Te vendieron una
hermosa mentira sobre el Amor.
Y en tu inocencia,
compraste la mentira, la tomaste como verdad. Porque todos a tu alrededor
estaban haciendo lo mismo, y querías encajar, y sentías miedo de estar solo,
porque nunca te sumergiste en la alegría oceánica de tu propia soledad para
encontrar la seguridad allí.
Nadie viene a
salvarte, ya ves. No hay ningún príncipe a caballo, ninguna Julieta. Ninguna
madre sustituta. No existe “Una Persona Especial”. No hay ningún mesías que
venga a quitarte el dolor, tus sentimientos de vacío, ese sentido de separación
y abandono que te ha acompañado desde que eras joven. Nadie será capaz de
sentir y metabolizar tus emociones por ti. Nadie puede vivir ni morir por ti.
Nadie tiene el poder de distraerte permanentemente.
Nadie puede
apropiarse de ti o ser de tu propiedad.
Tu otra mitad, tu
realización, no está allá fuera, ya ves, sino en lo más profundo de ti. Ella
vive como tu propia presencia, arde como el Sol dentro de ti.
Muchas personas están
buscando Amor. O están tratando de aferrarse a un Amor que parece escaparse de
entre sus dedos. O sienten que han perdido el Amor, y están tratando de
recuperarlo, huyendo de los emociones desagradables que implica una separación,
adormeciéndose con más sueños, alejándose cada vez más de sí mismos, buscando
algo que nunca encontrarán, soñando aún con “Una Persona Especial” que los
complete, que les ofrezca una vida de seguridad psicológica, que sea la
perfecta madre o padre que nunca tuvieron en la Tierra.
Por supuesto, eso no
es Amor.
Eso es miedo, una
huida inminente de la soledad.
Si puedes hallarlo o
perderlo, si puedes estar ‘dentro’ o ‘fuera’ de él, si te puede ser dado o
quitado, si tienes que luchar por él, rogar por él, manipularte a ti o a los
demás para obtenerlo, si crees que debes merecértelo, si duele, entonces es la
versión del Amor que proviene de la mente.
Esta es la mentira.
Porque si Amas, estás
presente. Eso es todo.
Si Amas a alguien,
estás presente con él. Tan presente como lo estás contigo mismo. Tan presente
como el Sol en el cielo, a pesar de las nubes, las tormentas, del clima siempre
cambiante.
No confundas Amor con
deseo, entonces. El deseo viene y va. Arde intensamente, o la llama se
extingue. Pero el deseo no es congruente, como el Amor.
No confundas Amor con
atracción. La atracción es hermosa, pero sube y baja, se eleva y cae como las
olas en el océano. Cambia con las estaciones, los días, las horas, los
momentos. No está siempre presente, como el Amor.
No confundas Amor con
emociones agradables, cálidas, incluso con los extravagantes emociones de estar
“enamorado”. Las emociones agradables se tornan en dolorosas muy rápidamente.
El Amor no es ni
placer ni dolor, no es éxtasis ni sufrimiento; es el campo que perdura, incluso
cuando la felicidad se disuelve en desesperación.
No confundas Amor con
urgencia de poseer o ser poseído por alguien. El Amor no es un capricho. El
Amor no es ni obsesivo ni compulsivo. El Amor no se aferra a nada. El Amor no
posee nada; es sin peso, sin forma. El Amor no dice, “eres necesario para mi
felicidad, mi alegría, mi vida”. No, el Amor es sinónimo de libertad, tiene un
corazón abierto de par en par, dispuesto a sentir cada sentimiento, a pensar
cada pensamiento.
El mito más peligroso
que hay es el que dice que otra persona puede ‘hacerte’ feliz. No, no. La
felicidad, la verdadera felicidad, la clase de felicidad que no puede comprarse
o venderse o empacarse sofisticadamente, es idéntica a tu presencia, algo que nadie
puede darte, y nadie puede quitarte.
Si buscas a alguien
más para conseguir felicidad, siempre dependerás de él, siempre sentirás miedo
de perderlo, y el temor y el resentimiento retumbarán por debajo de tu ‘Amor’.
Te acostumbrarás a complacerlo, adormecerás tus pensamientos y sentimientos,
cerrarás tus ojos a la verdad y vivirás en la fantasía y en la esperanza.
Te harás infeliz para
ganar su Amor, para mantenerlo a tu lado, para controlarlo. Te harás infeliz
tratando de hacerlo feliz… o forzándote a ti mismo a ser feliz. Eso no es Amor,
es adicción a una persona. Es miedo disfrazado de ‘romance’. Esta es la
mentira.
Pero subyacente a
cada adicción está el anhelo por llegar a casa, por la Madre, en el sentido más
profundo de la palabra. Encuentra el sentido más profundo de casa dentro de ti
mismo, entonces. Haz de tu cuerpo tu hogar, de tu aliento y tu vientre, a
medida que se elevan y relajan en este momento presente. Encuentra tu suelo en
la sensación de estar vivo. Y en ese lugar de presencia, pasa tiempo con
quienes te nutran, con quienes te ayuden a sentirte vivo, con quienes resuenes
y sean capaces de validar tus preciosos sentimientos.
Cuando no tratas de ganar
Amor, cuando no huyes de tus propias emociones dolorosas, puedes darte el lujo
de Amar y ser Amado verdaderamente.
Invita a los demás a
tu campo de Amor; deja que se queden, deja que se vayan, honra su camino y
recorre el tuyo con valentía. Pero ni por un momento compres la mentira de que
la salvación se encuentra en cualquier lugar excepto en el corazón de tu
exquisita presencia, en el lugar donde no hay nadie que pueda ser salvado. El
lugar en donde tocas la vida, y en donde eres tocado a cambio, momento a
momento…
Porque tú eres El
Indicado, El Uno, tu mejor Amante, compañero, amigo y Madre.
Y así puedes decirte
a ti mismo:
“Sin ti, no puedo
vivir”.
“Tú me completas”.
“Sin ti, no soy
nada”.
“Nunca me vayas a
dejar”.
J. Foster
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