SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

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La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La práctica de la Meditación. Ajan Chah


 Fui por todas partes buscando lugares para meditar. No me di cuenta de que el lugar ya estaba allí, en mi corazón. Toda la meditación está allí, dentro de usted. Nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, están justo allí, dentro de usted. Viajé por todas partes hasta que estuve a punto de caer muerto de cansancio. Sólo entonces, cuando me detuve, encontré lo que estaba buscando, dentro de mí.
  Nosotros no meditamos para ver el cielo, sino para terminar con el sufrimiento.

  No se apegue a visiones ni a luces durante la meditación, no vaya detrás de ellas para nada. ¿Qué es lo que hay de extraordinario en la luminosidad? Mi linterna la tiene. No puede ser de ayuda para liberarnos de nuestro sufrimiento.
Cuando se encuentre sentado en meditación, diga, frente a cada pensamiento que pasa por ahí: "Ese no es asunto mío."

  Debemos practicar cuando estamos desganados y no únicamente cuando nos sentimos llenos de energía o de humor para hacerlo. Eso es practicar de acuerdo a la enseñanza del Buda. De ser por nosotros, practicamos solamente cuando nos sentimos bien.
  ¿Cómo vamos a llegar a alguna parte de ese modo? ¿Cómo vamos a cortar la corriente de las impurezas cuando practicamos sólo de acuerdo a nuestros caprichos?

  En cualquier cosa que hagamos, debemos observarnos a nosotros mismos. La lectura de libros nunca origina nada. Los días pasan pero no nos observamos. Saber sobre la práctica es practicar para saber.

  Por supuesto que hay docenas de técnicas de meditación, pero todas ellas se resumen únicamente en esto: dejar que todo sea. Colóquese aquí a un lado, donde hay calma, fuera de la batalla. ¿Por qué no prueba?

  Quedarse sólo pensando en la práctica, es como tratar de hacer un agujero en la sombra y no darse cuenta de lo esencial.

  Cuando había practicado tan sólo durante algunos pocos años, aún no podía confiar en mí mismo. Pero una vez que obtuve mucha más experiencia aprendí a tener confianza en mi propio corazón. Cuando usted posee esta profunda comprensión, cualquier cosa que pase, usted puede dejarla pasar, y todo sólo brotará y morirá. Usted llegará a un punto en el que el corazón en sí dice qué hay que hacer.

  En la práctica de la meditación, es peor, en verdad, estar atrapado en la serenidad que atascado en la inquietud, debido a que al menos usted querrá escapar de la inquietud, en tanto que se halla satisfecho con permanecer en la calma sin ir más allá.

   Cuando los estados de claridad gozosa se manifiesten durante la práctica de la meditación no se apegue a ellos.
  En la meditación se trata únicamente de la mente y las sensaciones. No es algo que usted tenga que perseguir o algo con lo que tenga que luchar.  La respiración continúa mientras trabaja. La naturaleza cuida de los procesos naturales. Todo lo que tenemos que hacer es estar atentos, volviéndonos hacia nuestro interior para observar claramente. Así es la meditación.

  No practicar adecuadamente es estar desatento. Estar desatento es como estar muerto. Pregúntese a sí mismo si tendrá tiempo para practicar cuando muera. Pregúntese continuamente: "¿cuándo moriré?" Si lo contemplamos así, nuestra mente estará alerta en cada segundo, la cautela siempre estará presente y la atención plena y concentrada seguirá automáticamente. Surgirá la sabiduría al observar cómo son las cosas en realidad. La atención plena y concentrada protege a la mente de tal modo que ella sabe cuándo surgen las sensaciones a cada momento, noche y día. Tener atención plena y concentrada significa estar tranquilo. Estar tranquilo significa ser cuidadoso. Si uno es cuidadoso, entonces uno practica como se debe.

  Al principio usted se apura para avanzar, se apura para regresar y se apura para detenerse. Usted continúa así con la práctica hasta que llega a un punto donde parece que no se trata de avanzar, ni de regresar, ¡ni tampoco de detenerse! Se terminó. No hay un detenerse, ni un ir hacia delante, ni un volver atrás. Se terminó. En ese momento usted se dará cuenta de que allí, en realidad, no hay nada de nada.

  Recuerde que usted no medita para "obtener" nada, sino para "quitarse" cosas de encima. Lo hacemos, no con deseo, sino con desprendimiento. Si "quiere" alguna cosa, no la encontrará.

 El corazón del sendero es bastante simple. No hay necesidad de explicar nada extensamente. Libérese del amor y del odio y deje que las cosas sean. Eso es todo lo que hago en mi propia práctica.

 Haciendo preguntas fuera de propósito revela que usted todavía está atrapado en la indecisión. Hablar sobre la práctica está bien si ayuda a la contemplación. Pero depende de usted mismo ver la Verdad.

  Meditamos para aprender cómo dejar ir, no para incrementar nuestro apego a las cosas.
La iluminación se manifiesta cuando usted deja de querer absolutamente todo.

  Si tiene tiempo para estar atento, entonces tiene tiempo para meditar.

  Hace poco alguien me preguntó: "A medida que meditamos varias cosas se presentan en la mente; ¿deberíamos investigarlas o sólo notarlas yendo y viniendo?" Si usted ve pasar a alguien a quien no conoce, podría preguntarse: "¿Quién es? ¿Dónde va? ¿Qué hace aquí?" Pero, si conoce a la persona, es suficiente con notar su paso.

  El deseo en la práctica puede ser un amigo o un enemigo. Como amigo, hace que tengamos ganas de practicar, de comprender, de terminar con el sufrimiento. Pero estar siempre deseando algo que no ha surgido aún, querer que las cosas sean de otra manera, solamente causa más sufrimiento, y éste es el caso cuando el deseo puede ser un adversario. Al final, debemos aprender a deshacernos de todos nuestros deseos, aún del deseo de alcanzar la iluminación. Sólo entonces podemos ser libres.

  

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