SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Las heridas de la infancia

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Los investigadores del cerebro han sugerido que las acrecentadas huellas neuronales de experiencias de tensión, en la niñez, tergiversan la forma de reaccionar del organismo a estímulos recibidos cuando ya se es adulto. 

Las experiencias dolorosas realmente se graban en nuestro cerebro, de modo que éste se encuentra cada vez más preparado para reconocer como dolorosos aquellos estímulos que para otras personas pasarían inadvertidos. 

Esto apoya la teoría de que, una vez que el núcleo del cerebro es determinado durante la infancia, actúa como un filtro supersensible que moldea eventos subsecuentes.
Cuando un adulto con un niño interior herido experimenta una situación similar a un suceso doloroso anterior, se desencadena también la reacción original. Se reacciona con intensa emoción ante algo que es realmente trivial o inocuo. Es decir, se responde a la que no existe en el exterior pero que aún está presente en nuestro interior.

El rescate del dolor original descansa en la hipótesis de que el dolor emocional inicial es atenuado e inhibido. Lo actuamos exteriormente porque nunca ha sido expulsado. No se lo puede expulsar pues nuestro mecanismo inhibidor (defensa del ego) nos impide saber que el dolor emocional está allí. 

"No puedes saber lo que no sabes" es un lema que empleamos en terapia. Actuamos exteriormente los sentimientos; los actuamos interiormente, o los proyectamos hacia otros. Como no podemos sentirlos, y como son una cuestión no terminada, necesitan ser expresados.

Actuarlos hacia el interior o hacia el exterior y proyectarlos son las únicas maneras de expresarlos que conoce nuestro niño herido. Pero éstas no son soluciones permanentes.
La energía del trauma original subsiste como una tormenta eléctrica que reverbera tensión por todo el sistema biológico. Personas que llevan una vida aparentemente racional pueden seguir soportando una vida emocional tormentosa. Sus tormentas continúan porque el dolor original no ha sido resuelto.

El dolor original es una acumulación de conflictos no resueltos cuya energía ha aumentado con el tiempo. El niño interior herido está congelado porque no hubo manera en que pudiera expresar su aflicción. Además se ha sentido avergonzado por llegar a creer que no podía depender de las personas encargadas de sus primeros cuidados. Luego llegando a creer que no tenía derecho de depender de nadie, como consecuencia de esto, el niño se siente aislado y con temor.   

Se trata que ahora el adulto que eres, pueda ganarse la confianza de este niño herido, para que pueda abrirse y permitirse sentir lo que no pudo sentir, se trata de validarle lo que siente, comprendiéndolo y dándole el cariño, la atención, cubrirles todas sus necesidades que quedaron insatisfechas, que sus educadores no pudieron cubrir de la manera en que  él lo necesitó.

Extrañamente, mientras más abusos has recibido de niño, más has creído que eres malo y más has idealizado a tus padres.
Sus padres hicieron lo que creyeron que era lo mejor, pero eso es algo que no puede comprender un niño de tres años. 

Todos estos sentimientos que quedaron sin sentir,  necesitan ser vividos. Necesitamos irrumpir y acometer; sollozar y llorar; sudar y temblar.
El niño herido necesita validación de su dolor, sólo después, puede expresarlo y atravesarlo.
Todo esto toma tiempo. La recuperación de los sentimientos es un proceso, no un suceso. Pero la mejoría se nota casi inmediatamente. 

El contacto con el niño interior, el hecho de que él sepa que alguien está allí, suscita alegría y causa inmediato alivio.


En un proceso terapéutico, lo que hacemos es  hacer emerger en nuestra conciencia esas emociones reprimidas de la infancia, así como el sistema de creencias negativas que aquéllas engendraron y poder integrar y  neutralizar el efecto negativo que están teniendo en nuestra experiencia vital presente.




Si quieres aprender más sobre el niño herido y su sanación:






Si necesitas acompañamiento terapéutico, te acompaño



Juana Ma. Martínez Camacho

                                       Terapeuta Transpersonal
                                (Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)
                             Especialista en Bioneuroemoción
                               (Instituto Español de Bioneuroemoción)
                             Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 
                               (Cellular Memory Release)                   
                             Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
                               (Transpersonal Anatheóresis Madrid)



                       www.centroelim.org           Telf.  653-936-074
                            



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