SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

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La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

lunes, 2 de julio de 2012

Cambia tu programación


  Los hombres buscan y huyen de mu­chas cosas, y no entienden que, tanto lo que buscan fuera como aquello de lo que huyen, está dentro. 
 Estás inten­tando escapar de algo que está dentro de ti: tu inconsciente, en donde están grabadas todas tus programaciones. 
 Y lo que buscas, el amor, la felicidad, está dentro de ti, eres tú mismo. 
 Es el des­pertar a tu suficiencia lo que va a libe­rarte. 
 La resolución de todo está den­tro de ti, y si consigues ser suficiente, ya has llegado a ser tú mismo. Pero mientras no se te vayan tus neurosis de adormilado, no intentes cambiar el mundo; antes despierta tú. 

  Mientras duermes y sueñas, ves a las personas y al mundo igual que te ves tú. El día que cambies, cambiarán to­das las personas para ti, y cambiará tu presente. Entonces vivirás en un mun­do de amor. El que ama, termina siem­pre por vivir en un mundo de amor, porque los demás no tienen más reme­dio que reaccionar por lo que él los impacta. 

  Ahora piensa en las personas con las que ordinariamente vives y trabajas, y en los problemas que tienes con ellos. 

 ¿Sabes la solución? Te voy a decir un remedio mágico, porque no falla nun­ca: cambia tu programación y todo cambiará. Renuncia a tus exigencias: lo más importante para vivir el presente, tanto contigo mismo como con los de­más, es renunciar a las exigencias. 

  Las exigencias son la fuente de todo problema de relación y convivencia. Exiges que el otro no sea egoísta, que no sea indiferente, y te autoconvences de que lo haces por su bien. ¿Que lo haces por su bien? Y entonces, ¿por qué te molesta su actitud?; ¿no será que está reflejando algo que no te permites a ti mismo? No te engañes, llama las co­sas por su nombre. No seas exigente contigo mismo y comenzarás a no exi­gir a los demás. Sal de esa programa­ción que te tiene prendido en el árbol del bien y del mal y comenzarás a acep­tar la realidad sin juicios ni críticas. Cuando te molesta que tu amigo sea exigente, es que tú lo eres también. Cuando te molesta que no reaccione, no seas exigente y no le pidas lo que no está dispuesto a hacer en ese momen­to. Pero puedes comprenderlo y no juz­garlo, sino esperar que él sepa por sí solo salir de su pasividad. Eso puede ayudarlo, y en cambio la exigencia no. 

  No te compete a ti apresurar los re­sultados, porque tú no estás para arre­glar el mundo, sino para amarlo y comprenderlo. ¿No te das cuenta de que, cuando buscas un resultado y luchas por él, lo que haces es buscarte a ti mismo? Quieres, en el fondo, tener razón y demostrarlo. Olvidas que, para cada persona, la vida tiene reservados un ritmo y una ocasión. Mira a las personas tal como son, res­pétalas, acéptalas y trata de compren­derlas allí en donde están y dales la respuesta que a ti te corresponde: la del amor y la comprensión. 


  El mundo de la realidad que vives es falso, porque está sujeto a conceptos. Los conceptos no son más que añadiduras que ha puesto tu cultura.
                                                                                           A. De Mello


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