SENDERO TRANSPERSONAL

INTEGRANDO PSICOLOGIAS DE ORIENTE Y OCCIDENTE

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La Psicología Transpersonal o Integral, es un enfoque terapéutico que apunta a que el ser humano alcance niveles óptimos de salud psicológica, dándole importancia a la expansión de la conciencia.

Se trata de un acompañamiento terapéutico para que la persona aprenda a observar sus patrones mentales, sus creencias, que son la causa del malestar, que aprenda a desidentificarse de sus contenidos mentales, a trabajar con sus emociones saludablemente, que aprenda a hacerse responsable de sí misma, de sus relaciones, de sus experiencias, sin culpabilizar al entorno, a la vida por lo que le sucede, comprendiendo que la adversidad, es una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

Capacita al paciente para que aprenda a satisfacer de una manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físico, emocional, mental, espiritual, aprendiendo a conectar con la dimensión trascendental; todo ello conlleva a una integración de su personalidad y a alcanzar niveles superiores de salud psicológica, para luego poder trascenderla y conectar con la esencia.

Se toman en cuenta los problemas, dolencias particulares que empujan a la persona a una consulta y se las trabaja e integra, pero el enfoque principal de la Terapia Transpersonal, que la hace diferente y más abarcativa que otras terapias psicológicas (integra psicologías de oriente y occidente) es el de capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin temores al proceso de crecimiento natural.

La terapia utiliza diferentes técnicas que se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, integrando los niveles físico, mental y emocional (ego) y luego trascendiéndolo hacia los valores superiores, como la compasión, el amor a los demás seres vivos, el sentido de la propia vida, el desarrollo de la creatividad, etc., favoreciendo cambios en su nivel evolutivo.

miércoles, 20 de enero de 2021

La expresión de la ira

 

Para trabajar en la profundidad de la ira debemos desvincular al otro de la responsabilidad por lo que sentimos, es muy superficial matar, pegar, gritar; conviene diferenciar entre el estimulo y la causa. Liberarnos de ideas como “el hizo que me ponga furiosa”…ya que nos quedamos en el juicio y en culpar al otro de lo que sentimos nosotros, la conducta de la otra persona es un estimulo para que nos sintamos con ira, pero la causa no esta allí, la raíz es otra. 

Muchas veces se utiliza este mecanismo de culpabilidad para manipular al otro “haces que me irrite”, nos convencemos que nos sentimos así, por lo que nos “hizo el otro”, no somos conscientes que la ira proviene de nuestra manera de pensar. 

En vez de ver que hace el otro, conviene conectarnos con nuestro interior y ver qué sentimientos y necesidades insatisfechas hay ahí, que en realidad son la causa de nuestro enojo… 

Ejemplo, si alguien llega tarde a una cita y tengo la necesidad de ver como le importo a la otra persona, me sentiré furiosa o enfadada por su tardanza, si al contrario, mi necesidad es de espacio y tranquilidad por una rato, esa tardanza hasta me viene muy bien y no me afecta…. 

Por lo tanto, es conveniente conectar con mis necesidades en cada momento, en vez de juzgar y culpabilizar al otro… 

Al conectar con nuestras necesidades, conectamos con nuestra energía vital, si bien nuestros sentimientos pueden ser intensaos, no llegamos a sentirnos enojados. 

Al aprender a estar presentes a nuestros sentimientos y necesidades, también podemos aprender a estarlo a las necesidades de los demás, así no sentimos el enfado y tampoco reprimiremos la ira… 

La ira encierra algo que nos es útil para la vida, descubrir nuestras verdaderas necesidades, al escucharlas, colaboramos con la vida y generamos menos violencia, nos hacemos responsables de nosotros mismos. Pasamos de “estoy enfadado porque me hizo….” A “estoy enfadado porque necesito…” 

Cuando tomamos conciencia de nuestras necesidades, nuestra furia da lugar a sentimientos útiles para la vida. 

La violencia surge al creernos que son los otros los que nos producen dolor y por lo tanto, merecen ser castigados. 

Todo juicio sobre otra persona, reduce la posibilidad de ver satisfecha nuestras necesidades. 

Los juicios hacia las otras personas, tienden a actuar como profecías que se autorrealizan. 

Si nos centramos en los errores de las otras personas, en jugarlos como mentirosos, irrespetuosos, etc. tenemos pocas posibilidades que podamos satisfacer nuestras necesidades. Si, por vergüenza o culpa, pueden modificar su comportamiento y así satisfacer nuestros deseos, pero no así nuestras necesidades; cuanto más la acusamos, mas a la defensiva la otra persona estará. 


Podemos utilizar 4 pasos para expresar saludablemente la ira: 

- Detenerse, respirar profundamente 

- Identificar los pensamientos que contienen juicios 

- Conectarse con las propias necesidades 

- Expresar nuestros sentimientos y necesidades no satisfechas. 

Cuanto más escuchemos a los demás, mas nos escucharan a nosotros: empatía. 

Cuanto más empáticos, más nos damos cuenta que tenemos necesidades comunes los seres humanos. 

Nuestra necesidad radica en que el otro escuche verdaderamente nuestro dolor. 

Las personas no escuchan nuestro dolor cuando se sienten en falta, cuando se sienten juzgadas… 

Se trata de tomarnos el tiempo necesario para este cambio de conductas, salir del condicionamiento de culpabilizar al afuera y aprender a conectar con nosotros mismos, con esas necesidades que están insatisfechas.




www.centroelim.org




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