SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

Bienvenidos al blog!

La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

domingo, 28 de septiembre de 2025

Aceptación desde sabiduría


Cuando tengo ira, tristeza, angustia, estrés, miedo, apego, es porque hay algo que yo no acepto. Cuando me siento obligado a hacer algo, hay algo que no acepto.

En general, cualquier situación que no sea de paz y armonía está relacionada directamente con una no-aceptación de una realidad de la vida...

Cuando una persona tiene cualquier nivel de sufrimiento interior ante algo que no acepta, su ego trata de disfrazar la situación para que no se elimine, porque si se eliminara, se eliminaría el ego mismo. Entonces todo sufrimiento ante algo externo, es una limitación mental que yo tengo, limitación que no me permite aceptar la realidad.

Si yo tengo estrés, ¿qué es lo que no estoy aceptando?
No estoy aceptando que hay una situación que es superior en un momento dado a mi capacidad de acción, y no estoy aceptando la posibilidad de que yo voy a disminuir algo porque yo creo que no puedo vivir sin eso.

Siempre está la no aceptación, cuando tú le dices esto a la vida: “Yo no aceptaría esto de ninguna manera. Yo no puedo vivir sin esto”.
La vida te va a responder: “Vamos a demostrarte que sí puedes”. Es la ley de correspondencia, a través de la no-aceptación.

Logras saber que ya aceptaste alguna situación porque en tu interior hay un síntoma inequívoco de paz interior, satisfacción, alegría, entusiasmo y energía para la acción. Cuando eso es lo que está presente, tú sabes que ya aceptaste algo. Ante la aceptación desaparece la posibilidad de sufrimiento.

Mientras yo no acepte algo, me hago correspondiente con la situación que me enseña a aceptarlo. Cuando lo acepto, esa situación ya no es necesaria. 
Entonces la persona que lucha contra algo, cada vez se hace más correspondiente con mantener esa situación.
 “Todo aquello a lo que tú le hagas resistencia, se manifestará con más fuerza contra ti”, porque esa es una ley del Universo.
Deja de hacerle resistencia a la vida, y ninguna fuerza podrá ir en contra tuya, ese es el secreto de la aceptación.
Cuando alguien tiene un rechazo a la vida, no acepta la oportunidad de aprendizaje que ofrecen las dificultades.

Cuando yo me preocupo por algo, ¿qué no estoy aceptando? ¿Qué puedo perder?
Algo que yo ya no necesito. Ese es el motivo de la preocupación; no has comprendido que jamás podrás perder lo que necesitas, y que si alguien se lleva algo es porque tú ya no lo necesitas, o lo que necesitas es la experiencia del desapego.

Cuando criticamos a los demás, no estamos aceptando las costumbres, las ideas y las decisiones de los demás... es decir, no los estoy respetando. Para dejar de sentirme mal con el comportamiento de los demás, debo ser capaz de aceptar lo que no acepto.
Por ejemplo, cada quien hace y dice lo mejor que sabe aunque se equivoque, y yo no tengo por qué ir a rechazarlo, ni a juzgarlo, ni a criticarlo... Él tiene derecho a eso, él no tiene la culpa de que yo me sienta mal con lo que él hace: esa es la reflexión para poder empezar a comprender la necesidad de aceptar a las otras personas como son.

Cuando yo no puedo aceptar algo, no puede haber un disfrute, una satisfacción. Si no eres capaz de disfrutarte algo, es porque hay algo que no aceptas. Aquello que eres capaz de disfrutar, es porque ya lo tienes aceptado.

Aquello que trae paz, alegría, entusiasmo y sube tu energía para la acción, está relacionado directamente con lo que tú ya tienes aceptado, con lo que ya tienes comprendido.

La persona con capacidad de aceptación es la persona que es capaz de ser feliz por sí misma, tiene más flexibilidad mental, más sabiduría y más amor.

Cada vez que se presenta una disparidad de criterios en una relación, el que cede (en forma consciente y voluntaria, dándose plena cuenta de lo que está haciendo) ha ganado en flexibilidad, en aceptación, en comprensión. Ha derrotado su ego. Ha ganado algo. El que gana pierde, porque dejó pasar la oportunidad de aprender algo. “Triunfó” pero quedó igual...

G. Schmedling



miércoles, 24 de septiembre de 2025

Fluir


El acto de fluir refleja ese suave resbalar de las aguas del río por el cauce hacia el mar. 
Fluir habla de observar cómo sucede el devenir sin despistarse. 
Fluir habla de comprobar cómo, sin forzar la propia intervención en el desenlace de los acontecimientos, las cosas encajan por sí solas en una dirección insospechadamente óptima. Fluir significa sujetar delicadamente al ego, con sus miedos y deseos, y abrirse a la sintonía de un yo global más sabio que propicia aquella victoria en la que todos ganan. 
Fluir significa apostar por la Confianza, con mayúsculas, en un principio de orden superior, a través del cual se mueven las fichas de la vida de manera sabia y misteriosa. Un flujo que avanza sin el miedo que propicia el no control de un agobiado ego que vive agarrado a la falsa seguridad de la tensión y la ansiedad anticipatoria.
Fluir es dejarse inundar por el presente sabiendo que el río de la vida discurre por entre las dos orillas de la claridad y la confusión, mientras el uno mismo observa a ambas. Un tercer punto más allá de ellas. 
Fluir significa que la tristeza no perturba y que la frustración no nos arrebata del sólido promontorio interior desde el que atestiguar con la suave y benévola sonrisa del alma.
Fluir por la vida es situarse en el Testigo primordial, neutral y ecuánime que, de manera inafectada y totalmente imperturbable, observa el juego del dolor y del placer mientras el psicocuerpo crece, se desarrolla, decae, envejece y muere. 
Sin duda, a quien le sucede todo este proceso del vivir en un cuerpo, es al yo-Espectador de la aventura de la conciencia. El Testigo que observa a la mente soñadora de realidades estimulantes y contradictorias.
Unos lo llaman Tao, otros, simplemente, Alegría sin causa. Pero también se le llama, Bondad primordial, Pura Consciencia. De todas formas, son tan sólo nombres que apuntan a ESO que somos en esencia. Una Identidad Suprema que no ha nacido ni morirá porque existía antes y después del Big Bang, porque está fuera del tiempo y pertenece al plano del Ser que llamamos infinito. Si uno lo busca, tal vez, malgasta su tiempo porque nunca lo perdió, de la misma forma que la humedad nunca pierde al agua. Sucede que es el Todo, algo que el ego no puede concebir, mientras no sea eclipsado y expandido en momentos ocasionales de Gracia. Se trata de instantes en los que brota la verdadera naturaleza de la mente profunda en donde la gratitud y ternura se derraman. 
J.M.Doria



martes, 9 de septiembre de 2025

El poder del inconsciente

 

... El inconsciente es el gran desconocido, vendría a ser como un mar ignoto: en él se encuentran todos los arquetipos, los recuerdos ancestrales, los deseos ocultos, los secretos que gobiernan nuestras vidas.

Al inconsciente se lo suele concebir como una serie de compartimentos superpuestos, como las capas de una cebolla. Uno envuelve al otro, y así sucesivamente.

El inconsciente es el 95% de nuestro funcionamiento, rige nuestras vidas, nuestras elecciones y decisiones, nos guía al escoger pareja, una casa, una vocación.

No razona, es muy visceral, al menos en algunos de sus programas.

Controla todo lo que nos sucede, sobre todo los acontecimientos impactantes e inesperados en los que la carga emocional domina la situación, y se graba en él.

El cerebro reptiliano, que es el principal soporte del inconsciente biológico, tiene por misión fundamental salvarnos la vida, es totalmente visceral y reacciona con la máxima rapidez; pero, sobre todo, tiene una función vital, que es grabar todo lo que los sentidos perciben en cada situación estresante a fin de evitar que en otra situación parecida, repitamos el mismo error.

Ejemplo, un niño pequeño toca con su manito una lámpara encendida; le quedará grabado para siempre que no tiene que volver a hacerlo si no se quiere quemar.

Asimismo, lleva programas heredados de nuestros ancestros que nos vuelven más sensibles a situaciones cotidianas, y ello hace que vivamos experiencias muy exageradas, cuando, en realidad, no tendrían por qué ser así.

La emoción es el principal vehículo de anclaje o grabación del acontecimiento, sin ella el inconsciente no reacciona.

El inconsciente nos hace repetir una y otra vez situaciones, sean estas felices o enfermizas.

Muchas veces, lo hace de una forma compulsiva y, sobre todo, irracional. 

El pasado se repite en nuestras vidas, se halla oculto en el inconsciente, un pasado que llamamos futuro. Hace falta un acto de conciencia, para poder cambiar el propio futuro.

Si reacciono a un estímulo y me dejo invadir por la emoción resultante, el programa seguirá manifestándose e inevitablemente viviré los acontecimientos.

Por eso, el acto de conciencia en cada instante es una oportunidad de elegir responder ante la situación, pudiendo regir tu vida y evitar que la rijan los programas inconscientes.

Si estuviéramos realajadamente alertas a cualquier impacto emocional, si nos disociásemos lo suficiente de este, reduciríamos la emoción que nos reclama el inconsciente; podríamos gestionarla y cambiar la relación causa/efecto por otra relación causa/efecto.

Lo importante es saber que el inconsciente se alimenta de nuestra atención, pero de atención emocional, y esta puede ser cambiada con un acto consciente si se entrena suficientemente a la mente para hacerla observadora.


Es imprescindible desarrollar este «estado de alerta» si queremos desvincularnos de relaciones adictivas, de repeticiones, que nos hacen vivir una y otra vez las mismas situaciones, los mismos problemas, con actores diferentes.


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Pero no todo el contenido del inconsciente es trauma, dolor, situaciones inconclusas, etc.


“El inconsciente no es algo malo por naturaleza,

es también la fuente de bienestar.

No sólo oscuridad sino también luz,

no sólo bestial y demoníaco,

sino también espiritual y divino.” Carl Jung



Jung hablaba del Consciente, del Inconsciente y del Supraconsciente, siendo para él éste último también inconsciente, pero no oscuro, sino de luz.

Para Jung el Supraconsciente siempre nos acompaña aunque no seamos conscientes de él, y deja de ser inconsciente en el momento en el que tomamos consciencia de él.

El proceso de ir haciendo consciente lo Supraconsciente para vencer lo sombrío que también existe, se traduce como el proceso de la Evolución del Ser Humano.

El camino de la Evolución es "Abrir Consciencia".


Cuanto más aptos somos para hacer consciente lo inconsciente, más grande es la cantidad de vida que integramos”. Carl Jung


La mente supraconsciente es la fuente de toda la creatividad, la intuición, las inspiraciones repentinas, motivaciones y da la habilidad de ver las cosas de forma totalmente diferente.

Para Jung, el “Supraconsciente” es el patrón psíquico capaz de dirigir de forma magistral a nuestra naturaleza racional, emocional e instintiva de nuestro pequeño “ego” o “yo inferior”.

De esta manera, Jung ofrece una visión más holística del ser humano, porque añade este aspecto liberador y trascendente de nuestra consciencia.




Quieres aprender más sobre el tema:


www.centroelim.org




sábado, 6 de septiembre de 2025

Libertad de elegir nuestra actitud en todo momento


Los seres humanos tenemos la libertad de elegir nuestra actitud en todo momento, incluso en las peores circunstancias, como enseña Victor Frankl, el creador de la logoterapia, psiquiatra superviviente de Auswictch, que dice que en toda situación, por terrible que sea, un ser humano puede mantener su brújula interior y encontrar sentido al vivir.

Puede hacerlo básicamente a través de tres caminos:

- El camino de la acción, cuando actuamos, cuando tenemos la libertad para hacerlo, en la dirección de nuestros intereses, valores y propósitos.

- El camino de la contemplación: a veces podemos estar privado de hacer algo, por ejemplo en un campo de concentración, pero podemos retirarnos a un lugar interno que nos convierta en testigos de la realidad, en un gran ojo observador que a modo de espejo refleja toda la belleza del mundo y toda la fealdad, aunque bello y feo sean términos irrelevantes para el espejo.

- El tercer camino es el del sufrimiento asumido: en circunstancias irreversiblemente calamitosas, podemos encontrar un sentido y un progreso interior en la entrega sin reservas al sufrimiento, en su asunción como parte de nuestro camino. Como lo llamo Gurdjieff, “el dolor consciente”, aquel a que abrimos la llave de paso en lugar de tratar de mantenerla artificialmente cerrada, lo cual lo convierte en una vía de progreso y maduración existencial y espiritual.

Tratar de evitar el sufrimiento inevitable, solo trae una mayor dosis del mismo.
La realidad es una, pero nuestra manera de abordarla y vivirla es personal y singular. Somos libres de tomar una posición u otra, libres de darle un sentido, libres de mantener nuestra dignidad en todo momento.

La libertad va junto con la responsabilidad, en la que formulamos nuestra respuesta y nuestros actos creativos a la realidad.
Al asumir nuestra cuota de libertad y de responsabilidad en cómo vivimos lo que la vida nos impone, nos hacemos discípulos de la realidad. Así aprendemos a tensar o destensar las velas de nuestra nave, nos bregamos en mantener firme los palos mayores de nuestra columna vertebral, oteamos con finura el horizonte para ver cómo llegar a casa.

¿Que sabemos en realidad sobre aquello que resulta mejor o peor, si vivir o morir, ganar o perder, sanar o enfermar, sonreír o llorar?

¿Qué sabemos acerca si una vida es mejor que otra, si un recorrido largo es mejor que uno corto, si un cuerpo es mejor o peor que otro?

En parte vivimos en el misterio, en el enigma del porqué de las cosas y de los destinos asignados.
Dichosos los que se encuentran en paz consigo mismos. Felices los que han dejado de pelear contra sí mismo, contra algunas partes internas o algunos yoes inoportunos, que se les presentaban en ocasiones como huéspedes molestos, de improviso y sin invitación, irrumpiendo sin contemplaciones en sus escenarios de vida, en forma de celos, envidias, rencores, quejas, gritos, violencias, etc.

Bienaventurados, pues, los que ya no necesitan rechazar a ninguno de sus aspectos internos, nada de lo que les constituye, ni siquiera lo que sienten como molesto, inadecuado, desagradable, o lo que resulta difícil de soportar en algún momento.
Han trabajado en ellos mismos, se han afanado en comprender y han integrado lo aparentemente rechazable. Lo que parecía oscuro y plomizo lo hicieron refulgir como aprovechable y dorado, se sometieron al reto de la alquimia interior y fueron transformados: lo aparentemente negativo se convirtió en recursos para la gracia de su aceptación, la gran llave maestra.

Han logrado algo importante y además muy popular: la tan preciada autoestima. La autoestima, bien entendida es amar lo que somos tal y como somos a cada momento, con lo que emerge en nuestro cuerpo, en nuestros sentimientos, pensamientos, sueños, conductas, anhelos y recuerdos. Autoestima es amar y abrazar lo que cada momento trae y regala a nuestra experiencia.

Es amarnos dándole un buen lugar en el corazón a todo lo que nos conforma. Incorporar esa actitud a cada instante de nuestra experiencia como un código de respeto a uno mismo.
Para ello, conviene comenzar a soltar el ideal que nos gustaría encarnar. No se trata de amar al personaje perfecto que imaginan que deberían ser en lugar de lo que son.
Gran parte del dolor del mundo consiste en pretender ser o tener algo distinto de lo que somos o tenemos.

Es cierto que el cerebro necesita tener visiones de futuro, pensar en el mañana, tener claridad sobre la persona en que deseamos convertirnos y lo que deseamos vivir, para atraerlo, para avistar las señales en el camino que nos indican que estamos cerca o lejos de ello, para que se pueda cumplir. Eso se llama construir futuro, enseñarle al cerebro el lugar hacia el que queremos ir, formular objetivos, lanzarle nuestros anhelos más queridos.
Es correcto y necesario. Pero una cosa es crear futuro con nuestros pensamientos y otra huir de un presente insoportable que no logramos apreciar.

Amarse a uno mismo es apreciar cada instante con lo que contiene, sea lo que sea, incluyendo los recuerdos y las imágenes por la imagen idealizada que tienes de tí mismo, perdiendo la oportunidad de asumirte con todo lo que fue y sentir tu dignidad, incluso y fantasías del futuro. Querernos en cada momento porque solo existe el momento, el ahora.
Hay personas que quieren a quien deberían haber sido, no al que fueron, quisieran un pasado sin errores por la imagen idealizada que cultivan para ellos mismos, perdiendo la oportunidad de asumirse con todo lo que fue y sentir su dignidad, incluso en la culpa por lo que hicieron mal, por sus errores o por el daño que hicieron. Pierden la oportunidad de aprender, no incorporan en sí mismos lo difícil, lo niegan como los niños que dicen “yo no fui” y pretenden inocencia. Se desconectan de su fuerza y de su centro. Así no funciona.

Todo es ahora, incluso el pasado y el futuro existen como creaciones de nuestro pensamiento actual, la mente crea la idea del tiempo, así es más fácil gestionar con éxito la realidad práctica, los requerimientos profesionales, relacionales, cotidianos. Pero la felicidad es amor natural al presente. El presente tiene la cualidad de ser, en él lo que es, es, y el amor tiene la función de reconocer lo que es. Amor es el reconocimiento de la realidad.

Lo que si funciona es responsabilizarse de lo que uno vive y experimenta a cada momento y aprende a hacerse espacio, a observarlo y vivirlo con benevolencia, por difícil que sea, a sacarle partido. Lo que funciona es asumirse, o sea aceptarse y quererse.
La autoestima no mira el personaje ideal que fantaseamos, mira al ser real que somos.
No soy perfecto, pero soy real. Lo único que podemos amar es el ser real que somos.
Solo podemos amar lo imperfecto. B. Hellinger.

Esto es un canto a la realidad de lo humano, su propia imperfección. La esencia de lo humano la encontramos, por supuesto, en lo sublime, pero también en lo aparentemente burdo o negativo.
Quizá ya somos perfectos en nuestra imperfección, en nuestros defectos, en nuestras maneras torpes en nuestros instintos, en nuestro inconsciente…. la clave es mirar de frente, tomar conciencia y darles lugar. Sin identificaciones, no hay sufrimiento.

Joan Garriga
www.centroelim.org

domingo, 24 de agosto de 2025

Madurez emocional



Allí donde se centra nuestra atención, es exactamente donde tiene lugar nuestra experiencia vital.
La calidad de todas nuestras experiencias viene determinada por la calidad de nuestras intenciones.
Del mismo modo que la ley de causa y efecto nos hace a todos igualmente responsables por cada pensamiento, palabra y acción que iniciamos, la calidad de nuestra experiencia = atención + intención.
¿Quién más puede ser responsable de las consecuencias de nuestros pensamientos, palabras y acciones que decidimos generar conscientemente?

Si podemos aceptar que esto es cierto:

¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por el amor, odiamos?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por la armonía, peleamos?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por la paz, elegimos el conflicto?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente ser comprensivos, elegimos ser cínicos?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por la risa, elegimos la tristeza?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por una sonrisa, fruncimos el ceño?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por la gratitud, elegimos quejarnos?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por animar a los demás, elegimos competir?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por sentirnos confiados, nos sumimos en la duda?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por sentirnos bien, elegimos el sufrimiento?
¿Por qué, si podemos elegir conscientemente por ser optimistas, nos sumimos en la negatividad?

La respuesta a todas estas preguntas, y a algunas más que podamos formular en relación a por qué seguimos optando por irradiar negatividad en lugar de inspirar con la brillantez de nuestra presencia interior, es la misma.

Es porque:

En vez de optar por la madurez emocional requerida para «darnos» la atención que buscamos, preferimos representar un drama exterior para «sonsacar» esta atención de los demás.
Cuando nos comprometemos a darnos la atención que buscamos, nos comprometemos en nuestra libertad.

AHORA es el momento perfecto para optar por crecer emocionalmente. Quizás no sea la elección más fácil, pero sí la más responsable.
M. Brown


domingo, 17 de agosto de 2025

Cuando los "viejos amigos" vienen a visitarte...


Se te presenta una noticia completamente inesperada. Un suceso imprevisto, una revelación que surgió de la nada.
Algo que creías tuyo ahora se ha perdido, tal vez para siempre. 
Una vieja forma de vida ha desaparecido. 
Los viejos amigos vienen ahora a visitarte: Ese agujero en el estómago. Esa falta de aliento. Ese sentido primario de desorientación. 
¿Quién eres? ¿En qué puede confiarse? ¿Ahora qué pasará? 
El sueño de cómo "tenía que ser la vida" está muerto. Esa vieja identidad se está derritiendo. El viejo futuro se ha convertido en un vacío. 

¿La invitación?... Quédate con toda esa muerte. Respira a través de ella. Mantente presente en medio de todo ese movimiento. Conéctate a la tierra mientras el suelo viejo se abre bajo tus pies - de cualquier forma nunca fue seguro. 
Date cuenta que sólo lo falso puede desmoronarse. La vida, en sí misma, jamás puede ir mal, lo que realmente eres no puede perecer, sólo tus planes pueden hacerlo. 

"Mi vida" siempre está cambiando, esa es su naturaleza, así que permite que el cambio se dé en forma natural, y deja que lo falso se disuelva en la Vida que eres. 
Permite que la verdad se revele a sí misma, momento a momento, sin rebobinar ni adelantar la película. 
Confía en todo este aparente lío, descansa en la escena de este momento. 
Contempla la vida y la creatividad de la tormenta, tan sólo estás siendo testigo de la muerte de los sueños. 
Sé consciente de ser la profunda e inmutable calma dentro del eterno ojo del huracán. 
Aquello que eres ha sido siempre testigo del paso de las tormentas. 
La crisis no es un desastre, es nacimiento... 
Esta es tu invitación.

Jeff Foster
(Traducido por Tarsila Murguía)

martes, 12 de agosto de 2025

Estar Presente es sanador


 ¿Querrías...

¿Tomar mi mano por un rato?
No necesito que me salves
No necesito que arregles nada
No necesito que sostengas mi dolor
Pero, ¿simplemente sostendrías mi mano?

No necesito tus palabras
Tus consejos
Ni tus hombros para apoyarme
Pero ¿te sentarías aquí un rato conmigo?

Mientras  fluyen mis lágrimas
Mientras se rompe mi corazón
Mientras mi mente me juega malas pasadas. 
¿Me harías saber con tu presencia que no estoy solo, mientras vago en mi interior desconocido?

Porque mi oscuridad es mía y he de enfrentarla
Mi dolor es mío y he de sentirlo
Y mis heridas son mías y de sanarlas
Pero, ¿te sentarías aquí conmigo, mientras yo valientemente me afronto todo esto, mi querido?

Porque brillo gracias a mi oscuridad
Soy hermosa gracias a mis heridas
Y fuerte gracias a mi tierno corazón
Pero, ¿tomarías amorosamente mi mano, cuando a veces viaje hacia la oscuridad?

No te pido que me quites la oscuridad
No espero que ilumines mi día
Y no creo que puedas reparar mi dolor
Pero me encantaría que te sentases un rato y me cogieses de la mano, hasta que encuentre el camino para salir de mi tierra de sombras.

Entonces, ¿podrías...
¿Sostener mi mano hasta que regrese de nuevo?"

Anónimo


domingo, 27 de julio de 2025

La ilusión del tiempo (E. Tolle)


La aceptación intelectual de algo es tan solo una creencia más, y no va a suponer una gran diferencia en tu vida. Para plasmar la verdad de que el tiempo es una ilusión, tienes que vivirla.
Cuando cada célula de tu cuerpo esté tan presente que vibre de vida, y cuando puedas sentir esa vida en cada momento como la alegría de Ser, entonces puedes decir que te has liberado del tiempo.

- Pero mañana tendré que pagar las facturas, e iré envejeciendo y moriré como todos. ¿Cómo puedo decir que estoy libre del tiempo?

El problema no son las facturas de mañana. La disolución del cuerpo físico tampoco es el problema. El problema es la pérdida del ahora; ese es el núcleo del engaño que convierte cualquier situación, suceso o emoción en un problema personal plagado de sufrimiento. La pérdida del ahora es una pérdida de Ser.

Liberarse del tiempo es liberarse de la necesidad psicológica del pasado para tener una identidad; y del futuro, para hallar nuestra realización.
Representa la transformación de la conciencia mas profunda que se pueda imaginar. En algunos casos aislados, dicho cambio de conciencia ocurre de manera dramática y radicalmente, de una vez por todas. Y cuando ocurre, suele producirse mediante la rendición total en medio de un intenso sufrimiento. No obstante, la mayoría de las personas han de trabajarlo.

Cuando has obtenido los primeros atisbos del estado intemporal de conciencia, empieza un ir y venir entre la dimensión temporal y la presencia. Empiezas por darte cuenta de que tu conciencia raras veces está verdaderamente en el ahora. Pero saber que no estás presente ya es un gran éxito: ese saber es presencia, aunque al principio solo dure unos segundos de reloj antes de volver a perderla.

A continuación con creciente frecuencia, eliges enfocar la conciencia en el momento presente más que en el pasado o el futuro, y al darte cuenta de que has perdido el ahora, eres capaz de permanecer en el por periodos más largos, según el tiempo del reloj.
Así, antes de establecerte firmemente en el estado de presencia, es decir, antes de poder ser plenamente consciente, pasas un tiempo yendo y viniendo entre la conciencia y la inconsciencia, entre el estado de presencia y el estado de identificación con la mente. Pierdes el ahora y vuelves a él, una y otra vez. Finalmente, la presencia se convierte en tu estado predominante.

La mayoría de personas no experimentan la presencia en absoluto, o bien solo la sienten accidental y brevemente en raras ocasiones, sin llegar a reconocerla como lo que es. La mayoría de los seres humanos no alternan entre conciencia e inconsciencia, sino entre distintos niveles de inconsciencia.




sábado, 26 de julio de 2025

Aprender a vivir


Le tenemos miedo a la Vida. Pensamos que en algún momento nos va a llevar a vivir algo que no queremos, que nos va a doler, que nos va a causar sufrimiento.
Es justo al revés.
La Vida, que es pura inteligencia, sabe que estamos sufriendo, sabe que hay sufrimiento y dolor dentro de nosotros. Entonces, diseña situaciones para que podamos ser conscientes de ese dolor y de ese sufrimiento. Cuando no aceptamos lo que ocurre en nuestra vida, estamos rechazándola, estamos negándonos a mirar nuestro dolor y, por lo tanto, estamos diciéndole a la Vida: “no quiero sanar ese dolor. Dame más tiempo, déjame sufrir más, déjame sentir más dolor”.
En la práctica, lo hacemos a un nivel tan inconsciente que creemos que rechazando la vida nos estamos defendiendo del dolor, pretendiendo ser felices con esto.
Creemos que evitando el dolor vamos a alcanzar la Felicidad.
Es falso, no es verdad. ¿Cuántos miles de años llevamos evitando sufrir?
Muchísimas personas creen que su vida no tendría que ser así e, incluso, piensan que están haciendo cosas mal hechas. Pero, en realidad, eso no es posible desde la perspectiva del aprendizaje, estamos aprendiendo a sentir la Vida. Se puede ver en la Vida de cualquier persona. Da igual lo que esté viviendo, da igual cómo lo esté viviendo, está aprendiendo a vivir.
Todos los seres humanos hacen aquello que creen que tienen que hacer para encontrar la Felicidad, absolutamente todos. Unos lo harán de una forma más eficiente, otros de una forma más desenfocada, pero todos estamos en el mismo propósito.
Creemos que aprender implica hacer las cosas bien, pero no tiene sentido porque, si estamos aprendiendo, lo lógico es que nos equivoquemos muchas veces.
El problema es que hemos vinculado aprendizaje igual a miedo a equivocarnos. Por eso nos cuesta tanto aprender porque no hay personas que estén abiertas a equivocarse una y otra vez en su vida. 

Sergi Torres.


viernes, 2 de mayo de 2025

Reflexionando: los cambios


Vamos a hacer un experimento. Tome una moneda. Imagínese que representa el objeto al que usted se aferra. Enciérrela en el puño bien apretado y extienda el brazo con la palma de la mano hacia el suelo. Si ahora abre el puño o afloja su presa, perderá aquello a lo que se aferra. Por eso está apretando.

Pero hay otra posibilidad: puede desprenderse y aun así conservarla. Con el brazo todavía extendido, vuelva la mano hacia arriba de forma que la palma quede hacia el cielo. Abra la mano y la moneda seguirá reposando sobre la palma abierta. Ha dejado de aferrarse. Y la moneda sigue siendo suya, aun con todo ese espacio que la rodea.

Así pues, existe un modo en que podemos aceptar la impermanencia sin dejar de disfrutar de la vida, todo al mismo tiempo, sin aferramos.
Pensemos en lo que suele suceder con frecuencia en las relaciones. Muchas veces las personas no se dan cuenta de cuánto aman a su pareja hasta que de pronto perciben que la están perdiendo. Entonces se aferran todavía más. Pero cuanto más se apegan, más se les escapa la otra persona y más frágil se vuelve su relación.

Muchas veces buscamos la felicidad, pero la propia manera en que la perseguimos es tan torpe y desmañada que sólo nos acarrea mayor pesar. Por lo general, suponemos que hemos de aferramos a fin de obtener ese algo que nos dará la felicidad.
No vemos cómo podemos disfrutar de algo si no podemos poseerlo. ¡Con cuánta frecuencia se confunde el apego con el amor! Incluso cuando se trata de una buena relación, el amor sufre a causa del apego, con su inseguridad, su posesividad y su orgullo; y después, cuando el amor se ha perdido, lo único que nos queda de él son los «recuerdos» del amor, las cicatrices del apego.

¿Cómo, entonces, podemos trabajar para vencer el apego?

Sólo conociendo su naturaleza no permanente; este conocimiento nos libra poco a poco de su dominio.
Llegamos a vislumbrar lo que, según dicen los maestros, puede ser la verdadera actitud para cambiar: como si fuéramos el cielo que contempla pasar las nubes, o tan libres como el mercurio. Cuando el mercurio se derrama por el suelo, su propia naturaleza es permanecer intacto; nunca se mezcla con el polvo.

Cuando intentamos seguir el consejo de los maestros y nos libramos poco a poco del apego, en nuestro interior se libera una gran compasión. Las nubes del aferramiento se separan y dispersan, y resplandece el sol de nuestro verdadero corazón compasivo.
Es entonces cuando empezamos a saborear en nuestro yo más profundo la euforizante verdad contenida en estas palabras de William Blake:

Aquel que se ata una Alegría
la alada vida destruye;
aquel que besa la Alegría según vuela
vive en la aurora de la Eternidad


Fuente: El Libro tibetano de la vida y de la muerte



martes, 15 de abril de 2025

Niveles de desarrollo en las relaciones humanas

 

En el mundo tan variado de las relaciones emocionales, podemos ver cinco niveles de desarrollo:


1- “Dependencia”

Es el primer escalón en la evolución de las relaciones, lo podemos ver claramente en un niño recién nacido, que depende naturalmente de su madre, pero también se da en muchos casos, por ejemplo, cuando un enamorado no es correspondido.

Se da mucho en la adolescencia, pero también en adultos, donde se proyecta en el ser amado todas las ilusiones y fantasías, creyendo no poder vivir sin la otra persona, y que conducen a la pareja a un desequilibrio donde predomina un patrón de dependencia, de sumisión y de dolor, cuando la otra persona no responde como uno quiere…

Con frecuencia se suele decir: “no puedo vivir sin ti”.

Si bien es cierto que uno puede amar mucho a una persona, y sentir lo maravillosa que es, y que si la “perdiera” se sentiría muy dolido, muy triste, ello no significa que es la única persona en el mundo, y que no se puede seguir viviendo sin esa persona, y esto generalmente se ve como algo normal, incluso las canciones románticas apoyan este modelo de dependencia, que a la larga, produce sufrimiento por el apego a la persona amada.


2º “Codependencia”

Algo así como “dos dependientes juntos”. En este tipo de relación, predomina el apego, la atadura, los celos y manipulaciones, controles, reproches, por ambas partes.

En este nivel, la pareja pasa por vaivenes de atracción y rechazo, de goce y sufrimiento; donde el amor y el odio se van alternando con facilidad.

La relación de co-dependencia se basa en uno es el complemento del otro, muchas veces tiene que ver con lo económico, uno es el sustento y la mujer permanece en casa, como sucede en parejas mayores, donde la mujer no ha trabajado fuera del hogar.

Es común escuchar en este tipo de relaciones frases como “nos complementamos y no podemos vivir uno sin el otro”.

No se trata de no definir roles, que es necesario en una pareja, sino que literalmente cada miembro en esta relación se siente la “mitad” del otro, se basa en el mito de la “media naranja”, donde uno necesita al otro, “te quiero porque te necesito” que no es igual que “te elijo, te abrazo porque te amo”.

Conviene trabajar, desarrollar con lo que a uno le falta, la mujer desarrollar sus aspectos “masculinos”, y el hombre sus aspectos “femeninos” (que no tienen que ver con la homosexualidad).

Esta estructura co-dependiente, lleva implícita la necesidad de cambiar al otro para que se ajuste a nuestros deseos, toda una manipulación emocional, muchas veces inconsciente, que lleva al miedo al abandono e incluso sentir confusión de la propia identidad.

La manipulación se trata de amenazas sutiles, una manera de decir y hacer las cosas con otros fines que los que aparecen a primera vista, actitudes de “dar pena”, “lo que me hace sufrir”, algunas personas han aprendido de niños a ser simpáticos o hacer gracias para obtener de sus padres golosinas, y demás, y estos patrones de seducción, tienden a crear la necesidad de aprobación de los demás cuando son adultos.

La codependencia, se puede ver también en personas que con frecuencia se han sentido tratadas injustamente y utilizan frases del tipo: ”con lo que yo he hecho por ti”, “no esperaba que te comportes así conmigo”, “pensaba que actuarías diferente”, “creí en ti y me has decepcionado”, “me has amargado la vida”…
También frases como “me haces tan felíz”… que depositan la responsabilidad en otra persona, tienen que ver con la expectativa que la persona se hace de cómo debiera responder el otro.

Y lo cierto es que, nadie es responsable de los sentimientos ajenos, uno debe asumir su propia independencia emocional.

De manera que, si alguien dice sufrir por tu causa, es responsabilidad de esa persona que, en nombre del amor te ha dado un “poder” sobre ella basado en un patrón de dependencia.

Tengamos en cuenta que estos patrones se forman en la niñez, en la relación que tienen los padres entre ellos y con los hijos.

La Codependencia socialmente es aceptada, ejemplo: en muchos países, la esposa al casarse figura como Señora “de” tal; generalmente decimos: mi mujer, mi marido, mi niño, con una cierta carga de propiedad…

Para salirse de los patrones tóxicos de la dependencia emocional, hay que apostar al desarrollo personal, donde uno sienta que “no necesita al otro para ser feliz, sin embargo lo elije para compartir”.


3º “Independencia”

Habla de una persona no dependiente, una persona que ha desarrollado una sensata autonomía emocional, es decir, una vida sin apegos excluyentes y con capacidad de renovarse y autogestionar los niveles de afectividad e intimidad.

Personas que no tienen que negarse a sí mismas para satisfacer las expectativas de los demás acerca de ellas.

Personas que no necesitan la aprobación sistemática de los demás y que se saben completas y auto-referenciadas, que han aprendido a buscar lo que requieren para su equilibrio, y además, saben encontrarlo.

Esto recuerda a la frase de Fritz Perls (Gestalt) acerca de la Independencia:

“Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo,

No estoy en el mundo para satisfacer tus expectativas

Y tú no estás en el mundo para llenar las mías.

Tú eres tú y yo soy yo.

Y si, por casualidad, nos encontramos, es hermoso.

Si no, no puede remediarse.”

Se trata de modelos de desarrollo que han superado la manipulación soterrada, y pueden vivir en la sociedad sin necesidad de aislarse.

Tengamos en cuenta que la soledad y el retiro es una bendición para el alma, no así el aislamiento, que resulta enfermizo y patológico.

Para llegar a este nivel de independencia emocional, se ha de haber trabajado en integrar y desarrollar aquellas cualidades que, en principio nos faltaban para expresar nuestra madurez emocional.

Aquella cualidad o habilidad que nos atrae de forma un poco exagerada del otro, es justo lo que debemos desarrollar en nosotros…

Una relación de amor en nuestra vida, es una bendición donde podemos aprender a sanar, gozar y crecer. Pasaremos por dificultades, miedo a ser abandonados, etc., pero si sabemos ver, creceremos…

Es importante tener en cuenta la diferencia entre amor y pasión: la pasión busca la felicidad en el otro, mientras que el amor busca la felicidad del otro.


4º- Co-independencia

Una relación que se basa en dos independientes unidos. Dos “naranjas enteras” que desde su autonomía e individualidad deciden unirse en sinergias de amor.

En muchos casos, este tipo de relaciones, suelen iniciarse incluso en espacios físicos diferentes, por ejemplo, en casas distintas, situación que se prolonga hasta que deciden vivir en relación de “sumas” mutuas, y no de restas.

Este es un nivel donde las personas siguen creciendo, sin apegos, y por ello con una gran capacidad de compartir, interesarse, enriquecerse y aportarse mutuamente.

Aquí no se produce ese temor a la pérdida del amor porque el otro triunfe, y el miedo a la pérdida del ser amado, es reemplazado por la confianza en la cooperación y el amor genuino.

Aquí la relación es gratuita, nadie salva a nadie de nada, ni resuelve ningún problema. Ya no se siente aquello de “te quiero porque te necesito”, sino:

“permanezco contigo, porque te amo, o, te elijo porque te amo”.

En este nivel, no se depende de la aprobación de los demás, cada miembro de la relación puede tener amistades diferentes, las reuniones familiares de uno, no tienen por qué ser necesariamente compartidas por el otro… se basa en un profundo respeto y confianza al camino maduro y consciente del otro.


5º “Inter-Independencia”

Una red de independientes, de relaciones que se encienden y activan cuando la consciencia se enfoca en cada cual, en un presente pleno, sin grietas.

La persona está más allá de las perspectivas y está abierta a una red esencial de afectividad y cooperación.

Su compromiso se establece con la calidad de la relación que es capaz de crear en este instante.

Su familia, es la familia humana, y no se siente sola porque vive creando constantemente relaciones de afecto, respeto y sinceridad.

La inter-independencia la alcanzan aquellas personas que cuando sienten el regocijo del amor, reconocen que, lo que aman en realidad no es tanto el apego carnal al rostro o a la forma del ser amado, sino que han llegado a ser conscientes del estado de consciencia que experimentan cuando interactúan con dicho ser.

Esto quiere decir, que, cuando uno quiere y desea una pareja, un hijo, un coche….en realidad lo que quiere no es esa persona o coche en sí, sino el estado mental que supone que va a experimentar cuando tenga ese coche, o abrase a esa persona, etc.

Todos los deseos del ser humano, por muy sofisticados e idealizados que sean, corresponden a estados mentales, estados vibratorios de la consciencia, que se traducen en las más variadas emociones y sentimientos: exaltación, cariño, ternura, protección, entrega… sentimientos que forman toda una gama de frecuencias, y que sólo “suceden” en el interior del cerebro, y se suelen traducir como amor y sus variantes.

Podemos decir que la motivación para ser felíz, está en la calidad del amor del sujeto amante.

Las afinidades tanto físicas como mentales y emocionales, son claves en las relaciones, sin embargo, el papel del sujeto que logra limpiar su mente de “proyecciones” que atribuye al otro, de sus carencias y sentimientos de abandono para llegar a no necesitarlo, sino simplemente amarlo, es un desarrollo que corresponde a cada cual hacer.


De cualquier forma, el amor es

un estado de consciencia profunda y esencial.

Cuando tu conectas contigo mismo, con la esencia de tu ser,

tú eres amor,

cuya experiencia en nada depende de tu ser amado.


Cuando mejor te lleves contigo mismo, más amarás a tu amada/o, a los árboles, a los pájaros, a todo el universo, incluso a tus propios enemigos.


Amar no es un pensamiento, un sentimiento, una acción,

Amar es una experiencia divina,

nacida de un profundo acto de voluntad evolutiva,

un Sí, a veces misterioso que calienta el corazón.









lunes, 14 de abril de 2025

¿Qué es la Coherencia Cardíaca?

 


Cuando nos sentimos en equilibrio y armonía interiormente, en nuestras relaciones, en el trabajo y en nuestra manera de afrontar retos de la vida, estamos en coherencia cardíaca, un estado fisiológico que favorece que se coordinen e interaccionen de forma equilibrada, el corazón, la mente, las emociones y la fisiología: la respiración, la digestión, la respuesta del sistema inmune, la liberación hormonal, etc.

Es el estado fisiológico óptimo que facilita el aprendizaje, el rendimiento, el desarrollo, fomenta el bienestar, mejora las relaciones y los procesos regenerativos naturales del cuerpo.

Con respecto a nuestra fisiología, se produce un tipo de coherencia cuando dos o más sistemas rítmicos del cuerpo, tales como el de la respiración y el del corazón, se sincronizan en la misma frecuencia, lo cual se denomina “coherencia fisiológica”, término que utilizamos también para describir el grado de orden, armonía y estabilidad de las distintas actividades rítmicas que se desarrollan en nuestro cuerpo durante un determinado período de tiempo.

Coherencia se parece a resonancia, estar sincronizado o alineado.

Varios científicos sugieren que la calidad y estabilidad de los sentimientos y las emociones que experimentamos, depende del grado de armonía, resonancia y coherencia que predomine en los procesos internos del cuerpo.

Los sentimientos que consideramos positivos, son un reflejo de un sistema coherente, la eficacia de cuyo funcionamiento es directamente proporcional a la fluidez y facilidad con que se desarrollan los procesos.

En cambio, unos modelos de actividad cerebral y nerviosa irregulares y discordantes denotan un organismo incoherente cuyos procesos vitales se caracterizan por la tensión, esa sensación de actividad incoherente se traduce en sensaciones de inquietud y en problemas de inestabilidad, frustración, ansiedad, agobio, impaciencia, etc.

La Técnica de Coherencia Cardíaca, es una técnica de biofeedback que enseña a autorregular el estado fisiológico y combatir la ansiedad.

Mediante el registro de la Variabilidad de la Frecuencia Cardíaca se obtiene una medida objetiva del funcionamiento del sistema nervioso.

La Coherencia Cardíaca alta nos indica que el individuo se encuentra con un registro de variabilidad del ritmo cardíaco equilibrado, por tanto la persona se encuentra en armonía.

Cuando la Variabilidad Cardíaca es mayor se refleja un porcentaje de baja C.C. y un gráfico irregular, lo que supone que la persona está estresada.







PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO PRESENCIAL.

(4 sesiones)


¿Qué aprendes en las sesiones?

· Aprenderás a cambiar rápidamente tus reacciones ante el estrés, autorregulando tus emociones.

· Incrementar tu energía.

· Mejorar tu bienestar y rendimiento.

· Aumentar tu capacidad cognitiva.

· A escuchar la sabiduría e inteligencia de su corazón.

· Incrementar la claridad mental.

· Potenciar la capacidad de escuchar y conectar más profundamente con las indicaciones intuitivas del corazón.

· Disminuir el malestar físico en caso de enfermedades crónicas.



Cuando una persona está en Coherencia:

  • No está bajo estrés.
  • Aumenta la Capacidad cognitiva.
  • Mayor capacidad para tomar decisiones y ver situaciones con claridad.
  • Puede alternar entre los estados de acción y relajación sin dificultad.
  • Está en un estado de equilibrio cuerpo/mente.
  • Las ondas cerebrales, como las alfa, se sincronizan más con el corazón, y esto se traduce en una mayor sincronización y resonancia de todo el cuerpo.
  • Un par de minutos de coherencia cardíaca hace que la tensión arterial disminuya en personas hipertensas.
  • A nivel psicológico, al estar en coherencia, se experimenta una clara disminución del “ruido” interior que genera el fluir normal de la actividad desordenada mental y emocional.
  • Mayor sensación de armonía y sincronía y de conexión con la intuición del corazón.
  • Aprender a gestionar mejor nuestros pensamientos y sentimientos, lo cual reduce las reacciones estresantes.
  • Aumenta la adaptabilidad, la memoria y la capacidad de concentración.
  • Al aprender a autogestionar nuestro consumo de energía mental y emocional, aumenta la resiliencia y mejora notablemente la salud.
  • Al estar el sistema nervioso más sincronizado, se reequilibran los sistemas hormonal e inmune.
  • En estado de coherencia cardíaca, el corazón proyecta en su entorno una señal electromagnética coherente, que puede ser detectada por el sistema nervioso de la demás personas e incluso de animales.



Cita previa:

WhatsApp    653-936-074

www.centroelim.org



lunes, 7 de abril de 2025

Mundo interior


Las semillas germinan en las tinieblas, recubiertas de una doble capa de oscura tierra y de blanca nieve; los manantiales de agua brotan con más fuerza y más pureza cuanto más oculta en las vísceras de la tierra se encuentra la vena que los alimenta.
Igualmente en el hombre, la íntima labor por medio de la cual él se hace a sí mismo y desarrolla sus propias facultades, la fatigosa elaboración y asimilación de los materiales de experiencia recogidos en la vida externa, el duro trabajo que precede a toda fecunda cosecha, cualquier acto, en suma, verdaderamente productivo y creativo se desarrolla en el recogimiento, en el silencio y en las regiones internas del alma.

El hombre moderno, cuya atención está siempre pendiente del exterior, continuamente distraído por la fantasmagoría de las apariencias, no puede sospechar siquiera la realidad, la concreción, la riqueza de ese mundo interior, el poder de las fuerzas que se agitan en él o la importancia de los acontecimientos que allí se desarrollan.

Lejos de ser el mundo de la inercia y de los sueños, el mundo interno es el mundo de las causas eficientes de las que toda manifestación visible y externa es sólo el resultado y el efecto.

Assagioli Roberto

sábado, 5 de abril de 2025

La oruga. (Cuento)


  Una pequeña oruga caminaba un día en dirección al sol. 
Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes.

"¿Hacia donde te diriges?" – le preguntó -

Sin dejar de caminar, la oruga contestó:
"Tuve un sueño anoche: soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo".

Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo se alejaba:
"¡Debes estar loco!, ¿cómo podrás llegar hasta aquel lugar?, ¿tú?, ¿una simple oruga? …. una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable"…

Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó, su diminuto cuerpo no dejó de moverse.
De pronto se oyó la voz de un escarabajo preguntando hacia dónde se dirigía con tanto empeño. La oruga contó una vez más su sueño y el escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y dijo:
"Ni yo, con patas tan grandes, intentaría realizar algo tan ambicioso", y se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.

Del mismo modo la araña, el topo y la rana le aconsejaron a nuestro amigo desistir: "¡No lo lograrás jamás!" le dijeron, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. 

Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar.
"Estaré mejor", fue lo último que dijo y murió.

Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos, ahí estaba el animal más loco del campo, había construido como su tumba un monumento a la insensatez, ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable.

Esa mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. 
De pronto quedaron atónitos, aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y unas antenas que no podían ser las de la oruga que creían muerta, poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas de mariposa de aquel impresionante ser que tenían en frente, el que realizaría su sueño, el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado……

¿Qué lección te deja?




miércoles, 2 de abril de 2025

Cuento de reflexión: los mineros (J. Bucay)


Esta es una historia verídica, que sucedió en África. 

Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo. De repente un derrumbe los dejó aislados del afuera sellando la salida.
En silencio cada uno miró a los demás. Con su experiencia, se dieron cuenta de que el problema sería el oxígeno. 
Si hacían todo bien les quedaba unas tres horas de aire, cuanto mucho tres horas y media.

Mucha gente de afuera sabían que estaban allí atrapados, pero un derrumbe como ese,  significaba horadar otra vez la mina, ¿podrían hacerlo antes de que se termine el aire?

Los mineros decidieron que debían ahorrar todo el oxígeno que pudieran. Acordaron hacer el menor esfuerzo físico, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron en silencio en el piso....era difícil calcular el tiempo que pasaba... incidentalmente uno tenía reloj.
Hacia él,  iban todas las preguntas ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora?

El tiempo se estiraba, cada minuto parecía una hora y la desesperación agravaba más la tensión. 
El jefe se dio cuenta que si seguían así, la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar, ordenó al que tenía el reloj que sólo él controlara el paso del tiempo y avisara cada media hora.

Cumpliendo la orden, a la primera media hora dijo "ha pasado media hora". Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire...

El hombre del reloj, se dio cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba.
Sin consultar a nadie, decidió que ellos no merecían morir sufriendo. Así que la próxima vez que les informó la media hora, habían pasado 45 minutos. 
No había manera de notar la diferencia. 
Apoyado en el éxito del engaño,  la tercera información, la dio casi una hora después... así siguió el del reloj, cada hora completa les informaba que había pasado media hora....

La cuadrilla apuraba la tarea de rescate, sabían en qué cámara estaban atrapados y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas. 

Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos.
Encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto de asfixia: el que tenía el reloj…

Esta es la fuerza que tienen las creencias en nuestras vidas. Esto es lo que nuestros condicionamientos pueden llegar a hacer de nosotros.

Cada vez que construyamos una certeza de que un hecho irremediablemente siniestro va a pasar, no sabiendo cómo (o sabiéndolo) nos ocuparemos de producir, de buscar, de disparar (o como mínimo de no impedir) que algo de lo terrible y previsto nos pase realmente.
De paso y como en el cuento, el mecanismo funciona también al revés: Cuando creemos y confiamos en que se puede seguir adelante, nuestras posibilidades de avanzar se multiplican.

Claro que si la cuadrilla hubiera tardado doce horas, no habría habido pensamiento que salvara a los mineros.

NO digo que la actitud positiva por sí misma, sea capaz de conjurar la fatalidad o de evitar tragedias. Digo que las creencias autodestructivas, indudablemente condicionan la manera en la cual enfrento las dificultades.

El cuento de los mineros debería obligarnos a pensar en estos condicionamientos.
J. Bucay


martes, 1 de abril de 2025

CARTAS ASOCIATIVAS- METAFÓRICAS OH

 

Las Cartas OH, son cartas asociativas o cartas proyectivas, también conocidas como cartas Kesem.

No son juegos, no tienen nada que ver con el Tarot, ni con Oráculos.

Esta herramienta valiosa, se utiliza en Psicología, Psiquiatría, Psicoterapia y en Naturopatía, para el desarrollo personal y profesional, también se utilizan para la búsqueda del origen del conflicto que puede estar afectando a nivel de salud física, emocional o mental.

Su principal ventaja, reside en que es la propia persona la que se “auto-cura”, puesto que es ella misma quien las interpreta. 
Es decir, de una forma totalmente inocua y natural, la persona obtiene información a nivel de su subconsciente que de otro modo, sería extremadamente complicada de conseguir y a partir de ese conocimiento comienzan a surgir las soluciones a sus conflictos internos; en la mayoría de las ocasiones de forma instantánea.

Nuestro subconsciente, se expresa y entiende por medio de imágenes, símbolos, sensaciones, sentires. Todas las experiencias de nuestra vida, están guardadas en forma de imágenes y nuestro subconsciente piensa y trabaja con ellas; por medio de las cartas OH, nos comunicamos en su mismo idioma, un idioma que a él, le es familiar.


Beneficios

• Estimula la utilización de funciones del hemisferio derecho, el pensamiento lateral, la intuición, y la espontaneidad.

• Descubrir el cómo y el para qué de nuestras actitudes ante la vida y ante una situación puntual, en especial el para qué de las emociones: rabia, tristeza, depresión, ira,….esa toma de conciencia, hace más fácil el cambio de actitud.

• Desarrollo personal.

• Desarrollo de la creatividad, creación de nuevas perspectivas.

• Aumento la capacidad de comunicación y expresión.

• Mejora de la memoria.

• Resolución de problemas, búsqueda de soluciones creativas a problemas complejos.

• Entender la situación de las empresas, negociar en la empresa.

• Creación de metas. Ayuda a desarrollar nuevas perspectivas y ampliar los puntos de vista.

• Estimulación de la imaginación.

• Búsqueda de propósito en la vida.

• Trabajo con enfermedades psicosomáticas.

• Resolución de problemas de relación.

• Reformulación de las situaciones problemáticas.

• Incremento de la imaginación, práctica de la narración de cuentos.

• Desarrollo de habilidades comunicativas, etc.


Hay que tener en cuenta, como modo de clarificar, que las cartas OH, no tienen nada que ver con la adivinación, ni con el mundo esotérico.

El interactuar con ellas en una sesión, nos muestra conflictos, bloqueos, que a veces pensamos que no los tenemos, o que los hemos superado, incluso conflictos que ni sospechábamos que teníamos.

En ocasiones, el conflicto se resuelve en la sesión, por esa toma de consciencia que sucede al verlo reflejado en las imágenes simbólicas de las cartas.

Ante una situación de conflicto, donde no vemos salida aparente, nos pueden ser muy útiles para aclarar de dónde viene el problema, el origen, ayudándonos así a encontrar la solución más adecuada.


CONSULTAS PRESENCIALES – CONSULTAS ON LINE

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