverá a cambiar de nuevo, inevitablemente, con el transcurso del tiempo. 

Podemos utilizar la fuerza para cambiar algo rápidamente en nuestro mundo físico, pero esto significa que tendremos que invertir una gran cantidad de energía para mantener el cambio en esas condiciones. Por tanto, para hacer cambios físicos y mantenerlos, con la intención de alterar la calidad de nuestra experiencia vital, vamos a tener que controlar y sedar nuestras circunstancias. Tales cambios requieren de la aplicación constante de energía para que el cambio se mantenga. Y ésta es una tarea imposible.

También podemos intentar cambiar la calidad de nuestra experiencia vital mentalmente, cambiando nuestros pensamientos acerca de las cosas. Los cursos de pensamiento positivo aspiran a lograr este objetivo. 
El cambiar el enfoque mental acerca de algo llevará con el tiempo a un ajuste en la calidad de la experiencia vital que estamos teniendo. Sin embargo, nos llevará más tiempo ver los efectos que los cambios mentales producen en el mundo físico que lo que precisaríamos desde un enfoque puramente físico. 
Los cambios dirigidos desde la mente perduran algo más, siempre y cuando no cambiemos de nuevo nuestros pensamientos. Pero nuestra capacidad para cambiar la calidad de nuestra experiencia vital a través de cambios mentales tiene un alcance y una duración ciertamente inconsistentes, porque este enfoque tiene que defender sus logros constantemente ante la naturaleza y los contenidos de nuestros procesos de pensamiento inconscientes.

En realidad, sólo sabemos lo que pasa con nuestros procesos de pensamiento inconscientes cuando observamos las circunstancias que manifestamos en nuestro campo de experiencia que resultan contradictorias con nuestros intentos de «pensar en positivo». 

El mero hecho de que cambiemos conscientemente nuestra manera de pensar acerca de las circunstancias no significa que vayamos automáticamente a sentirlas de otra manera. Por tanto, aun cuando un cambio consciente de nuestros pensamientos consiga eventualmente los ajustes necesarios en nuestras circunstancias físicas, hasta el punto de que realmente lleguemos a sentir de un modo diferente, por mucho control mental que apliquemos no vamos a poder alcanzar una sensación auténtica de paz.

                             

Los sentimientos inconscientes, y los procesos de pensamiento inconscientes que aquéllos alimentan, seguirán alterando nuestra paz mental.

Una experiencia de paz no es simplemente el resultado de un pensamiento positivo, a menos que vaya subrayado por un sentimiento. Los procesos de sentimiento y de pensamiento deben armonizarse estrechamente para que podamos alcanzar el estado del ser que pretendemos. 
Así pues, al igual que en los intentos por hacer cambios puramente físicos, la realización de cambios puramente mentales para ajustar la calidad de nuestras experiencias no deja de ser otra cosa que jugar con los efectos, y sigue sin dirigirse a las causas.

Afortunadamente, también disponemos de la opción de ir directamente a las raíces de nuestro malestar y de hacer ajustes causales, siempre y cuando realicemos cambios en el estado de nuestro cuerpo emocional. 
Éste es el enfoque más complicado, pero es el único verdaderamente efectivo y gratificante. Aunque es complicado hacer cambios en el estado de nuestro cuerpo emocional, tenemos que acercarnos a él de forma suave y regular; y, para ello, vamos a necesitar grandes dosis de compromiso y perseverancia.

Es como talar un enorme árbol. Tenemos que ir dando golpes con el hacha, uno tras otro, y habrá veces que el trabajo se nos antojará interminable. Puede dar la impresión de que no estamos consiguiendo nada. Pero luego, sin advertencia previa, oímos un crujido y, pocos segundos después, el árbol cae. Y, una vez está cayendo, ya no hay nada que lo detenga. Una vez está en el suelo, no lo podemos volver a poner en pie.

El ajuste del estado de nuestro cuerpo emocional funciona igual. Trabajamos con él de forma regular y, en ocasiones, da la impresión de que tanto trabajo no nos lleva a ninguna parte. Pero, de pronto, hay un cambio repentino y, cuando esto ocurre, ya no hay nada que lo detenga. 
Cuando este cambio interior ha tenido lugar, es literalmente imposible devolver el cuerpo emocional a su estado previo. Debido a la tendencia que tiene el cuerpo emocional a realizar cambios súbitos, la experiencia de cambio es potencialmente traumática, si no se realiza de forma consciente, suave y responsable. De ahí que no se recomiende zambullirse directamente en el cuerpo emocional para activar los cambios. Aquí, las palabras clave son suavidad., paciencia responsabilidad.

Los cambios en el cuerpo emocional, cuando se abordan responsablemente, se convierten en experiencias maravillosas, dado que llevan a un cambio inmediato en las percepciones; literalmente, vemos el mundo de otra manera a partir del momento en que se produce el cambio. 
Las consecuencias de este ajuste emocional se filtran posteriormente poco a poco, y se manifiestan en la calidad de nuestra experiencia mental y física. Y, cuando se da el cambio, es duradero, y no precisa de esfuerzos para mantenerlo. 
El ajuste del estado de nuestro cuerpo emocional nos abre la puerta a un nuevo mundo de experiencias sin tener que ir a ninguna parte. 
Es un proceso integrador.

Te acompaño en el proceso...




                                    Juana Ma. Martínez Camacho
  Terapeuta Transpersonal
                                     Terapeuta   Acompañante en Bioneuroemoción
                                       Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
                                      Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
                                     Formación Internacional  en Psiconeuroinmunoendocrinología
              
                               www.centroelim.org               Telf.  653-936-074