SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

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La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

domingo, 28 de septiembre de 2025

Aceptación desde sabiduría


Cuando tengo ira, tristeza, angustia, estrés, miedo, apego, es porque hay algo que yo no acepto. Cuando me siento obligado a hacer algo, hay algo que no acepto.

En general, cualquier situación que no sea de paz y armonía está relacionada directamente con una no-aceptación de una realidad de la vida...

Cuando una persona tiene cualquier nivel de sufrimiento interior ante algo que no acepta, su ego trata de disfrazar la situación para que no se elimine, porque si se eliminara, se eliminaría el ego mismo. Entonces todo sufrimiento ante algo externo, es una limitación mental que yo tengo, limitación que no me permite aceptar la realidad.

Si yo tengo estrés, ¿qué es lo que no estoy aceptando?
No estoy aceptando que hay una situación que es superior en un momento dado a mi capacidad de acción, y no estoy aceptando la posibilidad de que yo voy a disminuir algo porque yo creo que no puedo vivir sin eso.

Siempre está la no aceptación, cuando tú le dices esto a la vida: “Yo no aceptaría esto de ninguna manera. Yo no puedo vivir sin esto”.
La vida te va a responder: “Vamos a demostrarte que sí puedes”. Es la ley de correspondencia, a través de la no-aceptación.

Logras saber que ya aceptaste alguna situación porque en tu interior hay un síntoma inequívoco de paz interior, satisfacción, alegría, entusiasmo y energía para la acción. Cuando eso es lo que está presente, tú sabes que ya aceptaste algo. Ante la aceptación desaparece la posibilidad de sufrimiento.

Mientras yo no acepte algo, me hago correspondiente con la situación que me enseña a aceptarlo. Cuando lo acepto, esa situación ya no es necesaria. 
Entonces la persona que lucha contra algo, cada vez se hace más correspondiente con mantener esa situación.
 “Todo aquello a lo que tú le hagas resistencia, se manifestará con más fuerza contra ti”, porque esa es una ley del Universo.
Deja de hacerle resistencia a la vida, y ninguna fuerza podrá ir en contra tuya, ese es el secreto de la aceptación.
Cuando alguien tiene un rechazo a la vida, no acepta la oportunidad de aprendizaje que ofrecen las dificultades.

Cuando yo me preocupo por algo, ¿qué no estoy aceptando? ¿Qué puedo perder?
Algo que yo ya no necesito. Ese es el motivo de la preocupación; no has comprendido que jamás podrás perder lo que necesitas, y que si alguien se lleva algo es porque tú ya no lo necesitas, o lo que necesitas es la experiencia del desapego.

Cuando criticamos a los demás, no estamos aceptando las costumbres, las ideas y las decisiones de los demás... es decir, no los estoy respetando. Para dejar de sentirme mal con el comportamiento de los demás, debo ser capaz de aceptar lo que no acepto.
Por ejemplo, cada quien hace y dice lo mejor que sabe aunque se equivoque, y yo no tengo por qué ir a rechazarlo, ni a juzgarlo, ni a criticarlo... Él tiene derecho a eso, él no tiene la culpa de que yo me sienta mal con lo que él hace: esa es la reflexión para poder empezar a comprender la necesidad de aceptar a las otras personas como son.

Cuando yo no puedo aceptar algo, no puede haber un disfrute, una satisfacción. Si no eres capaz de disfrutarte algo, es porque hay algo que no aceptas. Aquello que eres capaz de disfrutar, es porque ya lo tienes aceptado.

Aquello que trae paz, alegría, entusiasmo y sube tu energía para la acción, está relacionado directamente con lo que tú ya tienes aceptado, con lo que ya tienes comprendido.

La persona con capacidad de aceptación es la persona que es capaz de ser feliz por sí misma, tiene más flexibilidad mental, más sabiduría y más amor.

Cada vez que se presenta una disparidad de criterios en una relación, el que cede (en forma consciente y voluntaria, dándose plena cuenta de lo que está haciendo) ha ganado en flexibilidad, en aceptación, en comprensión. Ha derrotado su ego. Ha ganado algo. El que gana pierde, porque dejó pasar la oportunidad de aprender algo. “Triunfó” pero quedó igual...

G. Schmedling



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