SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Problema= situación de aprendizaje. Las Leyes del Universo/las Leyes de la Vida

 

Es imposible encontrar a un solo ser humano que no tenga que enfrentar dificultades, por lo que pretender no tenerlas, es un imposible.

La manera de trabajar las dificultades, es mirarlas como oportunidades de aprendizaje. Si lo podemos ver de esta manera, desaparecería lo que llamamos problema. El problema no existe, lo que existe es una situación de aprendizaje.

Cualquier dificultad es algo a reconocer las Leyes que lo rigen y si las reconoces, ya no será problema para ti, por lo tanto la dificultad desaparecerá.

El asunto no es tratar de huir de las dificultades y pensar en un mundo ideal donde nada pasa, sino aprender lo que la vida enseña desde una disposición de amor interna, para no sufrir ante eso, eso se aprende en el estudio de las Leyes de la vida.

Como decían los griegos, el drama es una situación interna del ser humano, no externa. Interna porque en el mundo físico de la materia no suceden dramas, lo que existe son eventos o situaciones.

El interior del hombre que se confronta con esos sucesos, al no poderlos comprender, lucha contra ellos, no los acepta, lo convierte en un drama y lo lleva a tomar actitudes totalmente negativas frente a procesos normales de la vida. De este procedimiento que hacemos en el interior, llegamos a liberarnos al través del conocimiento de las Leyes que rigen el universo y de su aplicación, necesitamos entrenarnos en su aplicación.


Al igual que las Leyes del universo, las Leyes de la vida tampoco pueden estudiarse en libros, ellas están escritas donde Dios/la Fuente/el Absoluto/la Inteligencia.... las escribió y tú las puedes reconocer observando los eventos de tu vida. En todo resultado, es precisamente donde puedes verificar la existencia de la Ley. No resulta nada que no sea permitido por la Ley y los resultados en sí mismos, no son cambiables.

La Ley tiene una característica: es inmutable, es perfecta, no es negociable. Lo que podemos es cambiar nosotros ante la ley, ante la organización del universo. De hecho, ninguna persona puede modificar un resultado, lo que puedes hacer es obtener otro resultado diferente después, pero el resultado no es modificable.

Si no estás satisfecho con un resultado, entonces necesitas saber cómo aprender a obtener otros resultados satisfactorios.

Pero los resultados que ya tienes o has obtenido, no son modificables, solo es aceptarlos y aprender de ellos, no aceptar un resultado es luchar contra la Ley, es luchar contra la vida y eso es lo que genera los dramas.

Las Leyes están escritas en todos los resultados que tú ves y en todos los sucesos. 
Puedes orientarte donde haya un suceso con el cual no te sientas satisfecho y puedes preguntarte:

· ¿qué necesito aprender de él?

· ¿qué me está enseñando?

· ¿qué necesito aceptar?

· ¿cómo hago para generar otro resultado?

· ¿qué hice yo para hacerme correspondiente o generar el resultado que estoy viviendo?

Son las preguntas concretas antes las situaciones de la vida, es decir, esas son las oportunidades.



En las Leyes universales estamos inmersos y su acción es simultánea, actúan constante y simultáneamente todas sobre nosotros porque son las Leyes de la creación y su funcionamiento, y esto, es un proceso constante, permanente y eterno, nosotros estamos inmersos dentro de la Ley; reconocerla y seguirla es liberarnos. Obedecer la Ley es ser totalmente libres.

Cuando nosotros vamos en contra de las Leyes y suponemos equivocadamente por nuestro sistema de creencias, que la libertad consiste en hacer lo que yo quiero y no en obedecer, y puedo suponer equivocadamente que obedecer algo, es no ser libre, estoy cometiendo el mayor de los errores, porque la libertad es precisamente seguir el orden del universo para encontrar satisfacción en él y poder ser feliz.

Si aspiramos a ser felices a través de la libertad, la única libertad válida es aquella que te hace feliz. Si el uso de una libertad te lleva a tener conflicto, rebeldía, choque con los demás o con la vida, esa libertad no te sirve y no es válida, por lo tanto la obediencia al orden del universo siguiendo el flujo del proceso que sigue el mismo universo, será lo que nos dé la posibilidad de ser felices y ser libres, por ello es importante reconocer que estamos inmersos en la Ley y todo está regido por la Ley.

Esto en cuanto a las Leyes universales, lo único que necesitamos hacer es reconocer su existencia y no luchar contra ellas.

En cuanto a las Leyes de la vida, podríamos decir que usamos las Leyes de la vida, y su aplicación también es simultánea.

Aunque las separamos para su estudio, realmente en cada acción de nuestra vida estamos utilizando simultáneamente todas las Leyes, reconociéndolas en cada instante en todo lo que sucede en nuestra vida, y en todo evento, podemos orientarnos sabiendo que no existe la casualidad en nada de lo que sucede en el universo, ni en nuestras vidas.

Si nos quejamos de algunas situaciones, es porque no pudimos comprender lo que ellas me enseñan, y no he podido comprender cómo crear situaciones diferentes más satisfactorias.

No hay razón para quejarse, porque toda situación es un aprendizaje muy valioso, pero si no aprendemos, la situación subsiste, entonces:

¿Qué necesito hacer?

¿Qué necesito cambiar?

Lo único que tenemos que hacer y cambiar es la concepción interna que tenemos de la vida, o sea, el sistema de creencias sustentado en principios de ignorancia.

Modificado esto, los problemas no existen. Ese es el proceso con las Leyes.



Para aprender más sobre este interesante tema, práctico para toda la vida:





lunes, 16 de diciembre de 2024

El diálogo Interno


Es de vital importancia lo que nos decimos a nosotros mismos ante una situación que estamos experimentando. 

El diálogo interior está basado sobre el sistema de creencias, muchas de ellas inconscientes y afecta nuestro mundo emocional más de lo que nos imaginamos, pero también nuestros estados emocionales, creencias, etc., afectan nuestro diálogo interno.

Se ha descubierto que, cuando nuestro diálogo interno es nocivo, llega hasta el punto de “matar neuronas" en ciertos centros cerebrales, como los hipocampos. (Dr. Mario Alonso Puig)

La facultad de Medicina de la Universidad de Harvard ha demostrado que entre el 60% y el 90% de las consultas a médicos generales en occidente, tienen relación con determinadas  emociones aflictivas que se prolongan en el tiempo.

Es muy importante ser conscientes de que es lo que nos decimos ante las situaciones que vivimos, pues de esa interpretación, depende la calidad de nuestras experiencias, y es que según lo que nos digamos movemos estados emocionales que tienen que ver con sustancias químicas en el organismo, no es lo mismo sentirnos furiosos, que sentirnos contentos.

El diálogo interno, puede cambiar nuestro estado anímico en segundos.

«No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede» 
Epícteto

Aprender a  escuchar a esa voz interna, a ser conscientes de ella, nos ayuda a mejorar nuestra automotivación y a regular el mundo emocional, ya que contrario a lo que solemos creer, somos responsables de nuestro mundo emocional, de lo que sentimos.

Gran parte de la vida, solemos culpar al afuera por cómo nos sentimos y nos justificamos, estoy triste porque tal persona no me hizo caso, o estoy furioso pues mi pareja no me escucha, o estoy frustrado porque el país está en crisis… etc. Y es que sin negar la situación exterior, la verdad es que lo que yo interpreto, lo que yo me digo de lo que está ocurriendo, tiene mucho que ver con mi estado, con lo que siento. 
El otro puede actuar a su manera, pero en mi interior yo decido si me afecta o no, y si me afecta, toca revisar que patrones, maneras de funcionar se activan en mí que hacen que la situación me afecte y poder revisar sistema de creencias que ya no me apoyan a crear una vida saludable.

Así, al ir tomando conciencia de que somos responsables de nosotros mismos, nos damos cuenta que:

“Nadie nos puede herir sin nuestro consentimiento”.

Conviene cuando nos decimos algo que nos hace sentir mal, confrontar la creencia, por ej.,  si me sorprendo diciendo que "soy torpe", preguntarme: ¿realmente es así, soy torpe?, ¿es del todo real lo que me digo?, ¿es así en todo momento? O ¿es que me comporté torpemente?, ¿habrá situaciones donde no me comporte torpemente?....entonces la creencia pierde fuerza.

Para poder detectar cómo nos hablamos a nosotros mismos, qué nos decimos, si ese diálogo es tóxico, y aprender a hablarnos de otra manera más saludable:

· Hemos de entrenar la mente a estar presente, aprender a observar sin juicio los pensamientos, adoptando una actitud meditativa, para sorprendernos cuando nos estamos hablando mal.

· Soltar la atención de los pensamientos (dejarlos pasar como si fueran nueves en el cielo) y dirigirla a las sensaciones corporales. 
¿Qué estoy notando en el cuerpo? ¿Qué sensaciones físicas noto: tensión en la mandíbula, en el cuello, puños apretados, hormigueos, calor, opresión en el pecho, nudo en el estómago, etc.?

· Preguntarnos qué estoy sintiendo, ponerle un nombre a la emoción o sentimiento: enojo, rabia, tristeza, angustia, ansiedad…) al ponerle nombre, al etiquetar la emoción, o sentimiento, se activan áreas del cerebro que nos ayudan a ser más resolutivos.

Hay un estudio científico (Universidad de California) que demuestra que cuando nombramos una emoción,  la corteza prefrontal fabrica péptidos que inhiben la amígdala sobre-activada.

Desarrollando la Inteligencia Emocional, podemos equilibrar y armonizar la parte emocional y racional del cerebro.

Al observar cuál es el diálogo interno que nos lleva a sentirnos así, nos daremos cuenta que solemos decirnos cosas como: "todo lo hago mal", "siempre me pasa lo mismo", "no cambio más", "que estúpido soy", etc.

Luego de haber tomado conciencia de lo que me digo, podré ver cómo distorsiono los hechos bajo los efectos de la emoción y de las creencias, se trata de confrontar las creencias, para verificar si son realmente ciertas.

· Y me plantearé cómo puedo aprender a hablarme, o qué decirme a mí mismo ante esa situación, que me haga sentir mejor.

· Haciendo esto, puedo volver a observar mis pensamientos y emociones y notar el cambio.

· Noto qué sensaciones físicas aparecen al cambiar el diálogo interno tóxico por un diálogo más amable y que me hace sentir mejor.

· Y por último miraré que acción tomar, cuál es el primer paso a dar para poder cambiar la situación que no me gusta, pues al tomar acción desaparece la sensación de inmovilidad que nos genera la preocupación por algo.

La dificultad, es que son muchos años de condicionamiento, de repetir maneras de funcionar con patrones instalados en nuestras redes neuronales, que movilizan estados emocionales a los que nos tornamos adictos (como dice Candace Pert). Sin embargo, según las investigaciones de las neurociencias, el cerebro es plástico y podemos cambiar...

Se requiere entrenamiento y paciencia para funcionar de una manera más saludable... aprender a conocer lo que funciona en uno y a sanar lo que está irresuelto, principalmente en los estadios tempranos de la niñez, que es donde grabamos nuestras creencias, nuestra manera de ver el mundo, nuestros primeras heridas, que nos condicionan luego de adultos, hasta tanto las hagamos conscientes y las sanemos, aprendiendo a cubrir sanamente nuestras necesidades y a hacernos cargo de nosotros mismos....





sábado, 14 de diciembre de 2024

La ayuda


Hay algo que todos aprendemos con el tiempo, por la via dura: Nunca intentes ayudar a nadie hasta que esté listo para recibir ayuda.

Mientras no te pidan ayuda, mientras el otro no esté dispuesto a escuchar y soltar viejos patrones, tu intento de ayudar se sentirá como manipulación y control; se verá como un asunto tuyo, como tu necesidad, y no la de esa persona.
Aparecerán las defensas, las posiciones se radicalizarán y tú acabarás sintiéndote frustrado, superior o impotente; y los roles que se reflejarán, el de la “víctima” y el del “salvador”, harán que os sintáis más desconectados que nunca el uno del otro.


¿Cómo podemos ayudar de verdad?

Encuéntrate con la persona allí donde se encuentre. Abandona tu sueño de que se va a poner bien enseguida. Cálmate. Confirma cuál es su experiencia del momento. No intentes imponerle tus propios planes y no des por supuesto lo que “mejor” para ella. Tal vez no sabes que es lo “mejor”.
Tal vez esa persona es más resistente e inteligente, y tiene más recursos y potenciales de los que nunca creíste posibles.

¿Acaso lo que es “mejor” para esa persona justo ahora es no querer (o necesitar) tu ayuda?
Tal vez lo que necesita ahora es sufrir o luchar más. Quizá se está alineando y sanando a su manera, que es única.

Acaso lo que este momento requiere de ti es tu confianza, tu escucha profunda y tu profundo respeto por el lugar donde se encuentra esa persona en su viaje.
Puede que no estés más que intentando ayudarte a ti mismo. 
Tal vez el cambio real no viene de tratar de imponer el cambio a los demás, sino de alinearnos con dónde están justamente ahora y desbloquear toda la inteligencia creativa del momento, respetando su camino único y su misterioso proceso de sanación.

Cuando intentas cambiar a alguien le estás transmitiendo que no está bien como es, que rechazas y desapruebas su experiencia y quieres que sea otra. Incluso puede ser que le estés transmitiendo que no lo amas.

En cambio, cuando dejas de intentar cambiar a la persona y te encuentras con ella tal como es, y te alineas con la vida tal como se presenta, un cambio grande e inesperado es posible, puesto que en este caso eres un verdadero amigo y aliado del universo.

Deja de intentar cambiar a los demás. Permite que cambien, o no, a su propia manera, cuando sea su momento.
Tal vez, cuando más ayudas, es cuando dejas de intentar ayudar.
J. Foster