SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

sábado, 17 de octubre de 2015

La Realidad: vivir el presente como una totalidad


Vivir la realidad es eminentemente vivir el presente; es descubrir que sólo existe el presente y que el presente es una totalidad, y que ahora yo no estoy viviendo esa totalidad porque hay una parte de mi que está pendiente del pasado que llevo dentro no liquidado, y esa parte del pasado no liquidado que llevo dentro es la que se proyecta mecánica e inevitablemente en un deseo de futuro determinado, entonces, este juego de que mi pasado dentro se está proyectando hacia mi futuro, mi idea de futuro, está impidiendo que yo viva toda la realidad que soy, y que encuentre la plenitud en el presente.

Realizarse es eliminar toda esa carga, todo ese lastre que llevamos del pasado; y cuando eliminamos todo esto, la necesidad compulsiva de proyectar hacia el futuro desaparece, y entonces, la persona descubre la dimensión ilimitada del presente, del instante. Sólo existe el instante, pero estamos resbalando por encima de ese instante porque no tenemos disponibilidad interior para vivir la situación hasta el fondo y desde el fondo, entonces, esta inercia mecánica que está funcionando en mí, constantemente me hace interpretar el presente en función del pasado y proyectarlo en función del futuro y eso es una distorsión que me está impidiendo vivir mi propia realidad a fondo, ahora, mucho más la realidad de los demás y de las cosas, porque siempre el cristal estará empañado por un pasado que me está echando sus motas negras.

Lo que afecta a la mente no es el que existan percepciones y fenómenos de conciencia, lo que afecta a la mente son todas las cosas vividas que yo no he liquidado, son todos los asuntos pendientes, deseos y temores que subsisten dentro, todo lo que son experiencias no finiquitadas, o sea no vividas del todo, no digeridas del todo.

Cuando era pequeño y luego de grande porque ya lo he aprendido, cuando tengo una experiencia desagradable, procuro olvidarme de ella, cuanto más pronto mejor, entonces, busco un estímulo que me sustituya esa cosa desagradable y esto impide que yo viva aquella experiencia desagradable del todo, que haga la digestión mental de ello, entonces esto yo lo corto, quiero que no exista porque es desagradable, lo estoy inhibiendo y así corto su digestión consciente; esto quedará allí, cortado, inhibido, no seré consciente de ello, pero estará empujando desde dentro constantemente y se traducirá en una tendencia a desear o temer, según sea la experiencia.

Si es una experiencia de dolor proyectará en mí el miedo a todas las situaciones similares a esa, inevitablemente, sin saber por qué; si la experiencia es agradable proyectará mi deseo hacia esa experiencia agradable para que esta se repita una y otra vez. Como nuestra vida está llena de cosas agradables y desagradables que no hemos vivido a fondo, nuestra mente es un tejido, una red que está llena de cosas pendientes y es por eso que nuestra cabeza no para nunca, y esto viene de toda la agitación interior que hay constantemente y afecta hasta el dormir en profundidad, porque hay tal cantidad de material dentro que está tratando de liquidarse, incluso a nivel inconsciente que no se puede llegar a descansar en profundidad.

Porque todo asunto interior que no se ha vivido totalmente, tiende a quererse vivir totalmente, entonces es esa dinámica interior que me está proyectando compulsivamente hacia algo, lo que interfiere; no es el recuerdo del pasado, es la agitación mental, emocional, vital que está implicando este pasado no completado, no vivido totalmente. Ej. Si yo he tenido problemas de sentirme disminuido, menospreciado, habrá en mí una absoluta necesidad de resolver esa situación, y resolverla definitivamente, porque sino, estaré repitiendo el mismo problema una y otra vez, y mientras yo no elimine la situación a fondo, eso actuará compulsivamente a pesar mío.

Extraído de una conferencia de A. Blay 



jueves, 10 de septiembre de 2015

El fin de la culpa




Entiende esto de una vez por todas. Tú no eres responsable de la felicidad de los demás. Tú no causaste su infelicidad.
La lección más dura, y la más liberadora.
Puedes seguir viendo por los demás, escucharlos, entender su dolor, sentir una profunda compasión por ellos. Sin embargo, tú no eres la causa de su tristeza, ni su solución, sin importar lo mucho que te rueguen, lloren, griten, reaccionen, juzguen, mientan; sin importar cuánto intenten hacerte 'sentir culpable' por ellos.
Puedes ofrecer tu verdad, tu consejo, tu alivio, si te lo piden. Pero tú no eres culpable.
Tú no puedes completar a nadie, y tampoco los puedes hacer incompletos. Ellos recorren su propio camino, y tú el tuyo. Su felicidad es su camino, y tu felicidad es el tuyo.
La verdadera felicidad ni se da ni se retira, ya ves. La verdadera felicidad es la fuente. Es la presencia. Es tu disposición para metabolizar tu propia experiencia; no para adjudicarle la carga a los demás. Es no buscar el amor fuera de ti mismo, sino encontrarlo en lo más cercano. En la respiración. En cada sentimiento, de la alegría a la tristeza, de la felicidad al aburrimiento. En cada latido del corazón, en cada sonido, en cada anhelo, en cada momento sagrado.
Estás vivo.
- Jeff Foster


miércoles, 11 de marzo de 2015

Simplifica tu vida


                                     Atención Plena

“Si estás bien contigo mismo todo está bien”

Te invito a simplificar tu vida:

  Contempla cada momento como un nuevo comienzo, como una nueva oportunidad para volver a empezar, para sintonizar, para volver a conectarte con la vida. Date el permiso de vivir cada momento de manera plena y total.

  Existe una manera de vivir la “adversidad” que hace la vida mas rica, mas agradable y tu puedes tomar las riendas de tu vida y esa manera es el camino de  la Atención Plena.

  La práctica del “no hacer”, sintonizar con la intensidad de cada instante es intentar estar despierto y darse cuenta del momento y luego del siguiente: practicar el “Ser”.

  Relájate en el presente sin intentar llenarlo de algo, permite a tu mente  y a tu cuerpo descansar en este momento, en este instante, sin apegarte a los contenidos  que hay en tu mente o a como se siente tu cuerpo, sólo observando, permitiendo, respirando y soltando.
Sintonizar con las experiencias básicas del vivir, aceptando las cosas, las situaciones tal y como están, ya que desde esa aceptación, podrás luego hacer los cambios oportunos, si procede.

  Adquiere un compromiso contigo mismo para “solo ser”, permitir que todo “el hacer” automático y compulsivo de la mente  se detenga.

  Conecta con ese espacio profundo de tu realidad esencial, “detrás” de los pensamientos, detrás del ruido mental, con ese estado de puro gozo, inafectado, con ese potencial que eres, desde donde todo está surgiendo…

  Aprender a pasar del “modo hacer” del ego/personalidad, al modo “ser”, es aprender a buscar tiempo para uno mismo y a ralentizar, a alimentar la calma y la aceptación de uno mismo, observar a qué está dispuesta la mente  en cada momento, aprender a observar nuestras ideas, y a darle rienda suelta sin que nos capturen, o arrastren, la observación es sin juicio, sin razonamiento, sin intentar aferrarse a los pensamientos que te resulten agradables, ni enfadarte con aquellos pensamientos que no te agraden, es decir sin rechazar, soltando, dejando pasar como “sin interés”,  aprender a hacer sitio a nuevas formas de contemplar mejor los problemas y percibir la vinculación de unas cosas con otras, esta clase de aprendizaje hace  que nos asentemos en el ser.

  Cuando se amplia la consciencia, y aprendes a observar la mente concreta y a darte cuenta que eres más que todos esos mecanismos, condicionamientos que te hacen funcionar, que eres mas que esos programas mentales, entonces puedes aprender a responder de nuevas maneras mas acordes a los valores esenciales, del ser, y   todas tus decisiones se ven afectadas por ello.

  No es que la Atención Plena sea la “respuesta”, la solución a todos nuestros problemas de la vida, sino mas bien que, todos los problemas de la vida, pueden verse con mas nitidez a través de una mente clara y serena.

 Juana Ma. Martinez Camacho
Terapeuta Transpersonal
Biodescodificacion
Liberación de la Memoria Celular 
Consultas Presenciales y skipe
 www.centroelim.org

viernes, 9 de enero de 2015

Conflicto en las relaciones



   Aquí es en donde empieza el mayor conflicto dentro de las relaciones: compartes algo conmigo y eso me hiere hasta cierto punto. Compartes cómo te sientes, cómo me percibes; compartes tu punto de vista, tu perspectiva, aquello que crees. Y eso me lastima. Me asusta o me enoja o simplemente me hace sentir incómodo. Inmediatamente siento que debo mostrarte que estás cometiendo un error con el fin de que dejes de pensar y sentir aquello que estás pensando y sintiendo, con el fin de corregir tu experiencia, para que pueda yo cambiarte y controlarte. Si me siento lo suficiente lastimado por aquello que dijiste, incluso puedo empezar a sentir el deseo de atacarte, de lastimarte como tú lo has hecho conmigo. Me sentí lastimado por ti y yo trato de lastimarte - tal vez en una forma muy sutil e ingeniosa para que así dé la apariencia de que mi intención no es lastimarte.

  Existe la tentación de huir de la sensación de dolor, de no permitirme sentir, y de actuar inmediatamente para defenderme, ya sea evitándote o atacándote de algún modo. Me siento amenazado por aquello que me estás diciendo, en otras palabras, surge la amenaza de una pérdida. De esta manera, yo me apresuro para invalidar tu experiencia, para neutralizar la amenaza. Tus pensamientos acerca de mí están completamente equivocados. Tus sentimientos no son válidos. "¡No puedo creer que estés pensando eso!" "¡No puedo creer que estés sintiendo eso!" "¡Cómo te atreves!" decimos. En la desesperación por defendernos, terminamos cerrándonos o retrayéndonos de alguna manera. La defensa es el primer acto de una guerra, como lo dijo Byron Katie.

  La verdad es que, te guste o no, estés o no de acuerdo con él, la otra persona piensa y siente de la forma en que lo está haciendo ahora, en este momento. Puede ser que no te agrade, sin embargo, ese es su presente, esa es su experiencia de este momento. Podría no sentirse así el día de mañana, podría no sentirse así por varias semanas. Pero en este momento sí. ¿Sería correcto que esta persona experimentara aquello que está sintiendo en el momento? ¿Podría ser correcto que, tan sólo por un momento, trataras de no corregirlo o hacerlo pensar que está equivocado? Empezar a honrar la experiencia presente de los demás es en donde el ciclo de la violencia puede encontrar su fin. ¿Qué significa honrar la experiencia de los demás?

  ¿Puedo permitir profundamente que pienses lo que piensas y sientas lo que sientes en este momento? ¿Puedo permitir que expreses tu experiencia con libertad y apertura hacia mí? ¿Hasta qué punto te hago creer que aquello que piensas, dices y sientes, no está bien? ¿Hasta qué punto propicio una guerra contigo?

  Este cuerpo viejo indefenso no conoce realmente la diferencia entre una amenaza real (un tigre acechándolo, enseñando sus dientes, preparándose para atacar físicamente) y una amenaza psicológica (una metáfora, la imagen de un tigre que viene a devorarme, con ansias de devorar mis propias imágenes de mí mismo). La amenaza de una muerte física y la amenaza de una muerte de identidad. A veces resulta muy difícil establecer la diferencia. Huimos físicamente del tigre que amenaza nuestros cuerpos, y mentalmente huimos de aquello que amenaza las imágenes de nosotros mismos. ¿Cuál es la diferencia? Atacamos al tigre físicamente, y atacamos la imagen que el tigre metafórico tiene acerca de sí mismo, tratando de derribarlo. ¿Cuál es la diferencia real?

  La mayoría de nosotros somos raramente atacados físicamente. La mayor parte de nuestro sufrimiento surge cuando nuestras identidades son atacadas, lastimadas, amenazadas, o heridas de alguna manera y también surge en nuestra respuesta a esos ataques. Actuamos como si nos hubieran atacado físicamente.  En defensa de las imágenes, salimos a la guerra con otras imágenes.

  La pregunta es, cuando te sientes herido por lo que alguien te ha dicho, ¿por qué te duele? ¿Por qué te enojas tanto? ¿Qué es lo que estás tratando de defender? ¿Qué imagen de ti mismo se siente amenazada? ¿Qué pensamientos y sentimientos indeseables aparecen en el espacio que eres? Observa con qué urgencia surge el deseo de no sentir esas olas que aparecen, junto con la urgencia de defenderte o atacar.

  Al calor del momento, en lugar de correr a defender una imagen de mí mismo que se esté viendo amenazada, ¿podría yo encontrar ese sitio en donde todo aquello que está apareciendo ahora sea profundamente aceptado? ¿Podría simplemente ver este momento como una enorme invitación a la aceptación profunda? Ante aquellos sentimientos de no ser amado, la posibilidad de que el otro esté en lo correcto, así como también aquello que se dice de mí; ante el temor de que me estén rechazando, incluso el miedo de que esto sea el fin de la relación, ¿podría todo esto simplemente estar aquí, en este momento? ¿Podrían ser permitidas todas estas olas de experiencia, ser profundamente permitidas, en este momento? Olvídate de poder permitirlas el día de mañana, olvídate de si fuiste capaz de aceptarlas el día de ayer. ¿Podrían estar permitidas ahora? El ahora es lo único que importa.

  ¿Podría permitirme sentirme herido, sentir dolor, tristeza, ira, no amado, indefenso e impotente ante tu presencia y no hacer nada al respecto, tan sólo por un momento? ¿Podría admitir ese gran dolor en mí mismo, sólo por un momento? ¿Puedo encontrar ese lugar en donde ese dolor ya esté permitido?

  Cuando nos permitimos sentir completamente el dolor -por mucho que la admisión de esto vaya en contra de nuestro sentido común y que amenace nuestro orgullo- dejamos de ser lastimados. En otras palabras, el dolor, aceptado profundamente, destruye la historia de yo soy "el lastimado", y destruye la historia de que tú eres "aquel que me lastima", y esta profunda aceptación del momento, es el comienzo del fin del conflicto con aquellos que amamos...

Jeff Foster


Traducido por Tarsila Murguía Morales

sábado, 31 de mayo de 2014

¡Nuestras vidas no son satisfactorias!



¡Nuestras vidas no son satisfactorias!…La única razón de que no estés amando todo el tiempo es que estás sufriendo. Si no sufrieses, amarías, estarías en paz, esparciendo amor y paz a tu alrededor.
Nuestro sufrimiento tiene una causa. Esta es la gran percepción de Buda. Su genialidad se manifestó cuando clamó que el sufrimiento tiene una causa y que si la descubriésemos podríamos destruirlo…
¿Cuál es la causa del sufrimiento? La actividad mental, la construcción de pensamientos. Algunas veces la mente está en reposo, y todo está bien. Pero otras veces ella comienza a actuar, elaborando lo que Buda llama la construcción de los pensamientos. Comienza a hacer juicios, evaluaciones, a tener distintos y variados pensamientos.

Si no entendemos la acción de nuestras mentes, comenzaremos a sostenernos solamente en nuestra construcción mental y estaremos al arbitrio de la razón. No nos apoyamos en cosas, sino en construcciones mentales. Quedaremos presos en lo que fue inventado por la mente, no por las cosas en sí.
Andamos por la calle y oímos una linda música. Nos extasiamos. Entonces aparece la construcción mental: “Qué música linda, me gustaría oírla muchas veces; compraré un grabador, pues necesito esta grabación. Tendré que esforzarme para conseguir esas cosas.” Todo construido por la mente.

¿Cuáles son las construcciones de la mente que crean ansiedad, inquietud? “La música es mágica, adorable, me gusta”. No estás a merced de la música que oíste o del grabador, estás controlado por las evaluaciones que hace tu mente.
Si supusiésemos que nuestros sentidos son puramente perceptivos, tendríamos un problema, pues ellos son extremadamente selectivos. Nuestra conciencia también es selectiva; no vemos la realidad, no podemos verla, podemos ver lo que es proyectado, preseleccionado por la mente, No puedo verte; sólo veo la idea que existe de ti en mi mente. Es la razón de que se vean dos imágenes. Veo en ti cosas que otro no ve y viceversa. En otras palabras, para que yo pueda verte, tengo que acercarte a mi mente, a su lado selectivo, y percibir. ¿Cuánto subsiste de la realidad? Lo que subsiste en la mente es filtrado constantemente. ¿Cuáles son los filtros? Mis miedos, deseos, relaciones, creencias, hábitos y condicionamientos.
Ellos seleccionan aquello que es percibido por nuestros sentidos. No tengo sensaciones reales, reacciono a las imágenes consubstanciadas con mi mente. Puedo mirar a alguien, ver a un norteamericano, tener un buen sentimiento; cualquier otra persona, al mirarlo, puede tener un sentimiento adverso. ¿Se ve a un ser humano o una imagen?

Cuando deseas algo, reparas en muchas cosas que las otras personas no ven. Una madre puede estar durmiendo profundamente mientras los ruidos resuenan en su cabeza, pero al primer suspiro de su bebé ella despertará. ¿Por qué? Sus sentidos filtran los otros sonidos. Algo sucede dentro de nosotros. Existe, allí, un censor que actúa sobre lo que vivimos. Tal percepción depende del condicionamiento pasado.
Vivimos, entonces, con muchas cosas filtradas, seleccionadas, pasadas por los sentidos. ¿Qué existe, de hecho, en nuestras mentes? Unimos a las imágenes nuestras construcciones mentales y evaluaciones: esto es bueno, esto es malo, cierto, erróneo. En la realidad no hay bien ni mal. No existe bien ni mal en las personas, ni en la naturaleza. Existe solamente un juicio mental impuesto a esta o aquella realidad…

¿Qué es la conciencia? Es la capacidad de observar cuánto filtramos la realidad, no solamente la imagen que persiste.
El yo inventó la noción de ego mío. Si miro el mundo, en mi estupidez proyectaré lo mío sobre los campos, las máquinas las ciudades, sobre la realidad. Dame alguna realidad y estaré listo para proyectar sobre ella algo de mi ego. Este mío existe solamente en mi cabeza, porque si muriese esta noche, nada de aquel campo cambiaría: las cosas son lo que son. No son mías, tuyas o de él. Esto es una mera convención entre nosotros…
Todo es pasajero, insatisfactorio… Paradójicamente, ésta es la fórmula secreta para un deleite continuo. Dijo: Jesús: ”¿Quién es mi madre, mi hermano, mi hermana? No los tengo. Existe allí una mujer, pero mi madre es un concepto que hay en mi mente…”
Si no existe el ego, no hay mal…Todas las convenciones, rótulos, límites son inventados en nuestra mente…
El ego es una creación de la mente…
Nuestras mentes crean rótulos, los aplican a los individuos, diciendo que, a partir de aquel instante, este o aquel grupo son grupos separados. Entonces pedimos a las personas que ofrezcan sus vidas por la defensa de los rótulos que creamos. Damos a esta defensa un título glorioso, algo como: morir por la fe; en realidad ellas mueren por convenciones, por conceptos que no existen en la realidad. A esas personas se les prometen recompensas invisibles, como por ejemplo: si mueres por la fe, por el país, por Dios, tendrás un reino eterno, a pesar de no ser real.

¿Qué es, pues, meditación? Meditación significa observar todo lo que se encuentra en los filtros de tu conciencia, ver, reconocer, estar consciente de que todo es pasajero, insatisfactorio y libre del yo. Uno de los maestros budistas dice: “Puedes gastar toda tu vida contemplando la tendencia de tu mente a rotular el bien y el mal en todas las cosas”. Yo te aseguro que si pudieses observar el trabajo de tu mente, nunca conocerías un minuto de tedio…
… Atracción y repulsión, el apoderarse y el resistir.
…Cuando una persona no tiene antipatías ni apegos, su amor renace, crece. Conocerás entonces el amor. De otra manera, estará solamente ocupada con algunas imágenes en su mente. Ningún apego, ninguna aversión, sólo amor: percibe y aceptarás de corazón lo que sea…

Tú, que alcanzaste el vacío, dejas de ser una persona. Te mueves por la vida, dentro de la vida. Lleno de vida, y nada tiene el poder de destruirte, Es como si tú arrojases tinta en el aire; un segundo después no habría nada más en el aire. “Al entrar en un bosque ni una hoja era perturbada, al entrar en el agua ni una onda se producía siquiera; él no desarmonizaba el mundo”.
Ningún ruido te perturbará, ni tú mismo serás capaz de perturbarte. Las cosas son lo que son. El ruido existe en tu cabeza, no en la realidad. Tus evaluaciones hacen de este ruido una molestia.
La meditación no es apego, identificación o posesión. Estas acciones conducen sólo al sufrimiento. Meditación es observación. Conduce al cuestionamiento y al amor.

                                                           Anthony de Mello

sábado, 8 de marzo de 2014

Fin del conflicto


¿Te sería posible escuchar críticas, incluso insultos, y encontrar la profunda aceptación de cualquier respuesta interna que surja en el momento - establecido en el imperturbable entendimiento de que lo que realmente eres no necesita ser defendido? Y después, al estar radicalmente abierto, ¿sería posible que encontraras una pepita de verdad en lo que te están diciendo, incluso si resulta en una humillación momentánea, y en la destrucción de la imagen de quien creías ser?

Con esto no quiero decir que te conviertas en pasivo o débil. Todo lo contrario. Significa más bien que te dejes de identificar como 'la víctima' o 'el agredido', y que dejes de mirar al otro como 'el enemigo', y te mantengas abierto e inmenso, como la infinita capacidad para toda la vida, para todo pensamiento, sensación y sentimiento. Y aquí, en medio del conflicto, descubras el lugar en donde termina el mismo conflicto, y despiertes a un amor y a una comprensión más allá de la razón. 

Sí, cada relación es una constante invitación para dejar ir. Tu madre, tu padre, tus amigos, tus amantes, tus compañeros de trabajo, cualquier persona con quien te encuentres - aquí están tus gurús finales, tus más grandes maestros. Escúchalos

Jeff Foster