SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

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La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

miércoles, 13 de junio de 2012

Vuelve a las raíces

   
La naturaleza de la consciencia consiste en ser solamente un espejo. El espejo no tiene elecciones propias. Refleja lo que aparece delante de él, sea bueno o malo, hermoso o feo; sea lo que sea. El espejo no tiene preferencias, no juzga y no condena. La naturaleza de la consciencia, en su origen, es exactamente igual que un espejo.
  Cuando un niño acaba de nacer refleja lo que aparece ante él. No dice nada, no interpreta. En el momento en que entra la interpretación, el espejo pierde la propiedad de reflejar. Entonces ya no es puro. Entonces está lleno de opiniones, trastornado, dividido, fragmentado. Se ha vuelto esquizofrénico.
  Cuando la consciencia se divide y deja de reflejar, se convierte en la mente. La mente es un espejo roto.
  La mente, en su raíz, es consciencia. Si dejas de discriminar, si dejas de hacer divisiones dualistas (eligiendo esto en oposición a aquello, gustándote esto y disgustándote aquello), si te sales de esas divisiones, la mente se convierte de nuevo en un espejo, en pura consciencia.

  Así que todo el afán de un buscador consiste en cómo abandonar todas las opiniones, las filosofías, las preferencias, los juicios, las elecciones. Y esto no debería convertirse de nuevo en otra elección; ese es el problema.
  Intenta entender el problema básico, de otra forma puedes hacer de esto una elección. «No voy a elegir, a partir de ahora ya no voy a elegir más. Ya no estoy interesado en elegir, a partir de ahora permaneceré en un estado de consciencia sin elección.» Y de nuevo vuelves a estar en la misma situación; has vuelto a elegir. Ahora estás en contra de elegir y a favor de no elegir.
  No lo has comprendido. No se puede estar a favor de no elegir, porque al estar a favor, de nuevo se ha convertido en una elección.

    Entonces ¿qué hacer? Sólo se necesita entender, no hay que hacer nada. Lo más elevado se alcanza a través del entendimiento, no a través del esfuerzo.
  Ningún esfuerzo te conducirá hasta ello, porque el esfuerzo siempre es parte de la mente dualista. Entonces rechazarás el mundo y elegirás a Dios; entonces rechazarás las ataduras y elegirás la libertad; entonces perseguirás el moksha, la liberación suprema. Pero de nuevo habrá entrado la mente, y la mente siempre está entrando.

  No puedes hacer nada; simplemente estar atento a toda la situación. Si estás atento, la mente se evapora en una repentina iluminación. De repente eres uno con esa consciencia que es como un espejo; has descendido a tu base, a tus raíces. Y cuando has descendido profundamente a las raíces, toda la existencia desciende a las raíces.
  La existencia se muestra ante ti de la forma que tú seas. Esta es una de las leyes fundamentales. Todo lo que ves depende de cómo lo veas.
 Si eres una mente, si estás dividido, entonces toda la vida estará dividida. La existencia le hace eco a tu ser. Si tienes una mente dividida, entonces todo el mundo aparecerá dividido, entonces el día estará en contra de la noche. Y no es así, porque el día se convierte en la noche, y la noche en día; ambos forman un círculo completo. No están en contra, son complementarios. El día no puede existir sin la noche, y la noche no puede existir sin el día. Así que no pueden ser opuestos; en el fondo son uno.

  La vida y la muerte aparecen como opuestos porque tú estás dividido. De otra forma la vida se vuelve muerte y la muerte se vuelve vida. El mismo día que naces has empezado a morir. Y en el momento en que mueres aparece una nueva vida. Es un círculo; el círculo chino del yin y el yang, que   incluye todos los opuestos de la existencia: la oscura noche y el luminoso día, la vida y la muerte, el amor y el odio.
  Todos los opuestos están unidos en la existencia. Tú estas dividido en el interior, ellos están divididos en el exterior.

  Cuando vuelves a tu origen y te haces uno, de repente toda la existencia se alinea y se hace una. Cuando eres uno, aparece Brahma, aparece lo supremo, porque al uno sólo se le puede aparecer el uno; al dos el dos, a lo múltiple lo múltiple. Y tú eres muchos, eres una multitud; ni tan siquiera eres dos. Llevas muchos seres en tu interior.

  Gurdjief solía decir que tú eres una casa en la que nadie conoce al dueño. En la casa vive mucha gente, hay muchos invitados; pero como nadie sabe quién es el dueño, todo el mundo piensa que es el dueño. Y quien sea que en cada momento tome el poder hace el papel de dueño.
  Cuando la ira asume el poder, la ira se convierte en el anfitrión. Cuando el amor se vuelve poderoso, el amor es el anfitrión. Cuando los celos toman el poder, los celos se adueñan de la casa. Pero hay una lucha constante, porque hay muchos invitados y todos quieren ser el anfitrión, el dueño de la casa. Y el dueño, o se ha ido de viaje y no ha regresado, o está durmiendo.
  Tu ser está profundamente dormido. De ahí la insistencia de todos los Cristos, los Krishnas y los Budas: «¡Despierta». Jesús usa constantemente la palabra «despierta»: «Despierta, observa, estate atento». Buda repite constantemente: «Hazte más consciente».
 Ambas cosas significan lo mismo: que si te vuelves consciente, el dueño aparece. Y en el momento (y esto es lo bonito) en que el dueño aparece, los invitados desaparecen. En el momento en que llega el amo, los sirvientes se ponen en fila y reconocen su servidumbre. No pretenden ser lo que no son.   Así que la verdadera cuestión no es luchar contra la ira, los celos o el odio.   La verdadera cuestión es traer al dueño, despertarle. Una vez que está consciente, cada cosa se pone en su lugar. Pero esta consciencia sólo es posible si regresas al origen.
  La mente está destinada a permanecer dividida, no puede volverse una; la propia naturaleza de la mente es así. Intenta entender la naturaleza de la mente.
                                                                                                                                      Osho

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